Un estudio revela que el convento hallado en las obras de la A-15 fue arrasado y no hay restos de interés
“Tiene su encanto y su interés histórico para ver cómo se desarrollan los señoríos, pero no es un hallazgo histórico de primer orden -si es que se pueden establecer categorías en los hallazgos-”. Las palabras de Javier Moreda, el director de las excavaciones en el edificio descubierto durante las obras de la autovía en Medinaceli, hacen presagiar que las ruinas que quedan del que fuera un convento franciscano construido en el siglo XVI no tienen valor arqueológico y que, por tanto, serán demolidas sin necesidad de modificar el proyecto de la A-15 en el tramo que enlaza con la A-2. Sin embargo, la decisión todavía no está tomada y el Gobierno espera la resolución de Patrimonio para desvelar el futuro de los vestigios.
Sólo un capitel de valor
Las conclusiones de la proyección arqueológica desarrollada por el Estudio Foramen son evidentes: “El edificio tuvo su interés histórico pero está totalmente arrasado y apenas quedan restos de interés, salvo un capitel, muy soso, y algunas piedras labradas, fustes de columnas... y poco más”, afirmó Moreda. A pesar de ello, ni el director de la excavación ni el subdelegado del Gobierno en Soria, Vicente Ripa, se atreven a presumir el futuro que correrá el inmueble y aluden a la resolución definitoria de la Comisión Territorial de Patrimonio para confirmar la demolición.
Aluden así a la necesidad de cumplir con el trámite que debe seguir todo hallazgo arqueológico ligado a una obra. El proceso, cabe recordar, arranca con la prospección arqueológica que ha concluido esta misma semana la empresa Foramen bajo la dirección de Moreda, y continúa con la resolución posterior de la Comisión de Patrimonio. “Ya se ha hecho el estudio pero ahora estamos a la espera del informe de la Comisión”, indica Ripa, que avanza que esta resolución final se conocerá previsiblemente en la reunión de Patrimonio de este mes o, como muy tarde, en la de octubre.
Los restos de valor, a un museo
“Los arqueólogos siempre tenemos fama de ser conservadores en el aspecto patrimonial, pero es la Comisión quien resuelve”, insiste en este sentido el director de la excavación. A pesar de ello, admite, “lo normal en este caso es que lo poco que se ha sacado se lleve a un museo, y el resto se conserve a nivel documental y registrado todo. Pero eso -reitera Moreda- se deberá decidir en otros órganos”.
Aunque por el momento no está cerrado si se preservará o no el edificio, lo cierto es que la tesis que más pesa a la vista de los datos aportados es que presumiblemente será demolido y la obra de la autovía podrá desarrollarse en ese tramo según lo marcado en proyecto.
La autovía no sufrirá retraso
En este sentido, el responsable del Gobierno en Soria mantiene el plazo inicialmente previsto, principios de 2011, para la apertura del tramo Medinaceli-Radona que ejecuta la empresa Acciona, y confirma que “no habrá retrasos en la actuación”. “Las obras en estos momentos avanzan con total normalidad, y a buen ritmo, en la parte que no está afectada por el hallazgo, es decir, en el tramo de Radona, y esperamos que cuando esté terminada esa parte ya esté resuelto el problema del edificio y se pueda seguir sin necesidad de parar los trabajos en ningún momento”, presupone Ripa. A pesar de ello, matiza, “en el caso de que hubiera que mantener el edificio, que por lo adelantado no es lo que parece, se abriría el tramo que ya esté ejecutado y se estudiará una conexión con la A-2 de una manera alternativa”.
