La Horcajada, en Ávila, preserva una calavera milagrosa cuyo origen está envuelto en un halo de misterio
El cráneo objeto del debate.
Diferentes culturas desde la más remota antigüedad han dado gran importancia a las cabezas humanas, pues han sido consideradas receptáculos de la razón, de los pensamientos y de las ideas; representando también el poder y la fuerza del ser. Según estas creencias, en ellas residen la voluntad, el prestigio, el conocimiento y la sabiduría. Es por este motivo que muchos pueblos cortaban a sus enemigos la cabeza, bebiendo la sangre vertida tras la decapitación y así, junto a ese líquido vital, se recogían también todas las características anteriormente mencionadas.
Algunos estudiosos afirman que los santos descabezados de la historia cristiana, son herederos de estas antiguas tradiciones y que siempre estuvieron dispuestos a realizar prodigios, tanto en el mismo momento de su muerte como con posterioridad a la misma. Un claro ejemplo podemos encontrarlo aquí en nuestra región, en el municipio abulense de La Horcajada. Allí se conserva un enigmático cráneo cuyo origen y hallazgo están envueltos en el misterio, del que además se cuentan numerosos portentos, aunque han de saber que todo fue ya advertido por una extraña profecía.
En la sacristía de la iglesia parroquial y a buen recaudo se encuentra el misterioso y milagroso cráneo. La cabeza perteneció a un hombre joven y se conserva prácticamente integra. Su soporte es de plata, trabajado de forma sencilla, obra del siglo XVI. El enmarque de la base está unido a una cruz que corona el santo cráneo por un eje, también de plata. En el centro de la base del soporte hay un agujero revestido del mismo noble metal, que seguramente servía para llevar la santa cabeza en procesión, convenientemente levantada.
El cráneo objeto del debate.
Diferentes culturas desde la más remota antigüedad han dado gran importancia a las cabezas humanas, pues han sido consideradas receptáculos de la razón, de los pensamientos y de las ideas; representando también el poder y la fuerza del ser. Según estas creencias, en ellas residen la voluntad, el prestigio, el conocimiento y la sabiduría. Es por este motivo que muchos pueblos cortaban a sus enemigos la cabeza, bebiendo la sangre vertida tras la decapitación y así, junto a ese líquido vital, se recogían también todas las características anteriormente mencionadas.
Algunos estudiosos afirman que los santos descabezados de la historia cristiana, son herederos de estas antiguas tradiciones y que siempre estuvieron dispuestos a realizar prodigios, tanto en el mismo momento de su muerte como con posterioridad a la misma. Un claro ejemplo podemos encontrarlo aquí en nuestra región, en el municipio abulense de La Horcajada. Allí se conserva un enigmático cráneo cuyo origen y hallazgo están envueltos en el misterio, del que además se cuentan numerosos portentos, aunque han de saber que todo fue ya advertido por una extraña profecía.
En la sacristía de la iglesia parroquial y a buen recaudo se encuentra el misterioso y milagroso cráneo. La cabeza perteneció a un hombre joven y se conserva prácticamente integra. Su soporte es de plata, trabajado de forma sencilla, obra del siglo XVI. El enmarque de la base está unido a una cruz que corona el santo cráneo por un eje, también de plata. En el centro de la base del soporte hay un agujero revestido del mismo noble metal, que seguramente servía para llevar la santa cabeza en procesión, convenientemente levantada.
La calavera misteriosa
La tradición oral asegura que esta misteriosa cabeza perteneció a un pastor horcajadeño, a quien llamaban Juan de la Berza. Era muy piadoso y bueno, tanto como pobre. De su extraordinaria bondad, unos abusaban y otros se burlaban. Él solía responder: «Reíros, pero mi cabeza servirá contra el mal de rabia». También cuando se mofaban de su extrema pobreza, él comentaba: «barca rota, abarca sana, salvación para mi alma». Pocos se acordaban ya de aquellas extrañas profecías después de que el pastor hubiese muerto. Pero cuentan que, pasado el tiempo, su cabeza apareció sobre su tumba. Fue recogida y llevada al templo, donde comenzó a ser venerada, pidiendo el pueblo al Señor por su intercesión, que les librara del 'mal de rabia', tan peligroso y frecuente en tiempos pasados. Y así por lo menos lo atestiguan, hoy en día, todos sus habitantes: jamás una persona de esta localidad padeció la rabia, huyendo los perros rabiosos de su término municipal o no entrando en el mismo. Se cuentan también otros prodigios como que en varias ocasiones se llevaron la cabeza a Ávila, cerrándola con siete llaves en algún lugar de la ciudad de Santa Teresa, encontrándola de nuevo en La Horcajada sin saber como había llegado hasta allí.
