...Nadie, pero no es un pueblo fantasma sino el proyecto en el que Félix Yáñez ha empleado tres años de su vida. ‘Territorio Arlanza’ tiene casas, plazas, soportales, fuentes y hasta un corral de comedias.
El ceramista y escultor de Quintanilla del Agua es el autor de esta recreación, que bien pudiera servir de decorado cinematográfico.
No pensemos que un día, después de un mal sueño, se levantó de la cama y dijo: ¡Voy a crear un pueblo! Todo fue mucho más sencillo. Félix Yáñez quería recrear para su propia satisfacción y disfrute un pequeño rincón de un típico pueblo del Arlanza. Y, como sus manos parecen haber nacido para dar forma a las cosas, así lo hizo. La experiencia debió parecerle tan gratificante que a la plaza y los soportales iniciales le siguieron más plazas, calles, fuentes, tiendas y hasta un corral de comedias. En total, 3.000 metros cuadrados construidos a lo largo de poco más de mil días.
Estamos en Territorio Arlanza, el particular escenario creado por este escultor en Quintanilla del Agua. Un auténtico pueblo medieval de la zona levantado con restos de casas derruidas, cantos rodados y materiales hallados en escombreras. Piedra a piedra, viga a viga y puerta a puerta para transformar un antiguo viñedo en un auténtico decorado de película que ya han visitado muchos solamente por efecto del boca a boca.
¿Y ahora qué? Pues llega el momento de sacar partido a un proyecto, imposible de cuantificar económicamente, con visitas guiadas e incluso teatralizadas o programas turísticos, pero siempre con un espíritu didáctico que muestre las costumbres de antaño. A los mayores, porque todas esas edificaciones siguen vivas en su memoria, y a los jóvenes, porque descubren una forma de construir a partir de materiales del encomo piedras, enebros y barro.
«He invertido aquí lo que tengo y lo que no tengo, por eso ahora necesito sacarlo rendimiento», explica Yáñez, al tiempo que avanza que lo ha presentado a dos premios medioambientales de la Junta . De igual forma, en la explotación de este singular espacio entrará, además del recorrido por el pueblo con visita al museo etnográfico incluida, el taller de cerámica de este artista y el corral de comedias que acaba de levantar, bautizado como Felipe Segundo en honor a sus dos abuelos.
En principio, en la cabeza de Yáñez no entraba la creación de un corral de comedias a la antigua usanza. Pero al rematar una de las casas se dio cuenta de que la parte trasera cuadraba muy bien para dar forma al espacio artístico. Ahora lo tiene prácticamente terminado, a falta de la colocación del suelo, y su uso está casi definido. En verano se representarán monólogos protagonizados por Luis Orcajo, miembro del grupo de teatro lermeño La Hormiga.
Tanto Yáñez como Orcajo han desechado de entrada los monólogos modernos por el concepto clásico de un espacio en el que tampoco caben las grandes escenografías, ya que su capacidad ronda los cien espectadores. Partiendo de esta base eligieron los monólogos clásicos al estilo de Rafael Álvarez ‘El Brujo’. Y el primero será «A la sombra del Tenorio, de José Luis Alonso de Santos. «Es un texto muy apropiado para la imagen de este lugar, a la vez que divertido», manifiesta Orcajo.
Todo lo creado es producto de la improvisación, de un trabajo que avanzaba sin plazos y sin prisa. Cada día era un proyecto diferente al anterior y que a su vez daba pie a otro distinto. Así, fueron surgiendo plazas, soportales, fuentes, fachadas... y hasta una virgen del Arlanza modelada por el propio Yáñez. Los que visitan este lugar procedentes de la zona se quedan impresionados por un escenario de ficción tan semejante a la realidad. Y los que vienen de fueran lo recorren como si se tratara de un escenario de película.
¿Y seguirá creciendo este pueblo? El ceramista lo tiene claro: «Pararé cuando se me acabe el terreno». Y de eso no falta, porque tiene espacio para seguir construyendo años y años, como tampoco la ilusión de seguir creando su particular universo.
@Luis B.G.R.(Quintanilla del Agua)/Diario de Burgos