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Desde hace años, tanto desde adentro como desde afuera nuestra Patria es permanentemente atacada, nuestra Religión insultada, quieren convencernos que la familia es una rémora medieval, no tenemos dirigentes y nuestros pastores callan pues parecería que sus convicciones son, más que una luz a hacer brillar, un lastre.
Por José Luis Milia
El frío. Un establo desvencijado. Algunos animales que más mal que bien daban calor al Recién Nacido y a su Madre. Un Padre feliz pero temeroso. Algunos pobres pastores que se acercaron tímidamente sin saber quién era el que les dijo que fueran a ver al Recién Nacido pues les había llegado un Salvador. Hasta allí el hecho histórico de la Natividad de Jesús.
¿No sería bueno que como nativos de una Nación que se proclamó en su momento orgullosamente católica nos preguntáramos al menos por una vez en el año como vivimos, no la historia, sino el mensaje de Él?
En nuestra Patria hoy la justicia es un bien escaso y manejable por y para unos pocos. Si hoy podemos vivir a cielo abierto la Navidad sin tener actitudes de catacumba es porque en su momento hubo quienes se jugaron para que así fuese. ¿Cuál fue nuestra actitud para con ellos?, ¿Alguna vez nos hemos preguntado por su soledad?, ¿Hemos pensado en la Cruz que por nosotros cargan? Seamos sinceros. Los abandonamos.
En nuestra Patria hay pobreza, hambre, hay inseguridad, hay muerte y muchos, por estas causas, saben que carecerán de futuro. Mientras nos llenamos la boca con que el País crece como nunca, ¿No sentimos ni siquiera un mínimo de vergüenza por los chicos que mueren de hambre?, ¿No nos humilla el saber que millones de argentinos no tienen vivienda, ni acceso a la salud o a la educación?, ¿No agradecemos en absoluta cobardía, frente a los asesinatos diarios, que no nos haya tocado a nosotros? Seamos sinceros. Solo nos escandalizamos, solo tememos, durante el tiempo exacto en que tardamos en leer la noticia. Lo demás es enterrar la cabeza en la arena como el ñandú.
Desde hace años, tanto desde adentro como desde afuera nuestra Patria es permanentemente atacada, nuestra Religión insultada, quieren convencernos que la familia es una rémora medieval, no tenemos dirigentes y nuestros pastores callan pues parecería que sus convicciones son, más que una luz a hacer brillar, un lastre. ¿Y nosotros, que hacemos? Nos han convencido – porque nos conviene - que frente al mundo que nos venden es mejor ser prudentes como serpientes y sencillos como palomas antes que gritar virilmente, frente a todo esto, nuestra repulsa desde los terrados.
Asumamos al menos por un momento el mensaje de Él y dediquemos - aquellos que tienen la suerte de compartir una mesa con sus familias y amigos - aunque más nos sea un minuto de pensamiento a quienes por cobardía o desidia hemos olvidado. Pidámosle a Dios que el coraje vuelva a nosotros e invitemos a Jesús a nuestra mesa y brindemos, asumiendo nuestros errores, con El y por El. Al fin y al cabo es su cumpleaños.
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Entrega y Libertad
A partir de hoy quiero estar junto a aquellos que se encuentran injustamente en cautiverio, producto del desprecio, la revancha y el desamor por el prójimo. Hoy, al igual que muchos me siento y comparto la cárcel con todos ellos.
Por Eduardo Gastón Litre
Buenos Aires, Diciembre 17 de 2.010 - En el día de San Juan de Mata, fundador de la Orden de la Santísima Trinidad.
A mis amigos cautivos:
Al igual que cada año en estos días, comenzamos a pensar en los momentos que viviremos junto a nuestros seres queridos durante las fiestas venideras.
Todos conocemos el mensaje de Nuestro y Único Salvador Jesucristo. A días de festejar una vez más Su nacimiento, lo primero que viene a mis pensamientos, es recordar Su mensaje de amor, humildad, entrega, y lucha por la libertad.
También, son días de reconciliación, perdón y análisis de nuestras acciones, pensamientos y omisiones, para lograr recibir al Niño Dios con el corazón abierto, y dispuesto a dar más de lo que recibimos, tal cual es Su mensaje y lo ha sido por siempre.
Desde hace mucho tiempo, lamentablemente, nuestra sociedad es víctima y cómplice de alguna manera, de un sistema que día a día impone reglas de desmembramiento social, buscando generar odios, resentimientos, y venganzas.
Somos víctimas, porque no se nos permite hablar con la verdad, luchar por el amor, trabajar por la humildad, y permitirnos empaparnos de solidaridad (como sociedad), entre otras cosas.
Y a su vez somos cómplices por asentir que todo sea un atropello, desacreditando con marcada violencia a quien se atreva a negarse a seguir sus patrones. El silencio que profesamos por momentos, nos hace cómplices de la perversidad que reina en el conjunto, y que éste régimen, avance en su estado de hipocresía, logrando en algunas personas que el mensaje traído hace dos mil años por Nuestro Señor Jesucristo, sea algo superficial y carente de significado.
A partir de hoy quiero estar junto a aquellos que se encuentran injustamente en cautiverio, producto del desprecio, la revancha y el desamor por el prójimo. Hoy, al igual que muchos me siento y comparto la cárcel con todos ellos. No puedo gozar de libertad cuando puedo sentir el sufrimiento de amigos y compatriotas que padecen la ceguera de la justicia humana.
Mis rejas son simbólicas, pero a pesar de ello, mi espíritu está allí, en cada penal, en cada celda, atrapado entre rejas,...así quiero que sea; así deseo vivir y sentir la llegada del Niño Dios…
“Dichoso el hombre que soporta la prueba con fortaleza, porque al salir aprobado recibirá como premio la vida, que es la corona que Dios ha prometido a los que los aman”
Santiago, cap.1-vs.12.
¡Por Dios y por la Patria!
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