Ermita de San Juan y la Magdalena
Rivabellosa realiza pequeñas reformas en el edificio, pero necesita una mayor inversión
Aspecto exterior de la ermita ubicada en Rivabellosa. :: S. L.
Es loable el empeño de la Junta Administrativa de Rivabellosa en la conservación de uno de los elementos importantes de su patrimonio: la Ermita de San Juan y la Magdalena. Afectada por humedades en una de sus paredes principales, unas importantes grietas amenazan su buena conservación. Con pequeños empujones de su modesta economía, la Junta Administrativa ha realizado ya obras de drenaje exterior, suficientes para impedir la mala acción de la humedad sobre la pared de la Ermita. En una siguiente fase, esperando el apoyo de la Diputación foral de Álava, quedan a la espera las obras de picado interior de pared y nuevo revestimiento de la misma, restauración de sus bancos, y pintura de puerta de entrada, zócalos y pilares, aunque estamos seguros que poco a poco brindarán a la ermita las obras necesarias para su conservación.
Rivabellosa era la última localidad alavesa por donde pasaba la ruta jacobea que venía desde Canfranc o Roncesvalles, entraba en territorio alavés por el túnel de San Adrián, y tras pasar por Vitoria y Lapuebla, abandonaba nuestro territorio por esta localidad.
Curiosamente, este camino entraba en Rivabellosa por la antigua parroquia de San Juan, hoy Ermita de San Juan y la Magdalena, dominando desde su altozano la villa. Atravesaba ésta pasando por la desaparecida parroquia de San Martín, situada en el centro del pueblo, y dejando el hospital a la izquierda. Salía de Rivabellosa por el puente sobre el Bayas, próximo al lugar donde se encontraba la primitiva ermita de la Magdalena, en los caminos hacia Miranda y Comunión.
La ermita de San Juan y la Magdalena es un edificio de estilo gótico, pudiéndose fechar algunos de sus elementos constructivos en el siglo XV, como el ventanal de la cabecera, y otros pudieron ser de una edificación anterior como los canes del costado norte.
El interior se reconstruyó en 1806 por el maestro de cantería y albañilería Nicolás de Ullibarri, con motivo del traslado a esta iglesia del culto de la ermita de La Magdalena, para entonces ya demolida.
Presiden la cabecera de este templo las imágenes de Cristo Crucificado, otra de San Juan Evangelista, y la mejor, de María Magdalena, dorada y policromada, imagen barroca del siglo XVIII, con el pomo de los perfumes en su mano izquierda y la derecha ante el pecho.
Junto con la desaparecida de San Martín, se citan como parroquias en la vista pastoral de 1556, y como lugares ambos de enterramientos en la vista de 1616. Las dos perdieron su categoría parroquial en el siglo XVII, al ser sustituidas por la parroquia de Nuestra Señora del Rosario, desde entonces parroquia única de Rivabellosa. Aun así consta en el Libro de Difuntos que continuaron los enterramientos en ambas parroquias hasta que la nueva del Rosario quedó totalmente habilitada en la década de 1660.
Demolición de San Martín
Cien años después, en 1760, se hallaban en tal mal estado, siendo ya ermitas, que el obispo ordenó la demolición de la de San Martín y con sus restos reparar la de San Juan.
A la salida de Rivabellosa se encuentra el puente sobre el río Bayas, posiblemente de origen medieval. Cerca de él, a la orilla derecha, estaba la ermita de La Magdalena, casi seguramente medieval y documentada ya en 1566, y no se conserva resto alguna a excepción de su imagen que preside la cabecera de la actual de San Juan y La Magdalena.
Aquella ermita de La Magdalena era muy devota con una cofradía y cultos regulares en ella, y recibía muchos mandatos testamentarios de los vecinos de Rivabellosa. Además, tenía alrededor terreno propio y otras siete heredades más para su mantenimiento y el culto de la santa.
En 1792, el obispo, ante el maltrecho estado en que se encontraba la Ermita, ordenó su demolición y, junto con la venta de sus terrenos y materiales sobrantes y los de la parroquia de San Martín, que se edificase una nueva ermita en Rivabellosa. En 1804 se obtuvieron 600 reales con la venta de los despojos. Como hemos visto no se cumplió la orden, sino que en 1806 se reparó la antigua de San Juan para el traslado a ella de la imagen de María Magdalena y de ahí su nombre actual.
Hemos contado esta pequeña historia para que comprendamos mejor la importancia que tiene la conservación de nuestro patrimonio y procuremos legar a nuestros herederos un patrimonio que por diversos motivos nuestros antepasados no pudieron legarnos. En ese empeño está inmersa la Junta Administrativa de Rivabellosa.
@SOCIEDAD LANDÁZURI/Elcorreo.com