La organización judía Shavei Israel reclama estas piezas que están custodiadas en el Museo de la Seu.
Uno de los dos rimmonims de la Seu. DIARIO DE MALLORCA
Estos últimos días ha llamado la atención la reclamación que ha hecho la organización judía Shavei Israel entorno a dos de las piezas más exóticas del tesoro catedralicio:los rimmonims. Según esta organización, las piezas deberían ser entregadas a los hebreos. En cambio, la propia comunidad judía de Baleares se ha desmarcado de las pretensiones de Shavei Israel, dejando claro que no pretenden ni reivindican estos objetos históricos artísticos. Quizás pueda sorprender a más de uno el interés desmesurado por los rimmonims –puede que incluso, en este caso, roce la impertinencia–pero lo cierto es que el interés que suscitan ha provocado en más de una ocasión el que alguna persona haya viajado a la isla con el objeto, casi exclusivo, de visitarlos.
Estas dos piezas de bella orfebrería medieval –cuya denominación parece sacada del glosario del escritor inglés J.R.R. Tolkien, rimmonim, que en hebreo significa granada– se presentan en forma de bordones o pináculos de plata ricamente cincelada y repujada, mientras que sus interiores están formados por un alma de madera. Estos bordones tienen forma de caja prismática con columnas en los extremos que en su parte superior sujetan unos cascabeles, cúpula piramidal y granadas de filigrana. Ambas piezas presentan en toda su superficie decoración no figurativa compuesta de flores repujadas y pedrería, y en el centro aparecen unas ventanas ajimezadas. Entre la recargada ornamentación se distinguen unas inscripciones en hebreo. En su día, Francisco Planas publicó la traducción. Se trata de unos versos que resumen el salmo 18, o la inscripción: "Estas son las granadas consagradas a Yahve". También aparece una referencia al origen de las piezas: "En la sinagoga de los judíos de Cammarata, Yahve la guarde. Amén".
Originariamente los rimmonims tenían forma de granadas, las cuales simbolizaban los frutos del árbol de la vida, significado a su vez por los dos palos que las sostenían, en torno de los cuales se enrollaban los sagrados pergaminos. En cambio, los rimmonims que se conservan en la Catedral, en forma de prisma con las granadas en los extremos y flanqueado por columnas, son de una tipología posterior, surgida en el siglo XIII.
Por tanto, los rimmonims formaban parte de un artilugio que servía para proteger, sostener e ir haciendo correr el rollo de la Ley o Torah. Como se ha dicho, remataban las varas en que iba enrollado el texto sagrado. "Alabado sea Dios que en su santidad dio su Ley a Israel" cantaba el rabino en la sinagoga al sacar el rollo de la Torah. Antes de la lectura era levantado en alto el volumen y movido de un lado para otro para que se pudiera oír el sonido de los pequeños cascabeles. De hecho, tal como explica el historiador del arte Joan Domenge, se trata de uno de los objetos más significativos del culto hebraico," rodeado de gran sacralidad, tanto por su contenido como por el hecho de constituir el símbolo de los principales valores del judaísmo". No en balde, la riqueza de confección de estas piezas es, ya por sí sola, testimonio de un amor a la Palabra Divina la cual era sostenida en sus varas.
Tal como reza la inscripción, los rimmonims provienen de la sinagoga de Cammarata, población situada en la provincia siciliana de Agrigento. Según el historiador Gabriel Llompart, éstos fueron vendidos por unos judíos al mercader mallorquín Francesc Puig, quien en 1493 los envió como ofrenda a la Virgen de la Catedral de Mallorca. Una vez en la isla se le añadieron unas largas varas de plata, que son las que hoy se observan. Así se cristianizaron, convirtiéndose en cetros de primicerio o cantor en determinadas solemnidades catedralicias. Por ejemplo, se tiene documentado que en 1634, los rimmonims, ya convertidos en cetros, se usaron para el canto de responsorios breves que se realizaban al final de las horas menores, y eran portados por dos "señores capitulares".
Como se ve, estas piezas no sólo destacan por su interés histórico artístico, sino que también conllevan un fuerte sentido litúrgico y espiritual. Quizás ello explique las susceptibilidades originadas estos días.
@BARTOMEU BESTARD, (CRONISTA OFICIAL DE PALMA)/DIARIO DE MALLORCA