Sr. Crespi, hermano templario:
En realidad no he recibido nunca nada con anterioridad de usted o de vuestra Orden, (específicamente a Cancillería, no me explico la razón y le solicito si es tan amable enviarme copia de dicho mensaje, el cual leeré gustosamente) y le agradezco que me escriba por este medio pues me ha permitido saber de quien se trata la persona con la cual discrepara en el foro. No obstante no conocerle, verá que he creido oportuno darle mi dirección (dos en realidad, las particulares pues como particular he escrito en todo momento) puesto que tenía la impresión de que se imponía un sinceramiento de ambas partes. He leido lo suyo, ahora le pido que me lea desde lo personal y tiene la libertad de insertar esto en el blog o en el foro Fratertempli, pues no tengo nada que ocultar a nadie y es en esa libertad que escribo.
No tengo idea quienes son estos caballeros querellantes, jamás he escrito a esa dirección que insertan en su página ni he recibido nada de ellos personalmente. Los conocí en el día de ayer por el diario. Participo en dos foros, el de Avila Granados y Templo de Salomón donde he pedido que se me informe sobre esta orden del temple de Cristo, si es que alguien allí la conocía, precisamente a causa de nuestro desencuentro, agregando que tenía un altercado con alguien al respecto en el foro de Avila, lo cual era verdad. No defendía ni defiendo (siempre hablando del foro de Avila Granados) instituciones desconocidas u órdenes específicas, simplemente basaba mi posición en la libertad constitucional de querellar, de expresarse, de reclamar, que es lo que tenemos como facultad en nuestra Constitución Nacional, nuestra máxima ley, e imagino que vosotros también lo tendréis en la vuestra.
Volviendo a lo que nos ocupa, no participo en otros foros y si algo me ha puesto mal y no otra cosa, es que en su caso no se identificara, pues, repito, no le conozco en lo personal. Mal podría ir contra usted. Creo que esto de la identificación es vital en cualquier debate o cambio de ideas. No tengo absolutamente nada en contra de vuestra orden, ¿Cómo podría si no os conozco, jamás os he visto ni he compartido con vosotros? Simplemente no soy partidaria del Anonimato, e insisto en que los escritos insertos sea donde sea es menester firmarlos. El año pasado ya tuvimos un suceso muy desagradable (el señor Avila le dirá mejor que yo al respecto) a causa de una persona anónima en este foro precisamente, que causó la partida del mismo de una forista muy valiosa (en realidad varios escritores e historiadores lo abandonaron) y creo que todos los intervinientes, aunque sea yo solamente quien lo exprese, estamos demasiado suceptibles aún con ese episodio que conllevó una imprtante diáspora. Cabía la posibilidad de que fuese el mismo participante encubierto, por ello, insisto, el identificarse facilita el debate y el intercambio sano de ideas. Vengamos de donde vengamos, el mundo con sus discrepancias no deja de ser una Hermandad, convulsionada es cierto, pero hermandad al fin. Y creo que aún con nuestros humanos personalismos a cuestas, (!tan difíciles de superar!) la Hermandad debiese ser premisa relevante en el seno del sentir Templario. Si en algo le he ofendido, Sr. Crespi, al no saber de quien se trataba precisamente, le ofrezco mis disculpas, pues considero que es de buen hacer el ofrecerlas.
Simplemene, y no quiero ser reiterativa, insisto que, (volviendo al caso de los querellantes de los que daba cuenta el periódico de ayer) sean ellos orden o no, secta o no, equivocados o no, tienen el derecho consticucional a hacerse escuchar y a peticionar. Se trata de las libertades individuales en última instancia. Escogieron mal los tribunales, quizá su reclamo está lejos en el tiempo, lo que se quiera decir al respecto es atendible, pero creo que la Iglesia de Roma (a la cual pertenezco y por ello le exijo que se expida) debiera expresarse abiertamente en el tema del Temple. Le digo más, creo que es muy posible que lo haga debido al sinceramiento que viene teniendo Benedicto XVI con ciertos temas ríspidos, dolorosos por cierto, por los cuales ha pedido perdón últimamente. Un gesto admirable si quiere mi opinión.Tiene la libertad de proceder con este email. Repito y solicito que, si tiene aún guardado el que me enviase con anterioridad y que jamás recibiera, tenga a bien de hacerme un reenvío del mismo.
Recibid un triple saludo, Hna Mary-Su
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