“ Queremos que nuestros hijos estudien, salgan bachilleres, tengan estudios superiores y, si pueden, algún día sean profesionales”. El anhelo de Arlen es común para muchos menonitas que habitan la comunidad Villa Nueva de Santa Cruz, quienes quieren aumentar el número de colegios, dejando de lado algunas de sus costumbres.
Desde hace un par de años, esta comunidad de alemanes menonitas asentados en Bolivia y sus descendientes accedió a ampliar la educación de sus niños, para lograr que no sólo terminen el bachillerato, sino que puedan estudiar alguna profesión.
La escuela de Villa Nueva es la primera que ingresó a la educación regular de Bolivia,y en ella también se les está enseñando a los descendientes de estas familias a manejar las computadoras. Por ello, dos establecimientos de otras comunidades menonitas buscan ese cambio.
Arlen cuenta que una de las costumbres de los menonitas es que los niños estudian sólo hasta los 13 o 14 años. “Ellas porque a esa edad suelen tener su primera regla (menstrual) y ellos porque sólo debían aprender lo básico, como aritmética, leer y escribir, para desenvolverse en el agro. Y si es que aprendían más de lo necesario, se alejaban de sus colonias.”
El menonita recuerda que las costumbres de su pueblo están basadas en la diferenciación, desde niños, entre hombres y mujeres, algo que va cambiando. “Los varones sólo podían aprender un poco del castellano, pero el lenguaje de las niñas era el de la comunidad (plattdütch, un dialecto antiguo del alemán medieval por el que se comunican los menonitas)”.
“Todas esas costumbres deben cambiar”, dice, porque ahora viven en un país donde la educación no es restricción para nadie. Arlen es uno de los pioneros de la lucha por modernizar la currícula escolar.
Asegura que, como él, hay varios grupos de menonitas que buscan que sus niños se superen, aunque hay otros que tienen miedo “pedir” ese derecho, “porque los miembros de las comunidades temen enfrentarse al Obispo, la máxima autoridad que tiene cada colonia”.
Una comisión de menonitas de cuatro comunidades llegó a La Paz a mediados de mayo para reunirse con el ministro de Educación, Roberto Aguilar, quien no la pudo recibir, aunque logró conversar con el viceministro de Educación Regular, Iván Villa.
“Queremos que el Ministerio (de Educación) firme un convenio con varias comunidades menonitas para que los establecimientos tengan la misma educación de Bolivia. Hay dos colegios que están en proceso de hacerlo”.
Los comisionados tendrán una próxima reunión con el jefe de cartera del área, aunque no tienen nueva fecha.
Arlen sostuvo que ayudará a las otras comunidades para que los niños, hijos de menonitas, tengan mejor futuro, como los niños que estudian en la escuela de su comunidad. “Nuestra escuela tiene 135 alumnos, entre varones y mujeres. En el colegio, los maestros son mitad menonitas y mitad profesores de Bolivia”.
Se muestra orgulloso de que los pequeños vistan guardapolvos blancos. Algunos ya cursan segundo de secundaria, “En dos años más tendremos la primera promoción de menonitas bachilleres”.
Destaca que los niños están muy entusiasmados con sus labores escolares, “ellos tienen buen desempeño y cada cosa que avanzan en ciencias naturales, sociales y demás, las comparten con sus padres”.
Asentamientos en Bolivia
En Bolivia hay cerca de 50 comunidades de alemanes que se encuentran repartidos en Santa Cruz, Beni y Tarija.
Estos menonitas proceden de asentamientos de Paraguay, México y Canadá, y comenzaron a llegar a Bolivia en 1954, formando comunidades aisladas. Cada asentamiento tiene una población de entre 1.000 y 6.000 habitantes, y se caracterizan por ser muy altos, de tez blanca, pelo rubio y ojos azules.
Los varones visten con overol y sombreros anchos; las mujeres tienen vestidos largos, estampados con motivos florales, se cubren la cabeza con pañoletas y usan sombreros blancos. Las familias son grandes, llegan a tener hasta 20 hijos.
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