Una exposición en el Palazzo della Cancelleria, junto a la céntrica Plaza Navona de Roma, permite a sus visitantes probar en primera persona cómo funcionaban las máquinas y los inventos que el genio renacentista Leonardo da Vinci diseñó en sus escritos.
Esta muestra, llamada "Máquinas de Leonardo", recrea artilugios como el "carro armado" de madera proyectado por el artista, científico e inventor, y propone un viaje interactivo con maquetas y modelos a escala real que funcionan de verdad.
De hecho, el público puede entrar en el "tanque" y girar las manivelas que hubieran puesto en marcha el mecanismo que le permite avanzar con sus cuatro ruedas dentadas.
Con forma de tortuga, con una torreta en el centro y rodeada de cañones, podía albergar hasta ocho soldados, informan los organizadores de la muestra.
Otros modelos de máquinas de guerra, como la ametralladora compuesta por un carro con pequeños pero numerosos cañones colocados en paralelo o la bombarda se exponen también en la misma sala, dedicada al fuego, uno de los cuatro elementos de la Antigüedad clásica.
En torno a estos elementos (Agua, Aire, Tierra y Fuego) se articula la muestra, con distintos inventos que permiten al hombre relacionarse con esas sustancias.
Algunos de los más espectaculares se encuentran en la sección del Aire, donde se exhiben los diferentes artilugios voladores que llevan el nombre de "ornitópteros", y en especial uno de ellos, que tiene mucho que ver con los modernos helicópteros.
Pero también se le puede atribuir al genio del Renacimiento la invención del paracaídas o del anemómetro, el medidor del viento.
En cuanto a la Tierra, se puede comprobar la eficiencia de aparatos como el odómetro, un antecesor de los modernos cuentakilómetros, o un autómata que se mueve a través de un complejo sistema de cuerdas y poleas.
El sistema se basa en los meticulosos estudios anatómicos realizados por Leonardo, de forma que las cuerdas sustituyen a los tendones y los músculos del cuerpo humano, mientras que las poleas están en lugar de las articulaciones.
El mecanismo se encuentra dentro de una armadura medieval, que es capaz de moverse si se accionan estas cuerdas.
En el Agua podemos ver una ingeniosa solución para que el hombre camine sobre el líquido elemento por medio de odres de piel llenos de aire atados a los pies del caminante y a la parte inferior de unos palos similares a los que se usan en el esquí.
Modelos de madera en piscinas demuestran a los visitantes cómo este invento, y otros como el guante palmeado, que servía para nadar mejor, pueden llegar a funcionar.
Algo que, con muchos de los inventos concebidos pero nunca realizados por Leonardo, siempre se ha supuesto, pero que ahora tiene para todos una demostración palpable.
Esta muestra, llamada "Máquinas de Leonardo", recrea artilugios como el "carro armado" de madera proyectado por el artista, científico e inventor, y propone un viaje interactivo con maquetas y modelos a escala real que funcionan de verdad.
De hecho, el público puede entrar en el "tanque" y girar las manivelas que hubieran puesto en marcha el mecanismo que le permite avanzar con sus cuatro ruedas dentadas.
Con forma de tortuga, con una torreta en el centro y rodeada de cañones, podía albergar hasta ocho soldados, informan los organizadores de la muestra.
Otros modelos de máquinas de guerra, como la ametralladora compuesta por un carro con pequeños pero numerosos cañones colocados en paralelo o la bombarda se exponen también en la misma sala, dedicada al fuego, uno de los cuatro elementos de la Antigüedad clásica.
En torno a estos elementos (Agua, Aire, Tierra y Fuego) se articula la muestra, con distintos inventos que permiten al hombre relacionarse con esas sustancias.
Algunos de los más espectaculares se encuentran en la sección del Aire, donde se exhiben los diferentes artilugios voladores que llevan el nombre de "ornitópteros", y en especial uno de ellos, que tiene mucho que ver con los modernos helicópteros.
Pero también se le puede atribuir al genio del Renacimiento la invención del paracaídas o del anemómetro, el medidor del viento.
En cuanto a la Tierra, se puede comprobar la eficiencia de aparatos como el odómetro, un antecesor de los modernos cuentakilómetros, o un autómata que se mueve a través de un complejo sistema de cuerdas y poleas.
El sistema se basa en los meticulosos estudios anatómicos realizados por Leonardo, de forma que las cuerdas sustituyen a los tendones y los músculos del cuerpo humano, mientras que las poleas están en lugar de las articulaciones.
El mecanismo se encuentra dentro de una armadura medieval, que es capaz de moverse si se accionan estas cuerdas.
En el Agua podemos ver una ingeniosa solución para que el hombre camine sobre el líquido elemento por medio de odres de piel llenos de aire atados a los pies del caminante y a la parte inferior de unos palos similares a los que se usan en el esquí.
Modelos de madera en piscinas demuestran a los visitantes cómo este invento, y otros como el guante palmeado, que servía para nadar mejor, pueden llegar a funcionar.
Algo que, con muchos de los inventos concebidos pero nunca realizados por Leonardo, siempre se ha supuesto, pero que ahora tiene para todos una demostración palpable.
@epa/efe