El líder anglocatólico, aún sin casa ni sueldo, se ve como un misionero en Inglaterra
De izquierda a derecha, los ex obispos anglicanos Broadhurst, Burnham y el actual ordinario, Keith Newton - Foto: Reuters
Keith Newton lleva una gran cruz pectoral, un anillo y permiso para usar mitra, pero no es obispo, sólo sacerdote, y sólo desde el pasado sábado. Lo primero que hizo como cura católico fue bautizar a su nieto, con alegría de su hija (católica desde el año pasado) y su yerno (católico de toda la vida).
Ni los católicos ni los ortodoxos ordenan como obispos a hombres casados (Roma ordena sacerdotes a hombres casados sólo con dispensa especial del Papa), pero a Newton, sin ser obispo, se le permite llevar la cruz, el anillo y la mitra (como sucede con algunos abades) para representar su juridiscción. Hace 21 días aún era obispo anglicano. Hoy es el superior del Ordinariato de Nuestra Señora de Walsingham, «que ahora mismo consiste en tres sacerdotes, dos de sus esposas y tres religiosas», pero que antes de acabar el año contará con unos 60 sacerdotes católicos, hoy aún anglicanos, incluyendo otros dos ex obispos. Newton tendrá a su cargo más curas que algunos obispos de Inglaterra y Escocia, y aunque no sea obispo podrá votar en las asambleas de la Conferencia Episcopal, algo que no hacen ni los obispos auxiliares. Él y sus compañeros Burnham y Broadhurst, ex obispos anglicanos y católicos desde hace 21 días, son los hombres elegidos por Benedicto XVI para sanar el cisma que hace cinco siglos abrió el rey Enrique VIII. El Ordinariato acogerá a las personas de tradición anglicana que quieran unirse a la Iglesia católica manteniendo elementos de su tradición. «Queremos ser evangelizadores, y no sólo decir a anglicanos “venid y sed católicos en el Ordinariato”, sino buscar también a la gente sin fe, ser abiertos y misioneros», afirma Newton, que fue misionero en África, en Malawi, durante seis años («comer cualquier cosa, dormir en cualquier sitio», recuerda).
Hasta marzo, a Newton y a su esposa se les permite vivir en su vieja casa de la Iglesia Anglicana. Luego, Dios dirá. Por ahora, no tiene ni sueldo. Los obispos ingleses han donado 250.000 libras al Ordinariato: acabadas éstas, los anglocatólicos tendrán que autofinanciarse.
@Pablo J. Ginés /La Razón.es