Vestido de negro por penitencia, recorre el Camino «por los demás»
Francisco Candelas es sargento de la Orden Católica Española Templaria (OCET). A su paso por O Cebreiro, vestido de color negro, con ese signo identificativo en el pecho y esa capa que lo cubre y lo marca, saludaba a todos cuantos había conocido por el Camino. «Los templarios del siglo XXI trabajamos para que los demás encuentren su yo interior. A través de la ayuda al prójimo, por otra parte, te estás ayudando a ti mismo», aseguraba. De este modo, ellos mantienen su «cruzada» para que el mundo vaya mejor.
Por eso, emocionado, reconocía que, sí o sí, aunque fuese a rastras, habría de terminar este Camino. «No lo hago por mí, sino por los demás, ¿entiendes?». Se ha encontrado con buena gente durante el trayecto, con la que habla y comparte experiencias, pero también con otra que ni siquiera devuelve el saludo. «El Camino es, entonces, como la vida misma». Para él es el primero y lo emprendió en León con un compañero de la orden, un «hermano». Una rotura fibrilar obligó a su amigo a abandonar la ruta en Hospital de Órbigo y, por eso, con más razón aún, Candelas siguió adelante. «Voy sellando su credencial junto con la mía y luego se la enviaré». Tal intención encierra unos buenos valores, cuya pérdida tratan de evitar estos templarios. Francisco explica que el color negro de su vestimenta delata que es «un pecador». «En nuestra orden, el negro es penitencia y por eso llevo también la capa así», aclara.
@Patricia Blanco/La Voz de Galicia.es