Saltillo, Coah.- A la semana que un nuevo cura llegó a la parroquia de Nuestra Señora de Atocha, ubicada en la colonia Lomas de Lourdes, un matrimonio llegó buscando al párroco Erasmo Treviño, pero sólo encontraron al joven sacerdote que con atención intentó servirles.
“Queremos decirle que si usted sigue en esas fachas y contando chistes en misa, nos vamos de esta parroquia”, dijeron. El cura al que le hablaban es el padre “Gofo”. Adolfo Huerta Alemán llamó su madre hace 30 años a aquel que más tarde sería un seminarista piadoso al que la Diócesis de Saltillo envió a especializarse en Filosofía a la Universidad Pontificia de México.
Allá en el DF, combinó sus estudios con el apostolado social en el barrio de Tepito, al lado de un grupo de religiosas. Su labor era visitar calles que se convirtieron en prostíbulos; allí no evangelizaban prostitutas, les enseñaban Derechos Humanos y luchaban por hacerlas revalorar su dignidad como personas.
Oficiar la misa enfundado en camisas negras de grupos metálicos, con el pelo largo y a veces las uñas pintadas, ha provocado escándalo entre los católicos más reaccionarios y tradicionalistas, algunos de los cuales se van de parroquia, pero luego regresan.
En su cuarto, Gofo resguarda lo mismo un crucifijo, que la imagen del Che Guevara o el póster de Silvio Rodríguez. La mesita junto a su cama y la repisa sobre su escritorio siempre están repletas de libros. El Concilio Vaticano II comparte espacio con estudios del teólogo Leonardo Boff, Sigmund Freud, novelas futuristas, filósofos existencialistas, autores de la teología de la liberación, documentos pontificios, historietas, revistas, periódicos, su liturgia de las horas y la Biblia.
Además, sobre el escritorio hay una calavera que dice no tiene nada que ver con la secta de la Santa Muerte, sino es una forma de recordar que la muerte es parte de la vida y que para vivir eternamente, se tiene que morir con Cristo para resucitar con Él. Huerta Alemán asegura amar profundamente a la Iglesia Católica, que por eso es su primer crítico. Cuenta, por ejemplo, que un día su propia hermana le explicó con un ejemplo sencillo la falta comunión que había en las misas católicas.
“Me dijo que en las fiestas de jóvenes había más comunión que mis misas. Me dijo, en mis fiestas desde que llegas, aunque seas desconocido, todos te saludan de mano, pero en tu templo, cuando llegas a misa, nadie te pela, te dan la mano en la paz, pero de puro compromiso”, platica, y luego prosigue,
“Lo que voy a decir puede sonar sacrílego, pero me dice mi hermana que en la carne asada de las fiestas hay más comunión que en tomar la comunión, porque en las fiestas todos comparten, platican mientras comen, pero en las misas, uno comulga en filita, salen del templo y a pesar de que se ven cada semana, seguro que nunca platican con el del lado”.
Desde entonces sale a la calle a bordo de una motocicleta, lo mismo a visitar enfermos que a bendecir casas y si ve una fiesta de chavos, aunque no lo conozcan, va y se mete, convive con ellos, sin hablarles de la Biblia ni nada, hasta que por alguna razón sale a la plática que es sacerdote y los jóvenes se interesan por acudir a la iglesia, así ha aumentado su feligresía.
Es de la idea de que es hora de que la Iglesia esté cerca del pueblo, entender su realidad, por eso se acerca a jóvenes en sus fiestas o desde su programa de radio en Infonor, donde habla de cine todos los días. Se dirige en su lenguaje a muchachos que sin ser invitados, de repente llegan a sus misas atraídos por el carisma de Gofo, el cura motociclista
@JESÚS CASTRO/VANGUARDIA.COM.MEX