El "distinguido" Gustavo de Arístegui
Esperemos que de una vez por todas entiendan todos esos "sabios y sesudos" investigadores históricos, que una cosa es que la Iglesia pretendiera que la Orden desapareciera y otra muy distinta que lo lograra.
Pongamos por ejemplo el caso del Partido Comunista de España. Franco disolvió por Ley y por ejecuiciones a dicho partido, (la Iglesia disolvió por Bula y por ejecuciones llevadas a cabo por el ambicioso y despreciable rey francés a la Orden), y el Partido Comunista, al igual que los demás partidos políticos continuaron existiendo con las lógicas aciones que les permitieran sobrevivir en la clandestinidad, exactamente igual que la Orden, que en Francia, España, Italia, etc. continuó activa pero en la clandestinidad mientras en Portugal, Escocia, etc. continuó activa legalmente.
Con los jesuitas pasó lo mismo en un momento dado. La Iglesia suspendió a la Compañía de Jesús, a la que volvió después a aceptar y reconocer, y tampoco había desaparecido por la suspensión eclesial. La diferencia estriba en que a nosotros nos da lo mismo ese reconocimiento oficial de la Iglesia ya que para continuar con la Orden no lo necesitamos en absoluto, es más, esas colaboraciones que tenemos con la Iglesia Católica las tenemos porque nos da la gana, porque somos católicos la mayoría de los miembros de la Orden, pero no porque sea nuestro fin, de hecho, cuando se formó la Orden del Temple no obedecían más que a su Gran Maestre, y por encima de éste solo estaba el Papa, que una vez traicionada la Orden por el Sumo Pontífice, como consecuencia inmediata se produce la liberación de ese juramento, vuilnerado y traicionado por Clemente V, quedando solo la obediencia a nuestro Gran Maestre.
¿Que la Iglesia quiere algún día reconocernos? Habrá entonces que ver bajo que condiciones y si las aceptamos o no, porque después de siglos de negaciones oficiales, (porque bajo cuerda bien que cuentan con nosotros cuando les interesa), tendremos que estudiar si nos interesa a nosotros o no ese reconocimiento.
Pero bueno, como empezábamos el artículo, el diario La Opinión de Zamora se cuestiona la existencia de la Orden por motivos políticos, es decir, partidistas. Me explico:
Una de las muchas Comunidades Templarias concede un premio, llamado Templario 2010, a diversas personas por motivos que solo ellos entenderán.
Por eso de salir en la prensa más que nada, uno de los premios se lo conceden al diputado del Partido Popular Gustavo de Arístegui, (que ya quiso pertenecer a la Real y Muy Antigua e Ilustre Cofradía de Caballeros Cubicularios de San Ildefonso y San Atilano, a la que según el diario, solicitó su adhesión el año pasado, sin aparecer el día de su Investidura y dejando sin pagar el birrete y el manto que se había encargado con sus medidas y pagado por la Cofradía mencionada), y ahora se cuestiona la validez del premio, y en eso pueden tener razón, porque es un premio otorgado solo por una mínima parte de los templarios españoles, que es solo lo que representa esa comunidad templaria hermana, sin tener nada que ver la Orden del Temple como Orden, ya que no hubo ni consultas ni por supuesto consenso alguno para conceder dicho premio a este personaje.
Es tan solo una distinción que la comunidad hermana en cuestión otorga a este señor a título particular, es decir, se lo otorga solo esa asociación, no puede por tanto considerarse como un premio entregado por la Orden del Temple, que somos bastantes más que los +Hermanos representados por esa comunidad, que sí pertenece a la Orden, que sí es templaria, pero que por sí sola no representa a la Orden del Temple, y mucho menos para dar un premio en nombre de todos.
Es en lo único que tiene razón el diario "La opinión de Zamora", en la validez del premio utilizando el nombre de la Orden del Temple, porque el premio es válido, por supuesto, pero solo es concedido por esa específica comunidad templaria, nada más, y es válido porque es una asociación inscrita en el ministerio del Interior y completamente legal, incluso es reconocida por otras comunidades templarias, entre ellas la nuestra, como templarios, por lo tanto +Hermanos, pero de ahí a otorgarse las perrogativas de conceder premios en nombre de la Orden del Temple va un largo trecho, que seguramente han recorrido de buena fé, pero que ahora trae esas consecuencias, contra quien ha recibido la distinción y contra todos, al ser nuevamente cuestionada la existencia de la Orden del Temple en nuestros días, y es que, queridos +Hermanos de esa Comunidad Templaria creadora de esos premios, hay que pensar las cosas dos veces antes de hacerlas y llamar a las cosas por su nombre. Asi os hubierais ahorrado muchos problemas del pasado y por lo que se ve del presente.