Tiene tela, (toda la que ganan utilizando su nombre), la cantidad de dinero que tan solo el nombre de nuestra querida Orden del Temple genera para todos aquellos listillos que lo utilizan. Desde escritorzuelos de poca monta, menos conocimiento y mucha novela hasta feriantes sin escrúpulos a los que no les importa disfrazarse con su particular vestuario templario, trapo a la cabeza y parche en el ojo incluido, para vender cerveza en una extraña e insólita, aunque si visitada y populista, feria templaria de la cerveza o feria de la cerveza templaria, pasando por la feria de la tapa templaria, y toda aquella feria que al listo y oportunista de turno se le ocurra.
Seguramente no sería extráño encontrarnos dentro de nada con la feria templaria del melón de Villaconejos o la feria templaria del melocotón de Calanda. Los comerciantes, los especuladores, los espabilados de turno saben que si la venta de anchoas, pongo por ejemplo, es negocio, si se le añade al sustantivo anchoas el adjetivo templarias, siempre habrá algún imbécil que publique algo sobre el método de salazón que utilizaban los templarios y justificaría así la campaña de la anchoa templaria, logrando que "algún entendido" en el tema salga después diciendo que compremos esa anchoa con auténtico sabor medieval.
Lo templario vende, eso lo saben desde el más tonto al más listo, pasando por los golfos de la secta krokeriana que se forran a costa del mismo. Incluso utilizan el método de la anchoa templaria, es decir, manipulando e inventándose la historia de manera que justifique la existencia de la secta. No importa que no aguante ningún estudio serio y riguroso, nadie se lo exigirá, y si se lo exige no entra en la secta y punto.
Por respeto a las canas no hablaremos de lo que mueve el nombre de la Orden del Temple cuando se utiliza para celebrar el aniversario de alguien, que podríamos hacerlo y quizás deberíamos hacerlo si por medio no estuviera un anciano al que respetamos más por su edad que por sus hechos y al que seguramente saludemos dentro de poco en su fiesta, pero hasta eso se ha convertido en una manera de hacer caja rápida.
Miedo dá ver como hasta la Iglesia Católica, desde su no reconocimiento, tiempo la faltó para reclamar su parte del pastel en forma de fascímiles del Processus contra Templarios y del que en el Boletín Interno del Gran Priorato de España de la Orden del Temple, (Smoth-Mit), de este més, se trata algún dato que da de pensar.
Es increible como algo que según los meapilas de otras órdenes no existe y causa excomunión su hipotética pertenecia produce tanto dinero, mucho más que aquél mítico tesoro que manejaban los antiguos +Hermanos Templarios.
Puestas así las cosas, no es de extrañar que a los elementos antes citados, Iglesia, el resto de Órdenes Monastico-militares, escritores y demás calaña que rodea el misterio provocado del Temple, insistan en su no existencia y en su continuidad clandestina. Solo así podrán continuar haciéndo fortuna a su costa, porque una vez reconocida su existencia, (que bien poco nos importa que se reconozca sabiendo que aquí estamos), la necesidad del público en general de conocer lo deconocido y misterioso, (misterios creados por noveleros o amarillos televisivos como J. Sierra o Iker Jiménez respectivamente y como ejemplo o revistas del ramo de la imaginación desbordada, como la revista Más Allá, también por ejemplo), se vería disminuida, al igual que su nivel de su nivel de ingresos, y eso, los multimedia, entre otros farsantes de asociaciones de estudios templarios, medievales y lo que sea, no lo pueden consentir.
Otro ejemplo como apoyo: ¿Genera tanto, económicamente hablando a todos los niveles, la prepotente Orden Hospitalera o la del Santo Sepulcro? La respuesta es no, asi que lo dicho, da miedo tanta historieta para no dormir y tanto uso indebido del nombre de la Orden del Temple, por lo mismo, porque nunca nos dejarán en paz, siempre en boca de todos y curiosamente, casi 700 años DESAPARECIDOS.
Como empezamos al subir el post, vaya tela...y vaya sastres.