Más de 2000 obras de arte sacro robadas permanecen desaparecidas desde 2005 en Castilla y León, la comunidad autónoma tradicionalmente más expoliada de España.
Sin embargo, este tipo de criminalidad contra la comunidad eclesiástica ha disminuido progresivamente desde la década de los 80, en la que ladrones como Erik el Belga desvalijaron gran parte de las ermitas e iglesias de Castilla y León, que registraban robos casi a diario.
La gran presencia y dispersión patrimonial de la iglesia es la causa de la gran cantidad de ataques contra obras de arte, que el año pasado supusieron el 65 por ciento de los hurtos que se llevaron a cabo en la Comunidad Autónoma.
Las iglesias, situadas en pueblos poco habitados, en la mayoría de los casos sin recursos económicos para contratar una seguridad privada, son objeto de saqueos ejecutados por grupos reducidos de ladrones poco profesionales, sin conocimientos profundos de arte y equipados con una palanqueta con la que abren las casi siempre podridas puertas de los templos.
Este es el perfil tipo del ladrón aficionado al expolio, según ha explicado a Efe del Alferez Alfredo López Toro de la Unidad Técnica de Policia Judicial (UTPJ), que en colaboración con la Unidad Central Operativa (UCO), ambas dependientes de la Guardia Civil, se ocupan de perseguir estos delitos y recuperar las piezas de arte, delitos que mueven en el mercado negro entre 2.000 y 5.000 euros.
La última operación exitosa para Castilla y León que ha llevado a cabo este Grupo de Patrimonio Histórico de la Guardia Civil ha sido la recuperación de una escultura que fue sustraída hace nada menos que dieciocho años en la iglesia de Torrecilla de la Abadesa, en Valladolid.
Y es que hasta que estas piezas no circulan en el mercado legal, después del robo y la gestión del habitual e imprescindible figura del perista, es casi imposible localizarlas.
Por ello, las ferias de anticuarios constituyen los eventos más concurridos por la Guardia Civil para encontrar las obras de arte robadas, como la Operación Galeno que tuvo lugar recientemente en la feria internacional de arte y antigüedades (FERIARTE) y donde la Benemérita recuperó 28 piezas que habían sido robadas en el Hospital Simón Ruiz, en la localidad vallisoletana de Medina del Campo, declarado Bien de Interés Cultural (BIC) desde 1991.
El portavoz de la Federación Nacional de Anticuarios en Castilla y León, Miguel Ángel Fernández, ha recomendado a todos sus compañeros que compren en el origen para evitar transacciones ilícitas, es decir, que no acepten obras en sus tiendas de alguien desconocido, y que en cambio acudan a las casas de los particulares para observar de primera mano el entorno del vendedor.
Los objetos más deseados entre los ladrones suelen ser las esculturas. No obstante, se han registrado acciones contra campanas, candelabros, manuscritos y cualquier objeto que pueda tener un mínimo valor.
Estas piezas sufren grandes deterioros durante el transporte, porque los delincuentes no tienen ningún reparo en cortar con un cúter la tela de un cuadro para poder moverla o arrancar una página de un Códice para ofrecerla de muestra, ha observado la UTPJ.
En los últimos veinte años se ha avanzado en materia social y la población ha tomado conciencia del valor de su propio patrimonio.
También se ha progresado en legislación desde 1985, año en el que el Ministerio del Interior estableció que una obra de arte con más de cien años debía obtener un permiso del oficial para sacarla de España.
A pesar de estos avances legislativos y sociales, los templos de Castilla y León se vacían de obras únicas y la Comunidad continúa liderando la clasificación de la más expoliada de toda España.
@Rosalía Núñez Méndez/EFE
Sin embargo, este tipo de criminalidad contra la comunidad eclesiástica ha disminuido progresivamente desde la década de los 80, en la que ladrones como Erik el Belga desvalijaron gran parte de las ermitas e iglesias de Castilla y León, que registraban robos casi a diario.
La gran presencia y dispersión patrimonial de la iglesia es la causa de la gran cantidad de ataques contra obras de arte, que el año pasado supusieron el 65 por ciento de los hurtos que se llevaron a cabo en la Comunidad Autónoma.
Las iglesias, situadas en pueblos poco habitados, en la mayoría de los casos sin recursos económicos para contratar una seguridad privada, son objeto de saqueos ejecutados por grupos reducidos de ladrones poco profesionales, sin conocimientos profundos de arte y equipados con una palanqueta con la que abren las casi siempre podridas puertas de los templos.
Este es el perfil tipo del ladrón aficionado al expolio, según ha explicado a Efe del Alferez Alfredo López Toro de la Unidad Técnica de Policia Judicial (UTPJ), que en colaboración con la Unidad Central Operativa (UCO), ambas dependientes de la Guardia Civil, se ocupan de perseguir estos delitos y recuperar las piezas de arte, delitos que mueven en el mercado negro entre 2.000 y 5.000 euros.
La última operación exitosa para Castilla y León que ha llevado a cabo este Grupo de Patrimonio Histórico de la Guardia Civil ha sido la recuperación de una escultura que fue sustraída hace nada menos que dieciocho años en la iglesia de Torrecilla de la Abadesa, en Valladolid.
Y es que hasta que estas piezas no circulan en el mercado legal, después del robo y la gestión del habitual e imprescindible figura del perista, es casi imposible localizarlas.
Por ello, las ferias de anticuarios constituyen los eventos más concurridos por la Guardia Civil para encontrar las obras de arte robadas, como la Operación Galeno que tuvo lugar recientemente en la feria internacional de arte y antigüedades (FERIARTE) y donde la Benemérita recuperó 28 piezas que habían sido robadas en el Hospital Simón Ruiz, en la localidad vallisoletana de Medina del Campo, declarado Bien de Interés Cultural (BIC) desde 1991.
El portavoz de la Federación Nacional de Anticuarios en Castilla y León, Miguel Ángel Fernández, ha recomendado a todos sus compañeros que compren en el origen para evitar transacciones ilícitas, es decir, que no acepten obras en sus tiendas de alguien desconocido, y que en cambio acudan a las casas de los particulares para observar de primera mano el entorno del vendedor.
Los objetos más deseados entre los ladrones suelen ser las esculturas. No obstante, se han registrado acciones contra campanas, candelabros, manuscritos y cualquier objeto que pueda tener un mínimo valor.
Estas piezas sufren grandes deterioros durante el transporte, porque los delincuentes no tienen ningún reparo en cortar con un cúter la tela de un cuadro para poder moverla o arrancar una página de un Códice para ofrecerla de muestra, ha observado la UTPJ.
En los últimos veinte años se ha avanzado en materia social y la población ha tomado conciencia del valor de su propio patrimonio.
También se ha progresado en legislación desde 1985, año en el que el Ministerio del Interior estableció que una obra de arte con más de cien años debía obtener un permiso del oficial para sacarla de España.
A pesar de estos avances legislativos y sociales, los templos de Castilla y León se vacían de obras únicas y la Comunidad continúa liderando la clasificación de la más expoliada de toda España.
@Rosalía Núñez Méndez/EFE