El día 2 de abril desde las 17:00 hasta las 17:30, fue convocado por la Asociación de Docentes Santo Tomás de Aquino, la concentración en protesta por la profanación de la Capilla en la Complutense, enfrente del Ministerio de Educación en Madrid. Varias asociaciones se han adherido a la protesta (PpE, HO, ADVCE, MEL, Padres Objetores) y el partido AES. Al acto asistieron una treintena de personas. Al final del acto se ha leído el siguiente manifiesto:
“Estimado Señor Ministro de Educación,
Observamos con estupor e indignación en los últimos meses como se acrecientan de forma preocupante las muestras de falta más básica de respeto hacia los derechos fundamentales, como es la libertad religiosa, garantizada por la Constitución Española, y que en los últimos días ha sido gravemente amenazada por las profanaciones ocurridas en la Capilla de la Universidad Complutense, pero desgraciadamente no han quedado aislados y muestras similares e intentos de profanación han ocurrido en otras universidades españolas. Por esa razón nos vemos en la obligación de protestar enérgicamente en contra del atropello más básico de los derechos de los católicos, que también somos estudiantes, profesores o simplemente ciudadanos de este país. No podemos tolerar, ni queremos, tales muestras de la falta de civismo más elemental, que toda persona, no solamente en el ámbito académico, debe poseer. Pero si estos hechos ocurren en los espacios dedicados al estudio y formación de los futuros intelectuales, nos produce un asombro y rechazo incondicional. No solamente porque el Artículo 524 (por no citar otros) del Código Penal vigente afirma que: “El que en templo, lugar destinado a culto o en ceremonias religiosas ejecutare actos de profanación en ofensa de los sentimientos religiosos legalmente tutelados será castigado con la pena de prisión de seis meses a un año o multa de 12 a 24 meses.”, sino por la dignidad misma de la institución universitaria.
Nos preocupa sobremanera que en nuestras universidades se produzcan acciones de este tipo, como la profanación arriba denunciada, o que cualquiera que no tenga “aprobación ideológica” de los grupos agresivos, tenga que sencillamente abandonar el recinto ante la intolerancia que debe ser totalmente extraña al contexto europeo y occidental.
Recientemente varios intelectuales europeos, algunos incluso no creyentes, denunciado la discriminación que actualmente sufren los cristianos en el mundo y los han señalado como el grupo más perseguido y que es un deber levantar la voz y acción cívica en su defensa. Pero nos llenamos de estupor al ver que estos hechos ocurren dónde en principio no deberían bajo ningún concepto, como lo es Europa, la cuna de la civilización Occidental. Por eso estamos obligados a recordar a todos que los católicos de este país son también ciudadanos que ostentan los mismos derechos como los demás. Nos negamos a ser discriminados por causa de nuestro credo.
Nos negamos a poder leer siquiera, como es posible por desgracia, las pintadas ofensivas que se pueden leer en el Campus de la Complutense, de tipo “Quitad vuestros rosarios de nuestros ovarios” o “Arderéis como en el 36”, con las que nos vemos directamente amenazados e insultados.
Por eso mismo, sostenemos que los universitarios que piensen y se comporten de esa manera no deben tener cabida en la universidad, ya que han demostrado no ser dignos de ostentar condición de ciudadanos académicos, que debe presuponerse en una institución educativa especialmente de este nivel.
Señor Ministro, Usted sabe muy bien que la institución universitaria no nos es extraña a los católicos. Fue precisamente bajo el impulso de la idea cristiana como nacieron las primeras universidades, hace ya muchos siglos, antes incluso de la existencia de España como nación. Por eso, no queremos vernos extraños cuando estamos en casa. Sabe Usted muy bien que no se pueden negar las raíces de “Ora et labora”, ni el saludable influjo del Decálogo, la cultura de Atenas y ley de Roma con las que se construyó Europa y en particular España.
Por todo ello, le pedimos sencillamente y con la cabeza bien alta, que les recuerde a todos los que ostentan la autoridad en las universidades españolas, que los docentes y estudiantes católicos estamos aquí para construir esta ciudad terrena, sin negar nuestra identidad de católicos en el puesto de trabajo de profesor o estudiante. Le pedimos que haga Usted cuanto tenga que hacer para que nuestros derechos fundamentales no se vean mermados ni perjudicados. Muchas gracias.”