Y allí estuvimos los miembros de la SMOTH-MIT, con nuestro Baussante acompañado de las banderas por la vida, por el derecho a vivir. Allí nos encontramos con los +Hermanos del Priorato del Norte, con los de la Milicia del Catolicismo, con el Prior de Castilla y León. Todos bajo el mismo lema, con la misma meta, defender la vida, la mujer y la maternidad.
Increíble, no importa el número final que dictaminan las diferentes fuentes, 2.000.000 según los organizadores, 1.500.000 según la Comunidad de Madrid, etc. No importan las cifras, para eso están las fotografías, como real testimonio de lo que fue esa tarde de sábado en que España se reunió en Madrid representada por las personas de las diferentes provincias que juntas y unidas clamaban contra esa política criminal y asesina que propicia el gobierno español y que tampoco paró el principal partido de la oposición cuando estaba en el poder y pudo hacerlo. Precisamente esa nota de hipocresía fue muy comentada en la manifestación, nadie entendía como un expresidente de gobierno, José María Aznar, tuvo la poca vergüenza de presentarse en una manifestación por la vida cuando en su etapa de gobernante más de 500.000 abortos segaron la vida de otros tantos niños/as, sin derogar una ley tan criminal como la que el gobierno actual pretende ampliar.
El caso es que, como tantos españoles, los templarios allí estuvimos dando testimonio de nuestro rechazo a esa injusta y criminal ley y exigiendo el derecho a la vida de esos inocentes asesinados en el vientre de su madre.
Éxito absoluto.
Los organizadores cumplieron sus objetivos y un clamor popular en contra del aborto alcanzó cotas jamás vistas; el rechazo a Zapatero y al empeño de su Gobierno de ampliar el aborto en España alcanzó dimensiones gigantescas y la asistencia de manifestantes convirtió a Madrid, como pretendían las 46 asociaciones convocantes, en la «capital mundial de la vida». Según los convocantes, este 17-O pasará a convertirse en una fecha histórica en la defensa de la vida y marcará un antes y un después, porque una iniciativa de estricto corte civil consiguió semejante respaldo. Enormemente satisfechos, los convocantes esperan que el Gobierno, visto el éxito de la convocatoria y el nivel de contestación social a la nueva Ley, rectifique.
Éxito rotundo
¿Cuánta gente cabe en una calle de la amplitud de la de Alcalá abarrotada, incluidas las aceras, en un tramo de kilómetro y medio que es la distancia que separa la Puerta del Sol con la Plaza de la Independencia? ¿Medio millón de personas? ¿Un millón? ¿Un millón doscientas mil, según el cálculo de la Comunidad de Madrid? ¿Dos millones como aseguraron los organizadores? En cualquier caso, las dimensiones de la protesta fueron muy sobresalientes.
Algunos de los asistentes destacaban el hecho de que cientos de miles de personas estuviesen dispuestas a utilizar su sábado libre para defender la vida, muchas de ellas metiéndose para el cuerpo viajes agotadores, lo que supone un sacrificio encomiable. Más aún si se realiza en una ambiente casi entrañable, en un hermoso hermanamiento y con un sentimiento profundo de fiesta.
Eran las tres de la tarde y los aledaños de la Puerta del Sol ya eran un hervidero de gentes sonrientes. Grupos de todas las comunidades autónomas paseaban orgullosos las banderas de sus tierras y la española. Muchos mostraban satisfechos sus pancartas caseras, los «collages» llenos de ingenio que habían realizado. Uno de ellos llamaba especialmente la atención. Lo llevaba una mujer colgado del pecho y recogía una frase escrita por Julián Marías en una Tercera de ABC en los años ochenta: «La aceptación del aborto es sin excepción lo más grave que ha ocurrido en el siglo XX».
Otros muchos calentaban la voz ensayando los cánticos con los que iban a acompañar su marcha. El bullicio por la zona era impresionante y el espectáculo multicolor: globos de todos los colores (los blancos, con el lema Cada vida cuenta y la firma de ABC), miles de camisetas distribuidas por el Foro Español de la Familia, aglutinadora del acto, y miles de camisetas roja con el clásico símbolo del corazón de Derecho a Vivir, una de las asociaciones que con más entusiasmo ha trabajado en la promoción de este acto.
Faltaban tres minutos para la cinco en punto cuando el presidente del Foro Español de la Familia, Benigno Blanco; la portavoz de Derecho a Vivir, Gádor Joya, y el presidente de la Confederación Católica Nacional de Padres de Familia y Padres de Alumnos (Concapa), Luis Carbonel, entre otros, abrían la marcha. Pocos minutos después se pasaba por delante del Ministerio de Igualdad, sito en Alcalá 37. El paso por este punto provocó un atronador abucheo y se oyeron corear consignas como: «Hay que enterrar el ministerio de Igualdad por abortista radical», o «¡Bibiana, tú no eres humana»!, alusivo a su frase más famosa, aquella en la que negaba la condición de ser humano a un feto de 14 semanas, la cifra exacta hasta la que la nueva ley va a permitir el aborto libre.
Si algo llamaba la atención en la marcha de ayer era la multitud de jóvenes que se había lanzado a la calle a reivindicar el derecho a la vida del no nacido. No es normal semejante concentración de adolescentes y veinteañeros concienciados por este problema. «Tengo 16 años y digo no» se podía leer en un gran cartel hecho artesanalmente y que portaba una niña de esa edad, la misma a la que según la nueva ley podrá ir a abortar cualquier chica sin el consentimiento de sus padres y sin que ni siquiera sus progenitores sean informados de la intervención.
Cultura de la vida
Los más veteranos de los luchadores pro-vida lo identificaron con un cambio de actitud en la sociedad española: «Se cierra -decía uno de los más significados portadores de la pancarta principal, eso sí un tanto acalorado tras la caminata- un ciclo en el que ha predominado la cultura de la muerte para abrir la cultura de la vida».
Una hora tardaron los portadores de la gran pancarta que abría la marcha y que lucía el hermoso lema de la convocatoria: «Cada Vida Importa. Por la vida, la mujer y la maternidad» en alcanzar la Plaza de la Independencia, donde, justo delante de la Puerta de Alcalá se había instalado el escenario y una pantalla gigante. Cuando llegaron se encontraron con la plaza abarrotada de gente que no había podido acercarse hasta Sol por el colapso que dominaba la zona. La imagen desde la Puerta de Alcalá era sobrecogedora, con toda la calle a reventar.
El otro pilar de la marcha, al margen de los jóvenes, fue la presencia masiva de familias enteras. Abuelos, padres e hijos, todos unidos. Miles de carritos de bebés por todas partes que milagrosamente encontraban siempre hueco para pasar. Y niños, muchos niños, por todas partes, todo un recordatorio al millón y medio de abortos que se han practicado según los datos oficiales en España hasta el año 2007. Pero sobre todo, un homenaje a las 156.000 vidas que han sido salvadas en el mismo periodo de tiempo por la actividad de tantas asociaciones dedicadas a ayudar a las mujeres embarazadas.
@DOMINGOPÉREZ/ABC