Concluye la prospección
El equipo dirigido por Moreda ha concluido esta misma semana los trabajos de excavación en la zona. Tras estudiar un entorno de unos 2.500 metros cuadrados, se ha concluido que se trata de “un pequeño convento de frailes franciscanos construido previsiblemente en el XVI y reformado en el XVII. Tras la desamortización [el proceso vivido en España entre el XVIII y XIX mediante el cual se pusieron en el mercado las tierras y bienes que estaban en poder de las llamadas ‘manos muertas’, casi siempre la Iglesia Católica o las órdenes religiosas que los habían acumulado como habituales beneficiarias de donaciones, testamentos y abintestatos] fue convertido en posada, y comenzó ahí el declive del edificio”, resume el director de los trabajos.
En este sentido, y reiterando la idea de que el inmueble fue arrasado en los años posteriores a su conversión en posada, Moreda destaca que la prospección se ha desarrollado sobre “un montón de piedras invadidas por la vegetación”.
“Tiene su encanto y su interés histórico para ver cómo se desarrollan los señoríos, pero no es un hallazgo histórico de primer orden -si es que se pueden establecer categorías en los hallazgos-”. Las palabras de Javier Moreda, el director de las excavaciones en el edificio descubierto durante las obras de la autovía en Medinaceli, hacen presagiar que las ruinas que quedan del que fuera un convento franciscano construido en el siglo XVI no tienen valor arqueológico y que, por tanto, serán demolidas sin necesidad de modificar el proyecto de la A-15 en el tramo que enlaza con la A-2. Sin embargo, la decisión todavía no está tomada y el Gobierno espera la resolución de Patrimonio para desvelar el futuro de los vestigios.
Sólo un capitel de valor
Las conclusiones de la proyección arqueológica desarrollada por el Estudio Foramen son evidentes: “El edificio tuvo su interés histórico pero está totalmente arrasado y apenas quedan restos de interés, salvo un capitel, muy soso, y algunas piedras labradas, fustes de columnas... y poco más”, afirmó Moreda. A pesar de ello, ni el director de la excavación ni el subdelegado del Gobierno en Soria, Vicente Ripa, se atreven a presumir el futuro que correrá el inmueble y aluden a la resolución definitoria de la Comisión Territorial de Patrimonio para confirmar la demolición.
Aluden así a la necesidad de cumplir con el trámite que debe seguir todo hallazgo arqueológico ligado a una obra. El proceso, cabe recordar, arranca con la prospección arqueológica que ha concluido esta misma semana la empresa Foramen bajo la dirección de Moreda, y continúa con la resolución posterior de la Comisión de Patrimonio. “Ya se ha hecho el estudio pero ahora estamos a la espera del informe de la Comisión”, indica Ripa, que avanza que esta resolución final se conocerá previsiblemente en la reunión de Patrimonio de este mes o, como muy tarde, en la de octubre.
Los restos de valor, a un museo
“Los arqueólogos siempre tenemos fama de ser conservadores en el aspecto patrimonial, pero es la Comisión quien resuelve”, insiste en este sentido el director de la excavación. A pesar de ello, admite, “lo normal en este caso es que lo poco que se ha sacado se lleve a un museo, y el resto se conserve a nivel documental y registrado todo. Pero eso -reitera Moreda- se deberá decidir en otros órganos”.
Aunque por el momento no está cerrado si se preservará o no el edificio, lo cierto es que la tesis que más pesa a la vista de los datos aportados es que presumiblemente será demolido y la obra de la autovía podrá desarrollarse en ese tramo según lo marcado en proyecto.
La autovía no sufrirá retraso
En este sentido, el responsable del Gobierno en Soria mantiene el plazo inicialmente previsto, principios de 2011, para la apertura del tramo Medinaceli-Radona que ejecuta la empresa Acciona, y confirma que “no habrá retrasos en la actuación”. “Las obras en estos momentos avanzan con total normalidad, y a buen ritmo, en la parte que no está afectada por el hallazgo, es decir, en el tramo de Radona, y esperamos que cuando esté terminada esa parte ya esté resuelto el problema del edificio y se pueda seguir sin necesidad de parar los trabajos en ningún momento”, presupone Ripa. A pesar de ello, matiza, “en el caso de que hubiera que mantener el edificio, que por lo adelantado no es lo que parece, se abriría el tramo que ya esté ejecutado y se estudiará una conexión con la A-2 de una manera alternativa”.
