Arco de entrada al recinto amurallado de la localidad. Fotg: M. RICO
La localidad está llena de historia y también es pasto de numerosas leyendas
Recorrer las calles y plazas de la villa de Maderuelo, supone disfrutar de una villa medieval, con rincones de encanto, vías empedradas, casas blasonadas, puertas de entrada, arcos, restos de muralla e incluso de un antiguo castillo. A simple vista se conoce ya que se trata de un municipio lleno de historia, pero también de leyendas que se suceden en torno a lo acaecido hace siglos en el municipio.
Las menos elaboradas hablan de la existencia de un becerro o toro de oro enterrado en alguna de las cuevas que rodean el municipio, que fue escondido durante un ataque de los moriscos.
Sin embargo, entre todos los cuentos, historias y leyendas, verídicas o no, cabe destacar la denominada de 'la doncella muerta', que surgió tras encontrar en la iglesia de Santa María del municipio, una momia de una niña que apareció incorrupta, con sus ropajes medievales.
La leyenda nos transporta al siglo XV, cuando vivía en Maderuelo un caballero noble, cuya hija, María, era conocida en todo el lugar, como buena joven. Escribía, bordaba y pintaba, siempre según la tradición oral.
En este punto, unas versiones narran cómo María murió durante la ausencia de su padre, mientras otros afirman que fue a causa de la peste. Ambas cosas le pudieron ocurrir a la joven María, que fue enterrada con sus mejores galas en la capilla de los Chávez, en el templo de Santa María. Siglos después, en el XIX, la loseta fue abierta con motivo de la ejecución de obras en el templo y se descubrió que el cuerpo de la joven María se encontraba incorrupto. De hecho, la tradición oral asevera que se encontraba aún con sus largos cabellos y los ojos cerrados, tal y como si estuviese dormida.
Hoy es uno de los principales atractivos turísticos de la iglesia de Santa María y, aunque se puede visitar, se encuentra en un nicho cubierta con un cristal y no se permite fotografiarlo. Estas medidas se tomaron hace años, puesto que la momia sufrió durante un tiempo bastantes expolios, especialmente en sus ropajes y otras piezas de interés que portaba.
Siguiendo el paseo legendario por Maderuelo, el visitante se desplaza hasta el otro lado del río Riaza, donde se encuentra la ermita de la Vera Cruz, que data de finales del siglo XI y principios del XII.
La Santa Cruz
La leyenda en este caso cuenta que un Maestre templario cayó preso del rey de Alejandría. Tras una cena en la que el rey trató de profanar un 'lignum crucis' (un fragmento de la Santa Cruz) y un cáliz, el templario y varios soldados que lo sujetaban, desaparecieron de la cena y aparecieron de forma súbita a los pies de la iglesia de Nuestra Señora del Temple, en Maderuelo, que posteriormente se denominaría de la Vera Cruz.
Tras lo ocurrido, la Santa Reliquia se veneró en el templo durante años, durante los cuales, según la leyenda, también obró numerosos milagros, como el de un artesano de poca fe que no pudo hacer una copia del Lignum Crucis, porque, para castigar sus dudas, la cruz cambiaba de tamaño constantemente.
También cuentan que mientras la reliquia permaneció en la iglesia de Maderuelo, las imágenes más famosas del entorno se llevaban hasta el lugar. Según la tradición, entre ellas se encontraba la cabeza de San Frutos, procedente de los templarios de Sepúlveda, que la utilizaban para rituales que buscaban la lluvia, cómo meterla en una fuente y no sacarla hasta que comenzaba a llover.
La tradición continúa explicando que con motivo de esa visita se celebraba una representación sacra de la leyenda, conocida como 'La cena del moro', en la que se rememoraba el suceso que vivió el templario y que propició la llegada del 'lignum crucis'. Tras ello la cruz se sumergía en agua o vino si la cosecha había sido buena.
@MÓNICA RICO, (Maderuelo)/nortecastilla.es