Mónica Díaz, con el arnés. Foto cedida por R. Pérez
. El castillo de Bellver es el monumento más visitado de Mallorca, pero también una fortaleza inexpugnable y una antigua cárcel. Eso no lo olvidarán nunca Rafael Pérez y Mónica Díaz, una pareja palmesana de 30 y 23 años que la noche del sábado, por un descuido del personal del castillo, quedó atrapada en su interior durante más de hora y media, sin posibilidad de escapatoria y experimentando por un breve espacio de tiempo una sensación parecida a la que vivieron durante su cautiverio Gaspar Melchor de Jovellanos o los oficiales franceses derrotados en la batalla de Bailén.
"Llegamos al castillo alrededor de las 19.30 horas", relata Rafael Pérez. "El acceso era libre y en el interior había muchos visitantes y turistas, como supongo que ocurre cualquier otro día, además de todos los invitados de una boda que en esos momentos se estaba celebrando", recuerda. "Nuestra intención era recorrer todo el interior y luego entretenernos haciendo fotos del paisaje desde la parte más alta. Pero como digo, en ningún momento sospechamos lo que nos iba a ocurrir después, pues el castillo estaba lleno de gente y todos sus interiores abiertos", asegura el joven, haciendo referencia al Museo de Historia de la Ciudad y a la colección del cardenal Despuig que la fortificación exhibe en su recorrido.
"Muy tranquilos porque no hacía mucho que nos acabábamos de cruzar con personal del centro y con algunos visitantes, sobre las 8.50 horas nos dirigimos a la salida. Y nuestra gran sorpresa fue descubrirnos encerrados allí dentro, sin posibilidad de salir por ningún otro lado", comenta Rafael Pérez, que además caminaba con muletas por una lesión que ha sufrido en un pierna.
"Nos nos asuntamos", asegura el joven. "Pero sólo porque llevaba el teléfono móvil y rápidamente empezamos a hacer llamadas para que nos abrieran la puerta, para que viniera alguien a sacarnos de allí. ¿Cómo es posible cerrar un espacio tan visitado sin asegurarse antes de ha salido todo el mundo, con los objetos valiosos hay dentro?", se prengunta una y otra vez buscando una explicación a lo ocurrido. "Es que si no llegamos a pedir auxilio hubiéramos tenido que quedarnos a dormir, hasta que abrieran las puertas al día siguiente".
Localizaron el teléfono del castillo, pero lógicamente nadie respondió. En la fortificación sólo quedaban ellos. Luego, rápidamente marcaron el número de la centralita de Cort, donde les prometieron hacer gestiones para rescatarlos. Después, hicieron lo mismo con la Policía Local, que tiene la unidad de la Policía Montada en el mismo bosque de Bellver. Pero quienes primero se presentaron, una hora y media después de la primera llamada de auxilio, fueron los Bomberos de Palma, que rápidamente salvaron el foso y desplegaron una escalera hasta lo alto de la muralla para que los dos jóvenes cautivos pudieran descender por ella, sujetados con arneses para evitar accidentes, pues la muralla casi alcanza los cinco metros de altura. Una vez fuera del recinto hizo acto de presencia la Policía Local, que los identificó y reprendió porque uno de ellos se olvidó el DNI. Enfadados por el trato, y siempre según su relato, se desplazaron al juzgado de guardia para poner una denuncia, pero al no ser posible tramitar una queja de estas características por la vía penal, hoy presentarán la corresponiente reclamación en la oficina de consumo, acordándose siempre de que un castillo medieval en ocasiones puede convertirse en una cárcel.
@MIGUEL VICENS, (PALMA)/diariodemallorca.es