Concluye la prospección
El equipo dirigido por Moreda ha concluido esta misma semana los trabajos de excavación en la zona. Tras estudiar un entorno de unos 2.500 metros cuadrados, se ha concluido que se trata de “un pequeño convento de frailes franciscanos construido previsiblemente en el XVI y reformado en el XVII. Tras la desamortización [el proceso vivido en España entre el XVIII y XIX mediante el cual se pusieron en el mercado las tierras y bienes que estaban en poder de las llamadas ‘manos muertas’, casi siempre la Iglesia Católica o las órdenes religiosas que los habían acumulado como habituales beneficiarias de donaciones, testamentos y abintestatos] fue convertido en posada, y comenzó ahí el declive del edificio”, resume el director de los trabajos.
En este sentido, y reiterando la idea de que el inmueble fue arrasado en los años posteriores a su conversión en posada, Moreda destaca que la prospección se ha desarrollado sobre “un montón de piedras invadidas por la vegetación”.
En los años 20 se vendió por 6.000 pesetas
Los restos localizados en las obras de la A-15 en Medinaceli proceden de un convento-parador que se vendió en 1920 por 6.000 pesetas y era denominada huerta de San Francisco. Así se desprende de una de las últimas escrituras de compra-venta que protagonizó “la finca rústica ubicada en el término de Medinaceli y donde llaman huerta de San Francisco, que fue antes convento de dicho nombre”.
Los documentos, a los que ha tenido acceso este medio, ponen de manifiesto que el edificio formaba parte de una finca de grandes dimensiones que incluía “una huerta contigua a la casa parador cercada de piedra” y que se ubicaba limitando “al sur con la carretera de Madrid a la Junquera”.
La documentación ha sido facilitada a HERALDO DE SORIA por Antonio Morales, el que fuera nieto de uno de los últimos propietarios del inmueble, Baldomero Morales del Amo. Aunque la historia se ha encargado de olvidar los recuerdos, los documentos aportados explican buena parte de lo que hoy son los restos.
Hasta principios del siglo XX la finca fue propiedad compartida de Ramiro Martínez de la Casa, Luis Cuervo Martínez y Sor María del Pilar de Santa Teresa Cuervo Martínez. El 14 de marzo de 1920, los tres propietarios llegaron a un acuerdo y vendieron la huerta y el edificio anexo a Nemesio García Huerta y Agustín Pérez Pascual. En las escrituras figura que la finca constaba de “piso bajo principal y desvanes”, y de “una huerta contigua a la casa parador”. Las escrituras son firmadas, por la parte vendedora, por “la alcaldesa de la Comunidad religiosa de Arriba”, en representación de Soria María del Pilar. Además, el texto refleja que la propiedad “pertenece a los vendedores por herencia de sus padres”, lo que suponía un relevo generacional. La operación se cierra entonces “en pesetas, seis mil”, refleja la escritura. El edificio es de nuevo vendido en 1933, momento en que lo compra Baldomero Morales. Entonces la operación se cierra en 21.000 pesetas.
La última operación conocida tiene lugar en 1950, cuando Baldomero vende el convento, ya derruido, a Juan Riera y María Mois, un matrimonio de Cataluña que lo adquiere “con intención de usar las piedras de arriba del edificio para construir un caserío en otro lugar”.
Los datos aportados por la documentación facilitada por Antonio Morales ratifican la investigación desarrollada por Foramen que revelaba la existencia de un convento inicial y una posada posterior que dejó de tener uso en el siglo XIX. Igualmente, ponen de manifiesto que los escasos muros localizados (algunos tramos tienen tres metros de altura pero la mayoría de lo conservado es la parte baja de la muralla) proceden de lo que quedó del edificio a mediados del siglo pasado, cuando se llevaron las piedras del inmueble.
