Quieren solo curas de misa y olla
Por Jorge Rengifo Herrera para diariovoces.com.pe
El Gobierno central y algunos congresistas oficialistas han puesto su puntería en sacerdotes ambientalistas y defensores de los derechos humanos acusándolos de poner a los nativos contra el Estado. Se trata de una vieja práctica política y gubernamental que busca asustar y sacar del escenario político a hombres y mujeres que son la voz de los que no la tienen.
En setiembre del año pasado, es esta misma columna, tocamos este tema a raíz de las declaraciones del Cardenal Juan Luis Cipriani, primado de la Iglesia Católica Peruana y miembro activo del Opus Dei quién a través de sus intervenciones en radio y televisión, manifestó que los miembros de la iglesia no deben hacer ni meterse en política. Ahora es el turno de representantes del Gobierno y del Congreso y acusan a los sacerdotes de “desvirtuar su labor pastoral”. Entre los sacerdotes “acusados” están: José Luis Astigarraga, Obispo de Yurimaguas; Daniel Turley, obispo de Chulicanas; Francisco Muguiro, Sacerdote de la Vicaría de Jaén; Mario Bartolini, párroco de Barranquita.
Como decíamos en setiembre del año pasado, desde hace mucho tiempo la Iglesia Latinoamericana se ha constituido en la defensora de los derechos de hombres y mujeres marginados y desposeídos. A pesar de la resistencia de algunos sectores conservadores, la actividad pastoral de muchos hombres y mujeres de la Iglesia está presente en los rincones más olvidados de nuestros países.
Por ello no es casual que en la lucha de las comunidades nativas de nuestra selva peruana y de otros sectores del país por la defensa de sus recursos, encontremos a curas y monjas identificados con ellos y luchando a su lado contra las grandes empresas que no sólo contaminan y deterioran el medio ambiente sino que también atentan contra su legado cultural.
Por eso mismo en la última crisis que terminó con el denominado Baguazo, una de las estrategias del Gobierno consistió en “controlar” las actividades de la Iglesia comprometida con la lucha de los indígenas. Esta estrategia buscaba fundamentalmente intervenir los medios de comunicación (escritos y hablados) dirigidos o financiados por la Iglesia, toda vez que dichos medios de difusión se han convertido en el hilo de comunicación más efectivo entre los sectores alejados de nuestra selva.
Pero estas actuaciones de curas y monjas identificados con la lucha de los pobres no le gustan a quienes hoy gobiernan el país. Y esto es así no sólo porque no conocen en su verdadera dimensión las actividades de estos líderes religiosos, sino también, porque se dan cuenta que la labor que realizan permite que los pueblos olvidados reivindiquen sus derechos y planteen sus propuestas si dejarse arrebatar sus tierras y sus recursos.
Decíamos entonces que quienes hemos tenido la suerte de compartir, vivir y actuar con sacerdotes y monjas entregados a las justas causas de los pueblos y de los pobres, sabemos que la línea entre la labor pastoral de éstos y la política partidaria está claramente definida.
Lo que sucede es que la entrega y lucha diaria por las reivindicaciones sociales que encabezan y defienden incomoda a sectores conservadores y poderosos que se encuentran dentro y fuera de la Iglesia y del Gobierno de turno.
Felizmente y gracias a Dios hay ejemplos de vida concretos y exitosos no sólo de lucha junto a los pobres sino de entrega total a esta noble causa: Monseñor Arnulfo Romero muerto en el Salvador por sus denuncias públicas contra los atropellos del gobierno; monseñor Pedro Casaldáliga, tantas veces amenazado por su defensa de los derechos de los indígenas de las selva del Mato Grosso en Brasil; el Padre Gustavo Gutiérrez luchador incansable y propulsor de la Teología de la Liberación en Perú y América, etc.
Lo que pasa es que nuestros gobernantes y políticos miopes así como el actual Cardenal quieren que los miembros de la iglesia peruana se dediquen a administrar los sacramentos a partir de una espiritualidad sin conexión con la realidad misma de la gente más necesitada. En concreto, quieren sólo curas de misa y olla.