Francisco Umbert González.- Licenciado en periodismo y locutor de TV5 nos hace un análisis de la independencia mexicana vista por un español.
España, la gran metrópoli del sur de América, no fue el espejo donde mirarse para sus colonias. Muy reciente está todavía el lado más oscuro, más pobre y sombrío de la historia de nuestro país, el Franquismo. Cuatro décadas de miseria donde muchos españoles salían de la metrópoli y emigraban a los países del sur de América en busca de trabajo. Ahora, la moneda ha vuelto a invertirse, ahora la inmigración la absorbe España, ahora que ha dejado de ser la madre de todos los países latinoamericanos. Por ello, hay veces que no entendemos tanto resentimiento hacia la actual España, que no tiene nada que ver con la desaparecida Nueva España de los Reyes Católicos. Y ello viene al hilo para enfatizar en la idea básica de este artículo: España nunca dominó ni gestionó a sus colonias pese a que siempre ha existido un camino de ida y vuelta.
Me gustaría aprovechar la ocasión para pedir una reflexión a los mexicanos, hoy libres como todos sus vecinos sudamericanos de grandes potencias, me gustaría pedirles que junto a la celebración de su libertad recapaciten sobre el supuesto daño que les hizo su imperio colonizador. Creo que los españoles no se llevaron el oro y las especias, como siempre se ha dicho, sino que les descubrieron en medio de un planeta emergente donde ellos por sí mismos no eran conscientes de sus recursos y de la gestión que podían hacer de ellos.
Hoy, México tiene una tasa de criminalidad de las más elevadas del mundo, los carteles de la droga se desplazan vertiginosamente de Colombia a México y la polución les invade de espaldas al cambio climático. Hoy, México mira con recelo al pasado, tal vez sin entender el origen de su presente. Hoy, México es libre pero se me antoja decir que sigue sin atender algunas frases de Zapata, que tan útiles me han parecido para cohesionar este artículo: “La tierra volverá a quien la trabajen con las manos”, lo decía el libertador. Qué razón tenía!! El país es de quien lo trabaja. España nunca quiso absorber a México, tal vez no supo más que no quiso, pero lo cierto es que los españoles enseñaron a los indígenas a trabajar sus tierras y a desarrollar sus recursos. La independencia de México culmina tras un proceso de legítima defensa por la libertad, pero también se queda con un proceso de aprendizaje y de occidentalización que se merece alguna mirada de reflexión de nuestros compatriotas mexicanos.
“La libertad es de todos, pero también de todos aquellos que nos han ayudado a conseguirla”, también lo decía Emiliano Zapata. Quizá los españoles, sin quererlo o queriéndolo de otra manera, pero contribuimos a esa libertad. Por muchos años.
Francisco Umbert González
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