Artemio Martínez Tejera, autor del proyecto de investigación de San Miguel de Escalada, ha presentado a la Junta un plan para descubrir el lugar que esconde los restos del monasterio de Compludo. El arqueólogo destaca que una de las novedades del estudio radica en el hecho de que será un «yacimiento digitalizado», por cuanto que se escaneará a medida que se vaya excavando, lo que permitirá ver la evolución de la excavación al final de la misma. El plan se ha planteado en principio con una duración de cinco años y comprendería varias fases: exhaustiva búsqueda documental (2010), estudio de los documentos y materiales ya localizados (2011), prospección (2012) y campañas de excavación (2013-2014).
Sus resultados verán la luz, para la comunidad científica, en Oxford, dentro de la prestigiosa serie British Archeological Reports , que está muy interesada en los hallazgos que esta investigación desvelará.
La vida de Fructuoso. Uno de los secretos que revelará la excavación será cómo se desarrolló la vida de Fructuoso, un personaje clave en la historia del monasticismo no sólo leonés, también hispano, pues sus fundaciones llegaron hasta Cádiz. Se trata de un caso único, puesto que el monje escribió una regla monástica para este monasterio en concreto (en el bienio, 640-641) que es el único caso conocido para toda la península.
Martínez Tejera destaca que no sólo se conoce el texto, sino que también hay constancia de su localización gracias a los trabajos arqueológicos desarrollados por José Menéndez Pidal.
El proyecto se plantea a medio y largo plazo y está destinado a revitalizar el que se conoce como espacio cultural complutense, con el fin de que tanto Compludo como Palacios de Compludo puedan inscribirse en el marco del Plan Pahis 2004-2012.
Gracias a su regla se conocen los espacios que configuraban el monasterio de Compludo (obrador o scriptorium, biblioteca, etc.,) y gracias a este proyecto arqueológico se podrán redescubrir esos espacios del siglo VII para la sociedad del siglo XXI. Sus restos sólo esperan a ser exhumados. Artemio Martínez Tejera revela que un espacio ya estuvo habitado desde, al menos, mediados del siglo VII, y no se extinguió hasta los siglos pleno y bajo-medievales. «En otros países este espacio habría sido ya excavado hace mucho tiempo ya que esconde un tipo de hábitat, el monástico fructuosiano, desconocido hasta el momento», lamenta.
@Cristina Fanjul/DiariodeLeon.es