La consolidación de la torre en la villa del Marqués se suma a las obras que la Junta va a ejecutar en la fortaleza de Latarce
El patrimonio vallisoletano está de enhorabuena. En tan sólo unos meses, la provincia de Valladolid pasará de tener diez monumentos incluidos en la conocida como Lista Roja de bienes en estado de ruina a que el triste 'privilegio' tan sólo recaiga en ocho. A las actuaciones que el Gobierno regional ha programado ya para frenar los desprendimientos en el coso de San Pedro de Latarce se suman ahora las obras de consolidación del torreón de Mota del Marqués.
Se trata en ambos casos de intervenciones de urgencia con las que la Junta persigue evitar el progresivo deterioro de ambas ruinas, pero constituyen un primer paso en la recuperación de parte del inmenso legado de patrimonio militar de la provincia, abandonado durante décadas, en el que la presión popular ha tenido mucho que ver. Y, si no, que se lo digan a los cientos de vecinos que con sus votos lograron incluir el torreón de Mota entre los once monumentos más emblemáticos de la región en el concurso Joyas de Castilla y León, organizado por nortecastilla.es.
El pasado 3 de marzo las páginas de EL NORTE reflejaban el más reciente derrumbe sufrido por la torre del homenaje motana, último vestigio de la fortaleza teutona levantada por Alfonso X El Sabio y la única con planta circular de toda la región, y lamentaban el estado de abandono de gran parte del patrimonio rural. Tan sólo unos días antes, la Lista Roja de Hispania Nostra -fundación sin ánimo de lucro que se encarga de la defensa del patrimonio español- había incorporado dos nuevos representantes vallisoletanos: la iglesia de San Salvador, de Peñaflor de Hornija, y el castillo de Villalba de los Alcores.
El de la fortaleza de Mota era, sin embargo, uno de los casos más preocupantes por su grave estado de deterioro y porque todavía estaba en manos de particulares, la familia Hornías, lo que imposibilitaba cualquier intervención institucional. Pero tan sólo unas semanas después del llamamiento mediático, los dueños aceptaron ceder el uso del torreón al Ayuntamiento, por un periodo de treinta años prorrogable.
Se abría así la puerta a una posible restauración de la fortaleza, levantada en la montaña o 'mota' que da nombre al pueblo, que los vecinos y allegados del municipio supieron aprovechar con su insistencia. «Se votaron estas modestas ruinas antes que la Catedral de Burgos porque lo que se pretendía era eso, llamar la atención sobre un vestigio del pasado que, más que una joya patrimonial, es un emblema con un emplazamiento privilegiado. Hasta gente de Japón, donde yo vivo gran parte del año, concursó desde allí», explica Ángel Gómez-Morán, un vecino temporal del pueblo.
A la presión mediática y popular se sumó también la del etnógrafo Joaquín Díaz, que planteó el problema del derrumbe de las ruinas en el transcurso de una sesión plenaria de la institución que preside, la Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción.
Las obras aprobadas ahora por el Gobierno regional persiguen evitar nuevos derrumbes y preparar la torre para futuras intervenciones. Los trabajos han dado comienzo en el lateral del coso que sufrió el último desprendimiento el pasado 19 de enero, que ya ha sido apuntalado, y continuarán con la habilitación de un falso techo que tratará de evitar que las retenciones de agua de lluvia provoquen futuros destrozos.
Proyecto para San Pedro
La fortaleza de Mota no es la única a la que le ha 'tocado la lotería'. El singular coso arriñonado de San Pedro de Latarce también será objeto de una restauración por parte de la Junta de Castilla y León, que ya ha iniciado la redacción del proyecto que guiará las intervenciones.
El conocido como castillo es en realidad una muralla medieval, construida entre los siglos XII y XII y remozada en el XIV que, al igual que el de Mota, está incluido en el decreto de protección de monumentos defensivos de 22 de abril de 1949 y, por lo tanto, declarado Bien de Interés Cultural del Patrimonio Histórico Artístico, tanto nacional como regional.
La intervención programada pretende también frenar los procesos de degradación más agresivos y prevenir futuros derrumbes y se centrará en aquellas zonas en las que la fábrica presenta un mayor deterioro: el acceso al recinto y a parte inferior del muro sur contiguo a la puerta de acceso rodado.
@TERESA LAPUERTA/Nortecastilla.es