Gregoria Cavero presentó «Inclusa intra parietes», un estudio sobre la reclusión voluntaria en España y Europa
La portada del libro.DL
No extraña que el estudio científico sobre el emparedamiento, la decisión voluntaria de una persona de aislarse del mundo poniendo bloques de piedra de por medio, lo haya realizado una astorgana, la profesora de historia medieval de la Universidad de León Gregoria Cavero, por la presencia en la ciudad de un ejemplo claro de esta vida penitente: la Celda de la Emparedadas, situada entre las iglesia de Santa Marta y la Capilla de San Esteban.No cabe duda de que el emparedamiento tiene morbo, pero Cavero, que ayer presentó su estudio, publicado con el título Inclusa intra parietes. La reclusión voluntaria en la España Medieval , no ha escrito una novela, sino un documento científico en el que analiza un fenómeno histórico.
La presentación del libro se celebró en la Biblioteca Pública de Astorga. En la portada del volumen se observa la ventana de la celda astorgana en cuyo dintel se labró el motivo de tal apartamiento, el juicio al que se somete a las almas al final de su vida y por el que se decide su destino eterno de felicidad o perdición. La vida emparedada, ante la que la vida en el claustro se presenta casi como un lujo, se iniciaba con una despedida del mundo, «una ceremonia litúrgica con el oficio de difuntos y una entrada en la celda cuya puerta era tapiada».
Eran más las mujeres que optaban por esta reclusión que los hombres. Con atuendo penitente, pasaban una vida de privaciones, con poca comida, el suelo o, a lo sumo, una tabla como lecho y muchas disciplinas, oración y salmos. Las celdas se construían adosadas a iglesias y cementerios, en hospitales y monasterios, en puentes y murallas, en medio de las ciudades o en sus arrabales y, en muchas ocasiones, con una pequeña ventana abierta a una iglesia y otra hacia la calle. Cavero analiza el fenómeno en España y en otros países de Europa, donde fue más frecuente.
@A.D.M./Diario de León.es