Fortaleza de la orden del os templarios y, después, residencia de los señores de la villa, el arco del castillo de Castrocalbón es todo un símbolo del pueblo que, pese a su categoría de Bien de Interés Cultural, poco a poco va perdiendo la solidez y piedras de la mampostería en la que fue construido. Ahora, el Ayuntamiento de Castrocalbón tramita una ayuda del Programa Leadercal, a través de la Asociación montañas del Teleno, para su restauración.
Según explicó ayer el alcalde de Castrocalbón, Luis Antonio Cenador, el arco «es uno de los pocos restos de la fortaleza que quedan, que está en el escudo del municipio». Con un presupuesto de 9.000 euros, la actuación será, siempre que se lleve a cabo, «la primera intervención que se realiza en muchos años».
Para la solicitud de la ayuda se ha redactado una memoria valorada y se tramita el permiso de intervención ante la Consejería de Cultura, indicó el regidor.
Esta restauración es uno de los proyectos pendientes de aprobación por Montañas del Teleno para que se ejecute con ayuda del Programa Leadercal. Cenador manifestó que si no se otorgara la ayuda «tendríamos que acometer la obra con recursos municipales. No podemos dejar pasar otro invierno en estas condiciones, porque se nos cae».
Origen templario. La memoria valorada, que firma el arquitecto técnico Manuel Alija Martínez, el arco, ligeramente apuntado, se construyó hacia el siglo XV y no fue el único, ya que existen indicios de que contaba con «otros arcos a los lados». El técnico describe que el arco y un muro de tapial son los únicos restos que se conservan del castillo. Los agentes ambientales han causado desmoronamientos de tierra en el último y amplias oquedades que algunas aves utilizan de refugio.
La estructura del arco «se encuentra ligeramente inestable al carecer de los arcos contiguos que hacía de contrafuertes». El derrumbe de los tímpanos que se sustentaban en su parte superior «favorece la penetración del agua de lluvia» en la argamasa que une la mampostería, afectando a la solidez del elemento, que presenta en la actualidad «un ligero asiento del arco, que se traduce en los pilares en un leve desplome hacia el exterior de este arco».
La fragilidad de la mampostería se manifiesta en el desprendimiento de las piedras (mampuestos) que la forman, «tanto en los puntos de concentración de tensiones como en el resto del fuste de las columnas, así como en las hiladas de la bóveda».
La memoria propone sellar la cara superior del arco para evitar la entrada de agua y el lavado de la argamasa, así como el efecto de cuña que se produce en invierno al congelarse. También contempla la consolidación del arco «sustituyendo las piezas debilitadas y reponiendo las que se hayan desprendido». Además, se picarán y rejuntarán las llagas que presenta la mampostería y se reparará la argamasa.
@A. Domingo (La Bañeza) / Diario de León.es