José Antonio Labordeta en su domicilio en Zaragoza
Fotografía de Nuria Soler publicada en El periódico de Aragón
Que den precisamente a quien no hizo nada de verdad y serio, nada que no fuera comercial y le produjera buenos dividendos, por defender la cultura y la historia aragonesa, premios como el que ahora el Consejo de MInistros le otorga ahora a José Antonio Labordeta, es un insulto a todos los que en su momento prefirieron defender la historia y cultura de Aragón mientras los mafiosos aragoneses arramplaban con todo cuanto podían amparados en el silencio oficial y en el de aquellos que con su guitarra cantaban canciones antifascistas una vez desparecido el régimen y muerto el dictador, porque mientras éste vivía era más fácil callar dando clases en un instituto o salir en la 2 con una mochila a la espalda .
Nunca vimos que en esa mochila se guardara un tiempo para hablar de los sucesos de Belver de los Horrores, y nunca vimos a Labordeta defender esa historia de su tierra que reposa indignamente entre escombros y basuras en la zanja/vertedero de Belver de los Horrores. Quizás fuera que su camino mochilero primero y en el político después nunca pasara por el término del pueblo del Horror y de la profanación, porque él, conocerlo si que lo conocía, saber lo que pasaba si que lo sabía, pero los votos y las contrataciones se cobran su derecho de pernada, aunque sea violando la verdad y el conocimiento de lo ocurrido en Belver de los Horrores, prefiriendo el silencio agradecido a la mano que da de comer que el arriesgarse y dar la cara por el patrimonio histórico-cultural de su pueblo, quizás un camino espinoso y menos agradecido por el poder, por los poderes que ampararon ese expolio, pero mucho más honesto y mucho más leal que el mochilero camino que ha seguido José Antonio Labordeta.
No queremos ser cruel con una persona enferma, muy enferma, como es el caso de Labordeta, al que deseamos pueda recuperarse de esa enfermedad cruel a la que no puede engañar con un rasgueo de guitarra o con una historia incompleta y modificada a gusto de quien decide, pero si queremos ser honestos y diferenciarnos de esa hipocresía de la que acusamos, tenemos que decir que no nos alegra en absoluto porque en nuestra oponión no se lo merece, ese premio, esa condecoración que ayer el Consejo de Ministros concedió a tan sumiso personaje, la Cruz de Alfonso X el Sabio, porque si algún mérito caracteriza a Labordeta es el haber dicho y obrado siempre como dictaba la voz del amo en cuestión, y nunca decir a la cara de quien fuera que ostentase el poder en esos momentos y en esas circunstacias lo que realmente ocurría en su tierra. Como prueba el caso de Belver de los Horrores.
Una lástima, porque en el fondo el Abuelo nos caía bién hasta que silenció, como casi todos, todo lo que conocía de las profanaciones y expolios de la Iglesia de la Asunción de Belver de los Horrorres, máxime cuando como diputado que fué bién podía haber hecho algo.
Una lástima, pero en fín, allá él y su conciencia.