La reliquia fue encontrada mientras se realizaba el proceso de digitalización del patrimonio literario. Foto: Gustavo Mendoza
Un ejemplar de un manuscrito sobre filosofía escrito en 1687 que se creía perdido fue prácticamente descubierto en la Biblioteca Magna durante el proceso de digitalización al que se ha sometido todo el fondo de documentos anteriores al siglo XX que resguarda dicha institución.
El texto Lógica del Padre Letr. Martín de Aguirre, escrito en el convento franciscano de Xochimilco, fue citado por el investigador de la UNAM Mauricio Beuchot, en su tratado La filosofía mexicana del siglo XVII, como un texto “que no se conserva” donde varios especialistas “lo dan como perdido”.
“Pero nosotros tenemos ese libro, y tal parece que es el único ejemplar”, refuta Porfirio Tamez Solís, director general de bibliotecas y de la Biblioteca Magna “Raúl Rangel Frías”.
La historia de cómo llegó ese libro a las aulas universitarias se extiende hasta el periodo de la rectoría del propio Rangel Frías (1949-1955), según relata Margarito Cazares Guerrero, jefe de procesamiento de la información en la Biblioteca Magna.
El tratado de Lógica del Padre Letr. Martín de Aguirre perteneció a la biblioteca del obispo de León, Emeterio Valverde y Téllez, la cual fue adquirida por el propio Rangel Frías en su periodo de rectoría.
Las características físicas del libro son propias de la época: está escrito a mano, en latín, con una letra muy fina y no cuenta con un índice temático; sus páginas son de un papel muy blanco y fino –que a 300 años no lucen ningún daño– y el texto está encuadernado por láminas de cuero, que a su vez están sujetas por una serie de amarres del mismo material.
El manuscrito había permanecido embodegado dentro del acervo de la biblioteca pues por sus características no había podido ser descifrado completamente. Una vez que se emprendió el proyecto de la digitalización del acervo, esta joya del periodo colonial salió a la luz.
“Cuando se da este proceso nos pusimos a buscar en internet alguna referencia, con los datos que vienen en la portada, y así encontramos el artículo donde se hace referencia a este libro y ahí mismo es donde se hace referencia a que el libro estaba perdido”, detalló Cazares Guerrero.
El texto, de más de 108 páginas, cuenta en su portada con un grabado muy ornamentado, característico del diseño literario en la época colonial. A pesar de haber sido escrito hace más de 300 años no cuenta con ningún daño, salvo que le faltan dos bisagras de cuero que servían para cerrar el manuscrito.
“La valía de este tipo de libros es que eran escritos a mano, donde la persona en cuestión tardaba un año o más para completarlos. También creemos que es la única copia, por lo mismo de que eran escritos a mano”, detalló Cazares Guerrero.
En el ensayo de Mauricio Beuchot narra un poco cuál fue la historia de este tratado antes de que se le diera por perdido, como se indica a continuación: “Valiere (Valverde) afirma que estaba en el Museo del P. Chaparro, en Temascalcingo, pero Gallegos Rocafull lo da por perdido”.
Para su conservación a este tipo de publicaciones históricas se les aplica un fungicida para evitar toda clase de hongos, así como mantenerlos en un clima de entre 20 a 24 grados centígrados. También se debe de cuidar que no estén muy apretados junto con otros libros y que no les de la luz del sol directamente.
El archivo histórico de la Biblioteca Magna cuenta con documentos del siglo XVII hasta el XX, y que actualmente puede ser consultado en su formato digital.
En buen estado
El libro está compuesto por más de 180 páginas manuscritas. En su portada presenta un grabado ornamentado, muy característico de la literatura de la época de la Colonia en México.
Pese a haber sido escrito hace más de 300 años, el tratado no presenta ningún daño, explicaron los responsables de la institución, salvo la falta de dos bisagras de cuero que servían para cerrarlo.
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