Apenas quedan un centenar de judíos en Egipto, pero sus sinagogas siguen en pie y su restauración es una de las labores de las autoridades arqueológicas egipcias, un proyecto algo polémico debido a la fría relación existente con Israel.
Son once los monumentos judíos registrados por el Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto (CSA): un cementerio y diez sinagogas, nueve de ellas en El Cairo y una en la ciudad mediterránea de Alejandría.
Este trabajo de inscripción y posterior restauración se inició en los años 80, cuando, debido al éxodo provocado por el conflicto árabe-israelí, ya sólo quedaba en el país árabe una pequeña representación de la gran comunidad judía de unos 80.000 miembros que una vez floreció en estas tierras.
Las obras de restauración han finalizado en algunas de las sinagogas, como la de "Bin Azra", del año 882, la más antigua conservada en Egipto y que según la tradición fue primero una iglesia, explicó en una entrevista con Efe el director del departamento de Antigüedades Judías del CSA, Mohsen Rabie.
En la actualidad, el equipo dirigido por Rabie trabaja en la sinagoga de "Musa al Derai", de 1925, y en la de "Musa ibn Maymun", levantada en el siglo XIX en el mismo lugar donde vivió tras huir de Al Andalus el filósofo Maimónides, nacido en Córdoba (España).
Este último templo está ubicado en un barrio de El Cairo conocido como "Hara el yahud" ("Pasadizo judío"), aunque ya no vive ningún miembro de esta comunidad allí, y en su restauración, que está prevista que termine en junio de 2010, se han invertido 8,5 millones de libras egipcias (1,55 millones de dólares).
Además de las sinagogas, entre los monumentos judíos de Egipto destaca el cementerio de Basatín, del siglo IX. En él se encuentra el mausoleo de la familia Musiri, donde se hallaron unos manuscritos muy importantes llamados "genisa", en los que aparecen registrados contratos de matrimonio, asuntos comerciales y misivas.
Los restos del patrimonio judío en Egipto están sometidos a la misma ley que el resto de las antigüedades del país árabe, la Ley 117 de Protección del Patrimonio egipcio (1983), y sus proyectos de restauración y conservación siguen igual protocolo.
"El CSA cuida de todas las antigüedades del país de las misma manera, sean islámicas, coptas, faraónicas o judías, porque todas son monumentos egipcios", sentenció Rabie.
Rabie hizo hincapié varias veces durante la entrevista en que al lado de las sinagogas siempre hay construida una mezquita o una iglesia, lo que, a su juicio, demuestra "la buena convivencia" que había entre las tres comunidades.
Una convivencia que llegó a su fin con la creación del estado de Israel en 1948, cuando varias bombas explotaron en los barrios judíos de El Cairo y muchos miembros de esta comunidad fueron encarcelados.
Durante el mandato del entonces presidente egipcio Gamal Abdel Naser (1954-1970), que protagonizó dos guerras contra Israel en 1956 y 1967, la situación no hizo más que recrudecerse y miles de judíos fueron expulsados de Egipto.
"A pesar del conflicto árabe-israelí, los monumentos (judíos) siguen aquí, nadie ha pensado en dañarlos, porque el pueblo egipcio es en general pacífico y religioso y respeta los otros credos", subrayó el director del departamento de Monumentos Islámicos y Coptos del CSA, Mostafa Amin.
Aunque no se han producido ataques, las sinagogas están flanqueadas día y noche por la fuerzas de seguridad egipcias, como ocurre en la de "Shiar Hasmaiyem" ("Puerta del cielo"), de 1905, la más frecuentada por la pequeña comunidad judía de El Cairo.
Egipto fue el primer país árabe en firmar la paz con Israel, en 1979, un hecho histórico que sigue generando controversia y que no impide que las relaciones entre ambos países sean frías y que en la calle se perciba un sentimiento antisemita.
De hecho, la restauración del patrimonio judío siempre ha estado rodeada de polémica y son numerosos los egipcios que rechazan estos trabajos y la inversión económica que requieren, algo que Rabie dice no comprender.
"Nadie puede estar en contra de la restauración de un monumento egipcio, los que los construyeron eran judíos pero egipcios", afirmó Rabie.
Por su parte, Amin mostró su desprecio a esta opinión popular y aseguró de forma rotunda: "La responsabilidad de proteger y restaurar es nuestro trabajo (del CSA), no es el problema de la gente".
