El manifiesto de los sacerdotes dispensados
Una de las primeras acciones que tomamos juntos los sacerdotes dispensados de España fue el manifiesto dirigido al pueblo cristiano y a todos los obispos. Lo transcribimos dada su importancia y perenne actualidad.
Los sacerdotes secularizados nos dirigimos a todo el Pueblo Cristiano y a sus pastores. Lo hacemos con el mejor espíritu y con la mejor voluntad para manifestar.
1º.- Somos personas, hijos de Dios, a quien amamos; y nos sentimos heridos por la postura que dirigentes de la Iglesia han tomado con nosotros, considerando nuestra petición de dispensa al celibato como defección. Nos han llamado “desgraciados”, contraponiéndonos al “gran número de sacerdotes sanos y dignos”; aplicándonos el texto del Evangelio “El que pone la mano en el arado y echa la vista atrás, no es digno de mí”, a la no aceptación futura en el sacerdocio, aun cuando en el futuro se ordenara a hombres casados. Todo esto se ha envuelto en un aséptico “maternal amor”, que en nada refleja el amor de la Iglesia de Cristo.
A nuestro juicio se han atropellado elementales derechos humanos y divinos, y se han dado muestras de un trasnochado absolutismo.
2º.- Nos sentimos injustamente marginados no sólo como sacerdotes, sino incluso como cristianos al impedírsenos (¡abusivo precio de una dispensa!) muchas actividades limosneadas a los seglares.
3º.- Pedimos a los pastores que rigen la Iglesia que consideren ante Dios Padre su actitud hacia nosotros; retiren las frases ignominiosas que nos han dirigido; comprendan con amor y respeto nuestra determinación. Todo ello en un afán de hermandad y reconciliación sincera.
4º.- La reconciliación completa, a nuestro juicio, se efectuará cuando se reintegre en el sacerdocio a quienes lo deseen, al menos en las parcelas en que un grupo del Pueblo de Dios nos acepte como casados y como sacerdotes. Piensen que no hemos sido libres al tener que solicitar necesariamente, junto a la dispensa del celibato, la de todas las obligaciones y funciones del sacerdocio, siendo el primero de derecho eclesiástico, y lo segundo, inherente al Orden Sagrado.
5º.- Pedimos que dentro del sacerdocio, el celibato sea opcional y libre. Con ello brillaría de verdad la virginidad, y el sacramento sería para el bien del Pueblo de Dios. No debe ser una imposición a una función ministerial.
6º.- Pedimos a los responsables de la propagación del Evangelio que mentalicen en este punto a los fieles, en conformidad con la Sagrada Escritura y la Historia de la Iglesia, ya que gran parte del pueblo creyente identifica y confunde sacerdocio y celibato.
7º.- Nos unimos al movimiento mundial cristiano de este tenor, manifestando resueltamente que no es ninguna sensación de fracaso en nuestro matrimonio la que nos inspira, sino el deseo de ser útiles a nuestros hermanos.
Fue firmado por sesenta y tres compañeros de distintas provincias.
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