El origen: un convento franciscano
De la documentación localizada y del estudio de los restos se sabe que fue un pequeño convento de frailes franciscanos construido en el siglo XVI y transformado en el XVII. Tenía dos plantas y ocupa 2.500 metros cuadrados.
El principio del fin: el cambio a posada
Tras la desamortización, el edificio se transformó en posada “y es cuando terminan de desbaratarlo”, considera Morada. Explica en este sentido que fue entonces cuando se destruyó la estructura original para convertir los espacios -iglesia, claustro y zonas de servicios auxiliares- en habitaciones.
En el XIX se llevaron las piedras a Cataluña
El edificio pasó por varias manos, algunas de vecinos de la zona, hasta que en el siglo pasado fue comprado por una familia catalana que se llevó buena parte de los sillares del inmueble para construir un caserío en Cataluña. Hoy sólo quedan “algunos muros”.
El edificio estuvo ligado al ducado de Medinaceli
Lo que hoy se conserva apenas es la huella de una estructura que ha sido arrasada. A pesar de ello, Moreda considera que el edificio tiene interés desde el punto de vista histórico y destaca que “tiene importancia en cuanto a que permite ver cómo se desarrollan los señoríos”. “Desde luego que no fue cuartel de nada, sólo una pequeña fundación, pero precisamente esa dimensión preminúscula, casi de un palacio, es lo que aporta belleza e interés, ya que hasta ahora se conocían sólo grandes conjuntos”. Moreda recuerda, en base a la documentación hallada, que el edificio estuvo ligado a los duques de Medinaceli y, de hecho, advierte que hasta principios del siglo XVII acogió la cátedra de Gramática hasta que ésta fue trasladada a Medinaceli-pueblo. El edificio no cuenta con ninguna catalogación o protección.
12 personas y 2.500 metros excavados
El equipo arqueológico dirigido por Javier Moreda ha trabajado en el lugar durante “dos meses y medio escasos”. En unas condiciones climatológicas durísimas por las elevadas temperaturas sufridas este verano, un equipo integrado por once personas, doce en momento concretos, se ha empeñado en la excavación de 2.200-2.500 metros cuadrados. De los trabajos desarrollados se ha podido descubrir que se trata de un “edificio minúsculo”, “un convento más que un monasterio”, que previsiblemente se construyó en el siglo XVI para acoger a una pequeña fundación franciscana al amparo de los duques de Medinaceli. Por el tamaño de los muros se ha podido determinar con exactitud la existencia de dos construcciones diferentes, el monasterio original, y una posada posterior.
Cuando el equipo del Estudio Arqueológico Foramen llegó a Medinaceli se encontraron un “auténtico montón de piedras invadido por la vegetación”. Tras excavar la zona y recabar la documentación pertinente, el equipo dirigido por Javier Moreda identificó un “convento datado previsiblemente en el siglo XVI que fue transformado en el XVII y que, tras la desamortización, se transformó en una posada”. La iglesia se dividió en dos plantas y la superior la hicieron lavaderos, las celdas de los frailes se transformaron en habitaciones, y el claustro original desapareció totalmente. Todos estos datos, conocidos por la lectura de las murallas (se observan dos tipos de muros datados en las dos construcciones que existieron, convento y posada) evidencian que “la transformación a posada fue el declive del edificio”, considera el director de las excavaciones, quien lamenta que “apenas queda nada del edificio originario” ni existen elementos de valor entre los restos. “Se nota que se han llevado los elementos y que el edificio está totalmente arrasado.
El repertorio de piezas es minúsculo”, insiste. Tras su uso como posada, el edificio pasó por varias manos hasta que el siglo pasado fue adquirido por un matrimonio catalán, que utilizó el edificio como ‘cantera’ y se llevó las piedras a Cataluña para construir un caserío. A la vista de estos datos, Moreda concluye que “el edificio tiene su encanto pero no es un hallazgo de primer orden”.
@Heraldo de Soria