El presidente de Ecuador, Rafael Correa, amenazó ayer con vetar el nombramiento de un obispo católico por considerar que representa a una “secta fundamentalista” que pone en riesgo el trabajo social de la Iglesia en la Amazonía.
Correa dijo que aplicará, de ser necesario y contra su voluntad, las atribuciones que le dan los tratados internacionales para impedir que el Vicariato de los Heraldos del Evangelio –al que pertenece el prelado argentino Rafael Ibarguren– reemplace a los Carmelitas Descalzos en la provincia de Sucumbíos.
Aseguró que la congregación propuesta por el Vaticano es una “secta poco menos que fundamentalista” integrada por “tipos que se visten al estilo medieval, con sotana en plena selva amazónica y que quieren borrar del mapa toda la acción pastoral y social de la Iglesia de Sucumbíos”.
“La gente tiene un gran rechazo contra esa imposición y esta comunidad ultraconservadora de la Iglesia Católica”, dijo.
Correa, “cristiano de izquierda”, como él se define, agregó que podría apelar al Modus Vivendi, el tratado que regula las relaciones del Estado con el Vaticano.
“Ahí está la atribución legal, nunca se la ha utilizado y no la queremos utilizar, pero lo haremos si se pretende en forma tan descarada tratar de destruir todo un trabajo social en Sucumbíos y reemplazarlo por una secta fundamentalista que está a cuatro o cinco siglos de retraso”, subrayó.
@AFP