El crucifijo del siglo XIV conservado en la iglesia florentina de Ognissanti ha sido atribuido al artista precursor del Renacimiento Giotto, según los investigadores del Opificio delle Pietre Dure, un laboratorio de restauración de obras de arte dependiente del Ministerio de Bienes Culturales italiano.
Este instituto ha llevado a cabo la restauración de esta pieza, de 453 por 360 centímetros, que hasta el momento se consideraba obra de un discípulo del pintor toscano, según publica hoy el diario italiano "Corriere della Sera".
El crucifijo estaba cubierto de capas de pintura superpuestas y mezcladas con el polvo y el humo de las velas encendidas durante siglos en la sacristía donde se encontraba.
Sin embargo, los historiadores creen que, en un principio, el lugar que ocupaba la obra era mucho más central en la iglesia, en el centro del transepto, entre el presbiterio y la nave central, y conectado a los cuadros de la "Madonna en majestad" (o "Madonna de Ognissanti") y de la "Dormitio Verginis", conservados en la Galería de los Uffizi y en la Gemäldegalerie de Berlín, respectivamente.
Además, sus dimensiones eran en un primer momento aún mayores, ya que en la parte inferior tenía una representación del Monte Gólgota, de casi un metro de altura, con lo que el conjunto tendría alrededor de cinco metros y medio de altura.
Sobre un tejido de lino empapado en yeso, Giotto pintó con témpera las figuras del Cristo crucificado, de Dios, de la Virgen y de San Juan Evangelista, las últimas tres colocadas en los extremos de los brazos de la cruz.
El crucifijo, 20 años anterior al de Santa Maria Novella, presenta un Cristo con mucho volumen, con un vientre prominente y los músculos del tórax que se dibujan bajo la piel, pintada con pinceladas finísimas entre el amarillo y el gris.
La cabeza cae hacia la derecha, donde se encuentra la Virgen, que contrasta con la figura joven y femenina de la obra de Santa Maria Novella.
Se trata de una Virgen muy dramática, que presenta arrugas en la frente y en las mejillas y una mirada llena de dolor, lo mismo que San Juan, mientras que la figura que representa a Dios Padre tiene una expresión distanciada.
El fondo es de inspiración bizantina, con colores dorados y azul lapislázuli.
En el futuro, el crucifijo será sometido a los rayos infrarrojos, con los que se espera descubrir el dibujo preparatorio de Giotto, como ha sucedido anteriormente con otras obras de este artista.
@EFE