La reforma de la plaza de Santa Ana también ha permitido desenterrar cerámicas, monedas y vidrio
Las obras de reforma del irregular pavimento de la plaza de Santa Ana en Durango han sacado a la luz importantes hallazgos arqueológicos. En concreto, el equipo dirigido por la profesora de la UPV Belén Bengoetxea ha descubierto restos de una iglesia del siglo XV, de algunos enterramientos que había en su interior, de un horno y un molde para hacer campanas, y de las infraestructuras hidráulicas del canal de un molino próximo. El subsuelo también ha permitido desenterrar cerámicas, monedas, vidrio y escorias de bronce y hierro que pasarán a engrosar el rico patrimonio del Museo Arqueológico de Bilbao.
Las excavaciones se llevan a cabo desde hace semanas en un área de 130 metros cuadrados. La primera prospección sobre el terreno la realizó una empresa de Madrid con un geo-radar, una herramienta que por medio de ondas electromagnéticas y sin destruir el subsuelo orienta sobre la zona que debe ser perforada.
El conjunto arquitectónico de la plaza de Santa Ana data del siglo XVIII. Está considerada el área monumental más importante de Durango al reunir una iglesia del mismo nombre, el conocido Arco -la única puerta que queda en pie de las murallas de la villa- y varios palacetes.
El Portal del Mercado
Documentos históricos avalan que, tres siglos antes, se erigió en este mismo lugar otro templo más pequeño, de tres naves y una torre, que al parecer se incendió. Los restos localizados en este terreno demuestran que el edificio religioso tenía la misma orientación norte-sur que el actual, «un dato que resulta extraño porque en las iglesias cristianas el altar suele estar ubicado al este», explica Bengoetxea. El muro de la iglesia que aún permanece en el subsuelo está adosado a una estructura anterior que bien podría ser un templo o un lienzo de la muralla medieval.
De los enterramientos descubiertos en el interior de la iglesia no hay demasiados datos. Sí ofrecen una mayor calidad constructiva los restos hidráulicos del canal de un molino que «es probable que estuviera ubicado» en el edificio anexo al Arco y en cuyos bajos hay en la actualidad un bar. La arqueóloga revela otro detalle significativo de este canal: «De forma inaudita, éste pasaba por debajo de la iglesia».
Bengoetxea considera estos hallazgos «esenciales» para conocer de primera mano la transformación urbanística que ha sufrido Durango en los últimos siglos. De hecho, la superficie excavada era conocida en la Edad Media como el Portal del Mercado, ya que allí se celebraba esta actividad comercial todas las semanas. No resulta extraño, por tanto, que se hayan descubierto monedas, piezas de vidrio y cerámica.
@MARTA ARANBARRI/EL CORREO DIGITAL
@FOTOGRAFÍA GABRIELA BARNUEVO
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