Los principales personajes del libro, un fraile y una moja que han perdido la fe en las prácticas sacramentales y religiosas, plantean en unos renovados diálogos las contradicciones e inconformismos del hombre y la mujer contemporáneos con el principal humanista de la época moderna y primer europeísta: el agustino Erasmo de Rotterdam.
Para ello, el autor traslada al primer tercio del siglo XVI a Fray Buenaventura y Sor Lucila, tras abandonar éstos sus respectivos enclaustramientos y vida monacal al comenzar el siglo veintiuno, en una inquietante novela que los lleva en un viaje en el tiempo hasta la residencia del roterodami en Anderlecht (Países Bajos), para plantearle al controvertido humanista las dudas sobre el destino del ser humano, sus deseos de conocimiento espiritual y la inconclusa pregunta sobre la existencia, la naturaleza y los caracteres de un ser divino superior al hombre.
En esta obra se plantean las eternas cuestiones teológicas y ontológicas acumuladas a lo largo de dos milenios y medio de cultura occidental, así como una comparación entre la vida contemporánea actual, laica y alejada de los rituales del cristianismo en los comienzos del siglo veintiuno, con la reforma religiosa y espiritual del final del medioevo y el estallido de la modernidad que surge en el cinquecento.
Temas como la necesidad de un Dios para dar sentido a la vida y a la muerte del hombre racional y conformado con las nuevas teorías de la ciencia se desarrollan en Hijos de un Dios Visionario, atemperadas con los pertrechos de la cultura greco-romana clásica de la que el agustino Erasmus fue el principal impulsor, como fue también pionero de los derechos de la mujer.
En esta obra se plantean las eternas cuestiones teológicas y ontológicas acumuladas a lo largo de dos milenios y medio de cultura occidental, así como una comparación entre la vida contemporánea actual, laica y alejada de los rituales del cristianismo en los comienzos del siglo veintiuno, con la reforma religiosa y espiritual del final del medioevo y el estallido de la modernidad que surge en el cinquecento.
Temas como la necesidad de un Dios para dar sentido a la vida y a la muerte del hombre racional y conformado con las nuevas teorías de la ciencia se desarrollan en Hijos de un Dios Visionario, atemperadas con los pertrechos de la cultura greco-romana clásica de la que el agustino Erasmus fue el principal impulsor, como fue también pionero de los derechos de la mujer.
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