Ical / Molinaseca
“El Camino es mi vida”, asegura con rotundidad Alfredo Álvarez, hospitalero de Molinaseca, uno de los más veteranos de la ruta jacobea. A sus 47 años, Alfredo lleva casi dos décadas volcado en la atención a los peregrinos, convencido de que la función de un hospitalero debe ser “escuchar”. “Ayudas a la gente a desahogarse, hablas con ellos, te cuentan su historia. Yo he tratado con gente enferma con esclerosis múltiple, sida o cáncer”, comenta, antes de reconocer que, “al principio, era duro el desapego porque viene gente, conectas y al día siguiente se van”. “Pero bueno, luego te vienen a visitar con sus familias o repiten”, añade.
Nacido en la cercana Villafranca del Bierzo y residente en Molinaseca “hace muchos años”, Alfredo comenta que la ruta hacia Santiago de Compostela “siempre” ha estado presente en su vida, pero que no le había prestado atención hasta que en 1993 un amigo le comentó que iban a abrir un albergue en Molinaseca y le pidió que les ayudara unos meses a atenderlo. “Como hospitalero me paré a pensar qué era el Camino y al año siguiente decidí hacerlo”, relata, añadiendo que poco a poco se fue “enganchando”.
“Dos años después me nombraron caballero de la Orden de Santiago y empecé a ayudar a los gallegos a promocionarlo. Me dedicaba a otras cosas y al final decidí quedarme en el Camino”, explica Alfredo, quien resalta que “ya son más de 18 años y 12 caminos recorridos”, experiencias de las que afirma que ha “aprendido mucho”.
“Me ha dado mucho, más que yo a él”, asegura plenamente satisfecho de la decisión que tomó, aunque se lamenta de la evolución que está sufriendo. “Se está perdiendo un poco la esencia, pero creo que resistirá. En la década de los 90 era más personal, conectabas más con los peregrinos y lo poco que les dabas lo agradecían mucho”, destaca Alfredo, quien reconoce sentir “nostalgia de aquellos años” mientras mira al futuro esperando que “pegue un bajón para que se normalice un poco”. “Si sigue subiendo creo que lo estropearíamos”, apostilla el berciano.
El hospitalero explica que ya en la década pasada la gente que se dedicaba a atender a los romeros se daba cuenta de que cada año había más y esperaba que llegara el ‘boom’ actual. “Creo que las administraciones no han estado al día y se lo han encontrado de golpe, no se están haciendo las cosas bien”, señala.
En la actualidad, Álvarez gestiona dos albergues en Molinaseca, situados ambos a la salida del pueblo. El más antiguo, ubicado en una antigua ermita del siglo XII, está abierto todo el año y tiene un encanto muy especial. Sus paredes de piedra coronadas por un impresionante artesonado de madera han acogido a miles de peregrinos de todo el mundo, que han dejado una huella invisible pero muy presente en cada rincón. El edificio cuenta con una chimenea y, en verano, se colocan literas en la parte exterior para los que desean disfrutar de la experiencia de dormir al aire libre.
Ante la avalancha de romeros de los últimos años, Álvarez decidió construir un nuevo albergue, Santa Marina, porque el primero se había quedado pequeño. Ahora tiene previsto cerrar durante un tiempo el antiguo para arreglarlo, aunque en el futuro seguirán funcionando los dos. En ellos, además de ayudar a los caminantes a desahogarse, Alfredo sigue dedicando parte de su tiempo diario a curar ampollas o dar masajes para aliviar sus problemas de salud.
Durante todos estos años, el berciano destaca que ha recibido la ayuda de hospitaleros voluntarios de todo el mundo, entre ellos numerosos japoneses y “un chico de Bombay (India) que al final se quedó en Molinaseca y montó un negocio”. Incluso le estuvo echando una mano Juan Vicente Herrera antes de ser nombrado presidente de la Junta de Castilla y León, y quien sigue todos los años haciendo algún tramo del Camino.
Una postal del Papa
Respecto a los peregrinos y visitantes que han pasado por su albergue, Alfredo indica que ha habido “de todo”, desde vagabundos hasta actores de Hollywood como Michael Douglas, Donald Sutherland y Shirley MacLaine. Incluso los Reyes estuvieron en el centro en 1999 durante un viaje oficial al Camino de Santiago, aunque, sin duda, el visitante que más polémica ha generado es Josepf Ratzinger. Cuando fue nombrado Papa, se hizo pública una postal que conserva el hospitalero enviada cinco años antes por el entonces cardenal alemán y firmada como “futuro Benedicto XVI”.
Aunque las autoridades eclesiásticas han negado la veracidad de la postal, Alfredo defiende que “los calígrafos han confirmado que es auténtica” y asegura que Ratzinger estuvo en una tertulia que organizó él en Molinaseca hace varios años y luego le mandó una postal en la que le “echa la bronca” porque decía que estaba “muy fuera de la iglesia”.
En cualquier caso, para el hospitalero berciano realizar la ruta jacobea es “un tema espiritual, de búsqueda hacia adentro”. “Yo lo he hecho doce veces y cada vez me sorprende más. Cada año es diferente porque tus sensaciones son diferentes”, señala, incidiendo en que es “una terapia buena para cargar las pilas”. “Para mí el único camino es el Francés, lo demás son rutas alternativas”, asegura Alfredo, quien resalta que, cuando peregrinan a Santiago, todos los caminantes son iguales: “Aquí no hay estatus, miras sólo la esencia de la persona”.
“Te enriquece mucho, yo lo he hecho con vagabundos, con gente rica, con enfermos, etc.”, añade, explicando que ha realizado este año su última ruta jacobea con Juanjo, un amigo de Bilbao con un cáncer muy avanzado. “Fue una experiencia tremenda, nos costó pero llegamos a Santiago”, concluye, mientras ya piensa en futuros recorridos.
@ICAL/La Crónica de León