@Marina Villén/EFE
Son once los monumentos judíos registrados por el Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto (CSA): un cementerio y diez sinagogas, nueve de ellas en El Cairo y una en la ciudad mediterránea de Alejandría.
Este trabajo de inscripción y posterior restauración se inició en los años 80, cuando, debido al éxodo provocado por el conflicto árabe-israelí, ya sólo quedaba en el país árabe una pequeña representación de la gran comunidad judía de unos 80.000 miembros que una vez floreció en estas tierras.
Las obras de restauración han finalizado en algunas de las sinagogas, como la de "Bin Azra", del año 882, la más antigua conservada en Egipto y que según la tradición fue primero una iglesia, explicó en una entrevista con Efe el director del departamento de Antigüedades Judías del CSA, Mohsen Rabie.
En la actualidad, el equipo dirigido por Rabie trabaja en la sinagoga de "Musa al Derai", de 1925, y en la de "Musa ibn Maymun", levantada en el siglo XIX en el mismo lugar donde vivió tras huir de Al Andalus el filósofo Maimónides, nacido en Córdoba (España).
Este último templo está ubicado en un barrio de El Cairo conocido como "Hara el yahud" ("Pasadizo judío"), aunque ya no vive ningún miembro de esta comunidad allí, y en su restauración, que está prevista que termine en junio de 2010, se han invertido 8,5 millones de libras egipcias (1,55 millones de dólares).
Además de las sinagogas, entre los monumentos judíos de Egipto destaca el cementerio de Basatín, del siglo IX. En él se encuentra el mausoleo de la familia Musiri, donde se hallaron unos manuscritos muy importantes llamados "genisa", en los que aparecen registrados contratos de matrimonio, asuntos comerciales y misivas.
Los restos del patrimonio judío en Egipto están sometidos a la misma ley que el resto de las antigüedades del país árabe, la Ley 117 de Protección del Patrimonio egipcio (1983), y sus proyectos de restauración y conservación siguen igual protocolo.
"El CSA cuida de todas las antigüedades del país de las misma manera, sean islámicas, coptas, faraónicas o judías, porque todas son monumentos egipcios", sentenció Rabie.
Rabie hizo hincapié varias veces durante la entrevista en que al lado de las sinagogas siempre hay construida una mezquita o una iglesia, lo que, a su juicio, demuestra "la buena convivencia" que había entre las tres comunidades.
Una convivencia que llegó a su fin con la creación del estado de Israel en 1948, cuando varias bombas explotaron en los barrios judíos de El Cairo y muchos miembros de esta comunidad fueron encarcelados.
Durante el mandato del entonces presidente egipcio Gamal Abdel Naser (1954-1970), que protagonizó dos guerras contra Israel en 1956 y 1967, la situación no hizo más que recrudecerse y miles de judíos fueron expulsados de Egipto.
"A pesar del conflicto árabe-israelí, los monumentos (judíos) siguen aquí, nadie ha pensado en dañarlos, porque el pueblo egipcio es en general pacífico y religioso y respeta los otros credos", subrayó el director del departamento de Monumentos Islámicos y Coptos del CSA, Mostafa Amin.
Aunque no se han producido ataques, las sinagogas están flanqueadas día y noche por la fuerzas de seguridad egipcias, como ocurre en la de "Shiar Hasmaiyem" ("Puerta del cielo"), de 1905, la más frecuentada por la pequeña comunidad judía de El Cairo.
Egipto fue el primer país árabe en firmar la paz con Israel, en 1979, un hecho histórico que sigue generando controversia y que no impide que las relaciones entre ambos países sean frías y que en la calle se perciba un sentimiento antisemita.
De hecho, la restauración del patrimonio judío siempre ha estado rodeada de polémica y son numerosos los egipcios que rechazan estos trabajos y la inversión económica que requieren, algo que Rabie dice no comprender.
"Nadie puede estar en contra de la restauración de un monumento egipcio, los que los construyeron eran judíos pero egipcios", afirmó Rabie.
Por su parte, Amin mostró su desprecio a esta opinión popular y aseguró de forma rotunda: "La responsabilidad de proteger y restaurar es nuestro trabajo (del CSA), no es el problema de la gente".
@Marina Villén/EFE