Según denuncia el autor de este comunicado, la futura edición del Rally Montes de Cuenca pone en peligro un interesante yacimiento arqueológico en Alcalá de la Vega
Por Niceto Hinarejos
Siempre he pensado que debe haber una escala de valores y unas normas objetivas que dirijan nuestras actividades. Y dentro de esas actividades dar preferencia a aquellas que mas nos puedan enriquecer.
Una actividad es el deporte y los que lo practican elevan su espíritu y ensanchan y robustecen sus fuerzas custodiadas por un cuerpo sano.
La grandeza del deporte es incuestionable pero no tanto como para pensar que todo debe estar supeditado a su práctica. Hay otros valores que el deporte debe respetar y los organismos que lo promocionan, controlan y dirigen deben tener en cuenta que el deporte no puede menospreciar la Historia, la cultura ni el patrimonio de un pueblo.
En el mes de Noviembre —y si nadie lo impide— para conmemorar el 25 aniversario del rally “Montes de Cuenca” se quiere volver a sus orígenes y que la competición pase de nuevo por la ermita de Alcalá de la Vega (Cuenca).
Aparentemente no habría que poner trabas a la bajada —casi caída— que supone el arriesgado descenso —casi en vertical— desde la ermita hasta el río Cabriel ni habría que privar, como ocurría en los primeros años del rally, que una gran cantidad de aficionados presenciaran el espectáculo mayor del recorrido por los Montes de Cuenca.
Pero, teniendo en cuenta que desde la ermita hasta el río el rally atraviesa unas antiquísimas ruinas históricas a las que los árabes aumentaron su importancia, que se está a la espera de poder realizar estudios arqueológicos y que el paso de estos vehículos puede deteriorar estos vestigios seculares y borrar su historia, se debería pensar, además que en la grandeza del deporte, en el valor de la cultura, de la Historia y del patrimonio de un pueblo que poco a poco se va muriendo sin que apenas quede gente para protestar ni para proteger.
Todo el meandro del río oculta vestigios y ruinas de generaciones pasadas
En el año 1987, como consecuencia de las pasadas de los coches del Rally, se descubrieron varias estelas funerarias de la época visigoda. De poco sirvieron los afanes por ocultarlas porque, entre los asistentes al espectáculo del descenso hasta el río, los había también amantes del expolio y despojo patrimonial; y, sirviéndose de personas ignorantes e irresponsables de un pueblo vecino, aprovechando la oscuridad de la noche —a cambio de 4.000.000 ptas— les llevaron impunemente y sin riesgo las estelas a su casa.
El rally las descubrió en 1985
Yo haría un llamamiento a los responsables de esta competición para que no se volvieran a repetir hechos semejantes.
Deporte sí, a cualquier precio no. Y menos perjudicando a unos habitantes indefensos e incapaces de proteger su Historia y su patrimonio y que aceptan cualquier propuesta a cambio sólo de que se acuerden de ellos.
@Voces de Cuenca.es