En el nombre de Condom
Se llama 'The Original Condom Company' y comercializa en Estados Unidos preservativos de lujo (a dos dólares la unidad) con una estrategia de venta que remite a la «elegancia» y el «toque francés» de Condom, una población de la campiña gascona situada a 220 kilómetros de la frontera de Irún. La compañía fue fundada hace un par de años por Carlos Manuel de Borbón Parma, que reivindica su condición de príncipe y descendiente del rey Luis XIV, y su amigo el conde Gil de Bizemont. Los dos empresarios se han exhibido en los últimos meses profusamente en internet, en una campaña de promoción de sus condones que gira precisamente en torno a su supuesta vinculación con la localidad francesa. Tanto ruido mediático ha terminado por despertar suspicacias entre los vecinos de Condom, que por boca de su alcalde, Bernard Gallardo, han anunciado que estudian posibles acciones judiciales contra los empresarios. «Los preservativos se fabrican en Malasia y se venden por internet, y a día de hoy se trata de un producto que no tiene ninguna relación con Condom», ha declarado un soliviantado Gallardo al periódico 'Sud-Ouest'.
Los más de 7.000 vecinos de Condom soportan de buen grado las medias sonrisas y los chistes fáciles que provoca desde hace décadas la denominación de su localidad, pero creen que esta vez se ha ido demasiado lejos. «Me sorprende que los creadores de una compañía que utiliza de forma tan sistemática el nombre de nuestro pueblo no se hayan puesto antes en contacto con nosotros», lamenta el alcalde Gallardo.
Foie-gras y mosqueteros
Gil de Bizemont relataba hace unos días en una entrevista en la red que la idea de comercializar preservativos de lujo «surgió hace diez años, durante un viaje al sur de Francia, cuando conocimos en el departamento de Gers, el mismo en el que se produce el foie-gras y el Armagnac y que vio nacer al famoso D'Artagnan, una ciudad medieval denominada Condom. Cuando abandonamos la ciudad empecé a imaginarcómo se podría combinar el concepto de elegancia con los condones. La idea cobró forma -añadía el supuesto conde- después de haber hablado con un amigo de la infancia, el príncipe Carlos Manuel de Borbón Parma, que se mostró entusiasmado con el proyecto. Por supuesto, nuestra sede está en el corazón de la ciudad medieval de Condom».
Es precisamente ese último párrafo el que parece haber desbordado la paciencia de los habitantes de Condom. El alcalde Gallardo alega que en el local alquilado como sede de la compañía no se ve a ninguna persona y que los preservativos no reportan ni empleo ni dinero a la población a pesar del uso sistemático que se hace de su nombre. Gallardo tenía intención de reunirse ayer con el propio Gil de Bizemont para tratar de aclarar las cosas. «Queremos ver qué actitud tienen antes de emprender acciones legales», zanjó el mandatario municipal. Por su parte, Bizemont se explicaba ante la prensa francesa: «No estamos engañando a nuestros clientes porque en ningún momento les ocultamos que los condones están fabricados en Malasia». El presunto conde también defiende la estrategia comercial de vincular el nombre de su producto al de otros iconos gascones como el foie-gras, el Armagnac o los Tres Mosqueteros, los protagonistas de la popular novela de Dumas. «La operación ha tenido un gran impacto en Estados Unidos», argumenta.
La publicidad de 'The Original Condom Company' hace hincapié en el origen patricio de sus promotores, a los que se refiere una y otra vez como «dos aristócratas franceses». Carlos Manuel de Borbón Parma, de 50 años, desciende en efecto de la familia que reinó en Francia hasta la llegada de la Revolución y entre los legitimistas -los partidarios de la reinstauración de la monarquía en el país vecino- circula una lista que le coloca en el puesto 68 en el orden de sucesión del trono.
El autoproclamado príncipe protagonizó un rocambolesco episodio cuando interpuso hace un par de años una querella contra una exposición del artista Jeff Koons en el palacio de Versalles, antigua residencia oficial de la monarquía francesa. En la denuncia, que fue desestimada, argumenta que la muestra «profana y vulnera el respeto que merecen los muertos». La querella se fundaba en nombre del «derecho inmemorial» de «cualquier miembro de la especie humana» al «respeto de sus antepasados» y «a vivir sin profanación de sus ancestros». Es muy probable que si su amigo el conde no lo remedia el entonces querellante pase ahora a ser el querellado. Todo sea por el buen nombre de Condom.
@BORJA OLAIZOLA/ El Diario Montañés.es