La colección fue descubierta en el 2001 por la Escuela de Restauración Superior de Madrid.
El monasterio del Sancti Spiritus en Toror (Zamora), exhibe piezas del siglo XIV pertenecientes a su fundadora.
El monasterio del Sancti Spiritus en Toror (Zamora), exhibe piezas del siglo XIV pertenecientes a su fundadora.
Desde este fin de semana, toresanos y visitantes podrán admirar en el museo del Monasterio del Sancti Spiritus una singular exposición del ajuar funerario de la fundadora del convento, Teresa Gil. La Fundación González Allende ha promovido y costeado el montaje de esta muestra, en la que se pueden observar las piezas que conforman este ajuar funerario y entre las que se conservan el brial, la camisa, las ligas, el velo que cubría la cabeza, un precioso tocado, unos guantes, un mechón de pelo o la sábana mortuoria, así como restos del cojín y de la pelliza que cubría el cuerpo de Teresa Gil, elaborada con tiras de piel y unas telas de seda que no se han podido conservar.
El presidente de la Fundación González Allende, José Navarro Talegón, recordó que el ajuar fue descubierto en el año 2001, cuando en una campaña de verano la Escuela Superior de Restauración y Conservación de Bienes Culturales de Madrid inició los trabajos de recuperación del sepulcro de Teresa Gil. Aunque en un principio la finalidad del proyecto era restaurar el sarcófago, una vez descubiertos los restos de la fundadora del convento, se decidió ampliar la intervención con la documentación y posterior restauración de la indumentaria funeraria.
Tras este descubrimiento, Navarro Talegón reflejó en un informe que «el hallazgo de la indumentaria acrecienta el rico legado cultural del monasterio y su interés testimonial es incuestionable y no debe quedar sepultado y abandonado a su suerte».
Según los datos aportados por el historiador toresano, todas las piezas que se muestran en esta exposición son anteriores al año 1310 cuando falleció la fundadora del monasterio y, como resaltó, «tienen una importancia considerable porque en España tenemos muchos textiles anteriores, sobre todo los islámicos, que son muy interesantes, pero del estilo de este ajuar se conservan muy pocos ya que el siglo XIV no dejó grandes cosas».
Departamento de Tejidos
Para preservar estas piezas, Navarro solicitó colaboración al Departamento de Tejidos del Instituto de Patrimonio Histórico Español, que durante varios años trabajó en la recuperación de este ajuar.
En una primera fase, los técnicos de esta institución se encargaron de la restauración del brial, la camisa, los guantes y el velo, mientras que en una etapa posterior procedieron a recuperar dos sábanas mortuorias, el tocado, las ligas, el cojín y los restos de pieles de la pelliza. En un informe histórico-artístico sobre esta indumentaria, elaborado por Ana Patricia Gotor, se detalla como una de las sábanas mortuorias se encontró en un «frágil» estado de conservación dado que el cuerpo se apoyaría sobre ella, produciendo manchas, grietas, roturas y pérdidas. El hilo utilizado en la decoración es de seda y cuando se abrió el sarcófago esta sábana aparecía cubriendo el cuerpo de la fundadora del monasterio cubierta con tres paños de lino basto, colocados con toda probabilidad por las religiosas cuando volvieron a ocupar el convento en 1871.
La segunda sábana hallada dentro del sepulcro es un ligamento de tafetán simple sin teñir y también cubría el cuerpo de la finada. En cuanto al tocado, está integrado por varias piezas, como bandas bordadas de diferentes tamaños, una redecilla realizada con hilo de seda de color naranja y rematada con una cinta roja que daba dos vueltas a la cabeza de Teresa Gil, así como una cinta roja realizada en ligamento de tafetán.
Otras piezas que conforman este ajuar funerario son dos ligas de tafetán simple de lino sin teñir, con un oscurecimiento debido posiblemente a la descomposición de las fibras. Se supone que su función era la de sujetar las posibles medias, pero éstas no han aparecido, ni siquiera sus restos. Del cojín se han conseguido recuperar varios restos como una pieza de piel teñida en rojo, tres tiras de cuero con añadidos de piel rosa y siete borlas de seda y de color verde.
Por otra parte, de la prenda exterior hallada en el interior del sepulcro se conservan muy pocos fragmentos textiles que puedan informar de cómo sería esta prenda. No obstante, según este informe, «por los restos conservados podría tratarse de un manto o capa confeccionada en tafetán de color azul grisáceo que forraría las tiras de piel por su anverso y reverso, estaría decorado en mangas y cuello por los fragmentos de color rojo aparecidos en el puño derecho y en el lado izquierdo próximo al cuello de Teresa Gil».
La indumentaria se completa con piezas como el brial, elaborado con tejido de tafetán de seda de color azul, es largo, lleva cuello a la caja y abertura hasta la altura del pecho. No tiene costura en la cintura y el cuerpo y la falda fueron cortados en una pieza. Esta prenda está totalmente guateada con fibras de relleno de lana y algodón y forrada con tafetán de hilo en su color.
Las aberturas del cuello y los puños se cierran con ojales y pequeños botones del mismo tejido. La camisa es de tafetán de lino muy fino en color crudo. Larga y con forma acampanada, presenta una abertura delantera, mangas largas ceñidas al antebrazo cuya forma se ha conseguido con dos quillas de diferente tamaño cada una y rematadas en puños con abertura. El tejido es de gran finura, lo que ha propiciado que se haya deteriorado en gran medida y presente manchas oscuras debido a la descomposición del cuerpo, que no se han podido eliminar.
El velo cubría la cabeza y la cara de Teresa Gil y estaba doblado por la mitad en su lado mayor, uno de los picos rodeaba el cuello y el otro cubría el rostro de la finada. La última pieza son unos guantes de piel, posiblemente de cabritilla, que cubren las manos hasta las muñecas donde acaban de forma acampanada. Salvo los dedos pulgares, el resto de los dedos se encontraban casi todos descosidos por el deterioro del hilo con el que estaban unidos.
@M. J. CACHAZO/NortedeCastilla.es