Historiadores zamoranos cuestionan que Vellido Dolfos merezca el apelativo de «leal»
«Vosotros bien lo sabéis, el traidor Vellido Dolfos, esa rata que de vuestra ciudad salió haciendo arrumacos al Rey, fue y lo engatusó, y cuando creyéndose estaba que la ciudad iba a ganar, de pronto, una necesidad de descomer le apremiaba y en ella estaba cuando Dolfos fue hacia el Rey y con el venablo lo atravesó». Este fragmento recogido en el libro «Zamora, la bien Armada», de Sergio Jesús de San Marcelo y Vassallo, resume la esencia en la que se basa la conspiración de Vellido Dolfos que dio lugar a la denominada Puerta de la Traición, un monumento que a partir de octubre pasará a llamarse Portillo de la Lealtad a iniciativa del portavoz de Adeiza, Miguel Ángel Mateos.
Aunque la decisión cuenta con el respaldo de todos los grupos que conforman el Ayuntamiento de Zamora, el cambio no ha contado con la comprensión de todos, en especial, de algunos historiadores que no encuentran base real para esta nueva denominación que Mateos basa en «una decisión de justicia histórica que conocen la mayoría de los historiadores especialistas en el medievo con base en argumentos jurídicos, históricos y sociológicos». En la moción auspiciada por el historiador y político, Mateos expone que desde los inicios «se estigmatizó la figura del caballero gallego-zamorano Vellido Dolfos, calificado de traidor al asesinar mediante engaños y añagazas al Rey Don Sancho II el Fuerte, primogénito de don Fernando III de Castilla y Doña Sancha de León», dice. «La posterior recuperación de la monarquía autoritaria con los Reyes Católicos y su divinización absolutista en los S. XVII y XVIII consideró intocable la versión que de los hechos hicieron los cronistas castellanos y por eso la condena de Vellido Dolfos», prosigue la moción. A juicio de Mateos, la historiografía actual «entiende los acontecimientos del Cerco de Zamora de forma más ajustada a los hechos temporales del propio siglo XI, de ahí que hubiera que aceptar la concepción patrimonial del Rey Fernando I y aceptar también la versión de los conspiradores zamoranos para defender su tradición, el poder y el orden establecido así como la defensa que hacen del territorio y la sacralización de la tierra». En este sentido y a juicio de Mateos, Dolfos «se comportó como un libertador de la ciudad, ejerció la lealtad con sus señores legítimos, cumplió el testamento de Fernando I y defendió los derechos jurisdiccionales de Doña Urraca sobre Zamora». Por el contrario, Sancho «se comportó como un tirano al romper la legitimidad testamentaria y, en aplicación al derecho visigodo y la defensa isidoriana, Vellido Dolfos dio muerte justa al tirano».
Sin embargo, los argumentos de Mateos son desterrados por otros historiadores, caso de José Andrés Casquero, que llega a calificar la decisión de «calaverada». A su juicio, este revisionismo «únicamente satisface la vieja reivindicación de los leonesistas y la moción contiene errores de bulto y argumentos rancios». Además, recuerda que el topónimo «es un invento del último tercio del siglo XIX propuesto para un portillo cerrado y sin nombre por los adalides del romanticismo local». De la misma opinión es el cronista oficial de la ciudad, Herminio Ramos, para quien la decisión «define a quienes hacen la propuesta, que me parece totalmente absurda», indica. El también historiador recuerda que los hechos ocurren en 1072 mientras que las primeras versiones se escriben en el siglo XVI, es decir, 500 años después, de modo que «después de cinco siglos no tenemos garantías de una leyenda de la que existen más de 900 versiones».
El más salomónico es el director del Instituto de Estudios Zamoranos, Pedro García, quien entiende que la denominación más adecuada sería la de Puerta de Vellido Dolfos porque «las soluciones intermedias son a veces las más inteligentes y aunque a mí nunca me ha gustado el término traidor lo de leal me parece excesivo», sopesa el portavoz del IEZ.