Intentando arrojar algo de luz a este enigma, nos hemos puesto en contacto con el sacerdote y prolífico escritor Francisco López, sin ninguna duda, quien más ha investigado este misterioso caso.
Gracias a la investigación de Francisco López conocemos que la cabeza santa está en el pueblo desde mediados del siglo XVI, cuando menos. Así consta en el libro número 1 de Fábrica (años 1548-1584), de la parroquia de La Horcajada, en el primer inventario puede leerse: «Una cabeza santa con su llave metida en una caja donde el altar del crucifijo». El sacerdote horcajadeño me asegura que «con ella se bendecían, al terminar el verano, los frutos de la tierra, se la veneraba besándola y a ella se acudía con frecuencia pidiendo ayuda y protección para las personas y los ganados». Incluso conocemos la fecha aproximada de su retirada del culto: «es en tiempos del Obispo Pla y Deniel (1917-1935), cuando por disposición suya, la cabeza santa es retirada a la sacristía, justificando su decisión, porque no constaba nada por escrito acerca de esta reliquia».
No me resisto a preguntar a Francisco por sus hipótesis sobre su origen y esta fue su respuesta: «Yo pienso que pudo ser la de algún santo o, más bien, mártir romano. Posiblemente fue traída directamente de Roma por alguno de los importantes personajes de nuestras tierras que pasaron o estuvieron en la ciudad eterna durante los siglos XV-XVI. Es muy verosímil que la reliquia viniera de allí, que se la presentara como protectora contra el mal de la rabia y que la autenticidad, concretando la identidad de la misma, se perdiera, cosa nada difícil y harto frecuente». Sin embargo me añadía: «ya conoces que la tradición oral asegura que perteneció a un pastor llamado Juan de la Berza, es una línea que me falta de investigar; aunque conozco que hay algún libro publicado del pueblo salmantino de Cespedosa de Tormes, donde aseguran que a un pastor del mismo nombre se le apareció la Virgen». Así que ante mis ojos se abría una nueva línea de investigación.
El primer paso le encaminé a la sala de investigadores de la biblioteca de Castilla y León. Allí realicé un rastreo sobre el material publicado sobre Cespedosa de Tormes. Encontré varios buenos trabajos, aunque la pista definitiva la hallé en el libro 'La villa de Cespedosa de Tormes' de Ramón Grande del Brío. Como no podía ser de otra manera, recoge la tradición sobre la Aparición Mariana del municipio. En un apartado titulado 'Sobre el hallazgo de la imagen de Nuestra Señora', narra cómo en tiempo inmemorial un cabrero de la Horcajada que andaba por aquellos pagos, perdió una cabra. Anduvo buscando por el monte mucho tiempo, hasta que llegó a un lugar donde una fuerza misteriosa le detuvo su avance. Cuando por fin consiguió zafarse, llegó a un carrasco encontrando la imagen de Nuestra Señora y echada en el suelo, la cabra extraviada. Justo en este lugar es donde hoy, se levanta la ermita de Nuestra Señora del Carrascal. Además añade el texto que esta tradición data de al menos el siglo XV, pues está extraída de un libro Becerro (códice en el cual eran copiados los privilegios y actividades de las iglesias y monasterios) del año 1793, cuando se realiza copia por deterioro del anterior libro Becerro que debería ser tan antiguo, al menos como la iglesia. Señalando que dicho ejemplar original, se encuentra en el Archivo Diocesano de Salamanca.
El cabrero
Así que me puse en contacto de nuevo con Francisco López para comunicarle la noticia y conseguir copia del ejemplar. Y efectivamente, desgranando con emoción aquella copia escrita en castellano antiguo, pude ver la narración original que menciona la tradición del cabrero de La Horcajada, apuntando: «También dicen que antiguamente venían en procesión los de La Horcajada al Carrascal». Por tanto, tras la apasionante investigación, la hipótesis de que la misteriosa cabeza pueda pertenecer a Juan de la Berza toma cuerpo (eso sí, sin cabeza), aunque si hay algo apasionante en esta historia, son sin duda los poderes sobrenaturales que se le atribuyen.
@Angel del Pozo/NorteCastilla.es