También cierta neutralidad manifiesta el historiador Zamorano Arsenio Dacosta, especialista en historia medieval, quien es consciente de que «hay algún escrito reciente que apunta a la lealtad de Vellido y existen autores desde el siglo XIX que defendían que Dolfos no era ningún traidor y que, de serlo, se trataba de un caso aislado que no repesentaba a la ciudad». En cualquier caso, Dacosta añade que la decisión del cambio de nombre «echa para atrás una cierta tradición local».
Aunque especialista en historia contemporánea, el director de la UNED, Juan Andrés Blanco, tiene su propia opinión sobre la Puerta de la Traición: «yo dejaría la denominación tal y como está si bien es cierto que se puede dar la posibilidad de cambiar la investigación histórica elaborada hasta el momento», indica a la vez que clarifica que «las crónicas son siempre de la orientación de quien las encarga».
OPINIONES
Juan Andrés Blanco, historiador y director de la UNED: «Las crónicas son siempre de la orientación del que las encarga pero, pese a ello, yo dejaría la designación como está»
Pedro García, historiador y presidente del IEZ: «Propongo que se llame Puerta de Vellido Dolfos porque el término "traidor" no me gusta y el de "leal" es excesivo»
Arsenio Dacosta, doctor en Historia Medieval: «La denominación echa para atrás una tradición local, aunque existen autores desde el siglo XIX que defienden esa lealtad»
Herminio Ramos, historiador y cronista de la ciudad: «El cambio es absurdo ya que después de 500 años no tenemos garantías de una leyenda de la que existen 900 versiones»
Miguel Ángel Mateos, historiador y portavoz de Adeiza: «Sancho se comportó como un tirano y, en aplicación del derecho visigodo, Dolfos le dio muerte justa»
José Andrés Casquero, historiador: «La decisión es una auténtica calaverada con errores de bulto, ya que el topónimo es un invento del siglo XIX»
@TANIA SUTIL/LA OPINION DE ZAMORA
«Vosotros bien lo sabéis, el traidor Vellido Dolfos, esa rata que de vuestra ciudad salió haciendo arrumacos al Rey, fue y lo engatusó, y cuando creyéndose estaba que la ciudad iba a ganar, de pronto, una necesidad de descomer le apremiaba y en ella estaba cuando Dolfos fue hacia el Rey y con el venablo lo atravesó». Este fragmento recogido en el libro «Zamora, la bien Armada», de Sergio Jesús de San Marcelo y Vassallo, resume la esencia en la que se basa la conspiración de Vellido Dolfos que dio lugar a la denominada Puerta de la Traición, un monumento que a partir de octubre pasará a llamarse Portillo de la Lealtad a iniciativa del portavoz de Adeiza, Miguel Ángel Mateos.
Aunque la decisión cuenta con el respaldo de todos los grupos que conforman el Ayuntamiento de Zamora, el cambio no ha contado con la comprensión de todos, en especial, de algunos historiadores que no encuentran base real para esta nueva denominación que Mateos basa en «una decisión de justicia histórica que conocen la mayoría de los historiadores especialistas en el medievo con base en argumentos jurídicos, históricos y sociológicos». En la moción auspiciada por el historiador y político, Mateos expone que desde los inicios «se estigmatizó la figura del caballero gallego-zamorano Vellido Dolfos, calificado de traidor al asesinar mediante engaños y añagazas al Rey Don Sancho II el Fuerte, primogénito de don Fernando III de Castilla y Doña Sancha de León», dice. «La posterior recuperación de la monarquía autoritaria con los Reyes Católicos y su divinización absolutista en los S. XVII y XVIII consideró intocable la versión que de los hechos hicieron los cronistas castellanos y por eso la condena de Vellido Dolfos», prosigue la moción. A juicio de Mateos, la historiografía actual «entiende los acontecimientos del Cerco de Zamora de forma más ajustada a los hechos temporales del propio siglo XI, de ahí que hubiera que aceptar la concepción patrimonial del Rey Fernando I y aceptar también la versión de los conspiradores zamoranos para defender su tradición, el poder y el orden establecido así como la defensa que hacen del territorio y la sacralización de la tierra». En este sentido y a juicio de Mateos, Dolfos «se comportó como un libertador de la ciudad, ejerció la lealtad con sus señores legítimos, cumplió el testamento de Fernando I y defendió los derechos jurisdiccionales de Doña Urraca sobre Zamora». Por el contrario, Sancho «se comportó como un tirano al romper la legitimidad testamentaria y, en aplicación al derecho visigodo y la defensa isidoriana, Vellido Dolfos dio muerte justa al tirano».
Sin embargo, los argumentos de Mateos son desterrados por otros historiadores, caso de José Andrés Casquero, que llega a calificar la decisión de «calaverada». A su juicio, este revisionismo «únicamente satisface la vieja reivindicación de los leonesistas y la moción contiene errores de bulto y argumentos rancios». Además, recuerda que el topónimo «es un invento del último tercio del siglo XIX propuesto para un portillo cerrado y sin nombre por los adalides del romanticismo local». De la misma opinión es el cronista oficial de la ciudad, Herminio Ramos, para quien la decisión «define a quienes hacen la propuesta, que me parece totalmente absurda», indica. El también historiador recuerda que los hechos ocurren en 1072 mientras que las primeras versiones se escriben en el siglo XVI, es decir, 500 años después, de modo que «después de cinco siglos no tenemos garantías de una leyenda de la que existen más de 900 versiones».
El más salomónico es el director del Instituto de Estudios Zamoranos, Pedro García, quien entiende que la denominación más adecuada sería la de Puerta de Vellido Dolfos porque «las soluciones intermedias son a veces las más inteligentes y aunque a mí nunca me ha gustado el término traidor lo de leal me parece excesivo», sopesa el portavoz del IEZ.
También cierta neutralidad manifiesta el historiador Zamorano Arsenio Dacosta, especialista en historia medieval, quien es consciente de que «hay algún escrito reciente que apunta a la lealtad de Vellido y existen autores desde el siglo XIX que defendían que Dolfos no era ningún traidor y que, de serlo, se trataba de un caso aislado que no repesentaba a la ciudad». En cualquier caso, Dacosta añade que la decisión del cambio de nombre «echa para atrás una cierta tradición local».
Aunque especialista en historia contemporánea, el director de la UNED, Juan Andrés Blanco, tiene su propia opinión sobre la Puerta de la Traición: «yo dejaría la denominación tal y como está si bien es cierto que se puede dar la posibilidad de cambiar la investigación histórica elaborada hasta el momento», indica a la vez que clarifica que «las crónicas son siempre de la orientación de quien las encarga».
OPINIONES
Juan Andrés Blanco, historiador y director de la UNED: «Las crónicas son siempre de la orientación del que las encarga pero, pese a ello, yo dejaría la designación como está»
Pedro García, historiador y presidente del IEZ: «Propongo que se llame Puerta de Vellido Dolfos porque el término "traidor" no me gusta y el de "leal" es excesivo»
Arsenio Dacosta, doctor en Historia Medieval: «La denominación echa para atrás una tradición local, aunque existen autores desde el siglo XIX que defienden esa lealtad»
Herminio Ramos, historiador y cronista de la ciudad: «El cambio es absurdo ya que después de 500 años no tenemos garantías de una leyenda de la que existen 900 versiones»
Miguel Ángel Mateos, historiador y portavoz de Adeiza: «Sancho se comportó como un tirano y, en aplicación del derecho visigodo, Dolfos le dio muerte justa»
José Andrés Casquero, historiador: «La decisión es una auténtica calaverada con errores de bulto, ya que el topónimo es un invento del siglo XIX»
@TANIA SUTIL/LA OPINION DE ZAMORA