La magia, los secretos y las leyendas se mezclan para conformar un Valladolid diferente al conocido, con siglos de la historia que se oculta.
Uno de los esqueletos encontrados en la iglesia de El Salvador. @ G. S.
Leyendas de templarios en iglesias y conventos, lugares cargados de energías que esconden tras sus muros pinturas de Goya, momias y antiguos cementerios que se conservan en criptas en pleno centro de la ciudad o incunables en el único seminario inglés de toda España. Todo ello conforma una ruta cargada de misterio y magia que descubre un Valladolid oculto y olvidado tras las paredes de los conventos, las iglesias o debajo de las plazas. Siglos de la historia desconocida de esta ciudad que un día vio, como sede de la corte real, florecer un imperio.
1. El origen de Santa Ana
La ciudad esconde historias reales y leyendas posibles para unos e insólitas para otros. El monasterio de Santa Ana es uno de estos lugares con encanto, su iglesia alberga tres obras de Francisco de Goya, las únicas que hay en toda la comunidad y que están al alcance de todos al encontrarse expuestas en los retablos de la iglesia que forma parte del museo. Pero no solo las obras de Goya son el atractivo de este enclave, sino que es también un lugar para muchos cargado de energías telúricas, el conjunto de radiaciones que emanan de la tierra y que reportan un bienestar «al cuerpo y al alma», como explican desde el museo. La historia de este convento se remonta a 1596 cuando se decide que el Monasterio de religiosas de San Bernardo en Perales, de Palencia, fundado en 1161 por la hija de Alfonso VII, se traslade a Valladolid. Para dar cuenta de la magia y misterios que rodean este lugar, en 1618, durante su construcción su arquitecto, Francisco de Praves, escribió «levantar de nuevo un lienzo del claustro, los secretos y pasadizos». Los años pasaron y en 1775 las monjas se vieron obligadas a solicitar ayuda real a Carlos III, quien ordenó a su arquitecto personal, Francisco Sabatini, levantar de nuevo este convento que caía poco a poco en ruinas. El propio arquitecto calificó más tarde a este convento como su obra más limpia y equilibrada, por lo que pidió al rey que mandase cuadros a la altura de esta obra, y así Carlos III envió a la ciudad tres cuadro de su pintor de cámara, Francisco de Goya.
Las tres obras de Francisco de Goya en la iglesia de Santa Ana. @ GONZALO SÁNCHEZ
¿Pero por qué el centro de la iglesia desprende este tipo de energías? La explicación de quienes las sienten es el pasado templario que se cree que puede tener y la combinación en este templo de elementos propios de estos caballeros, como son el agua y la presencia del número ocho. En el antiguo emplazamiento palentino, cuentan que esta orden de monjas cistercienses tenía tanto poder económico, social y cultural que estaba protegida por monjes templarios, que se trasladaron con las religiosas al nuevo convento en Valladolid. En la construcción de Sabatini del siglo XVIII hay varias marcas de estos elementos, la iglesia tiene planta octogonal y en el centro está la estrella de ocho puntas, se sitúa cerca de un ramal del río Esgueva, hay varias cruces de órdenes militares en las paredes de la iglesia, la cruz de la flor de lis y la cruz de Calatrava, y la obra de Goya, 'San Bernardo curando a un cojo', es la única del artista que tiene dibujada una estrella de ocho puntas. Todo fruto de la casualidad para muchos, para otros historia palpable de un pasado templario en la ciudad.
Los templarios serán de nuevo protagonistas en esta ruta al llegar al Colegio de los Ingleses, en la calle Don Sancho, a la iglesia de San Quirce y a la iglesia de San Juan. Se cree que en estos enclaves de la ciudad pudo estar ubicado el antiguo convento de esta orden, y por lo tanto consideran que estos lugares desprenden energías positivas.
2. El pasado inglés
Lo que sí se sabe con certeza es la importancia del Colegio de los Ingleses en los siglos en los que los católicos eran perseguidos por los monarcas ingleses en tierras luteranas. En 1589 la poderosa Castilla de Felipe II decidió acoger a los seminaristas del reino inglés para su formación como sacerdotes católicos, quienes más tarde irían a Inglaterra a expandir el catolicismo por tierras herejes, aun sabiendo que la mayoría de ellos serían perseguidos y torturados.
Bajo el mandato de los jesuitas comienzan las andanzas de este seminario católico inglés que en la actualidad sigue abierto, siendo el único en España, y que contará el próximo curso con 18 nuevos jóvenes encaminados al sacerdocio. Los inicios de este colegio no fueron sencillos. En Valladolid, tras la derrota de la Gran Armada en aguas inglesas en 1588, se miraría a estos seminaristas extranjeros con desconfianza, y por otro lado el gobierno inglés, encabezado por la reina Isabel I, les consideraba aliados de Felipe II y promotores de una conspiración contra la corona inglesa, por tanto les vigilaba y amenazaba con actuar contra sus familiares, que se quedaban en el país inglés.
3. Cementerio bajo la plaza
Alejándonos de historias templarias y de seminaristas mártires perseguidos, se llega al cementerio que hay debajo de la plaza del Salvador. Esta cripta, bajo el suelo de la iglesia del mismo nombre, esconde las tumbas más antiguas encontradas en la ciudad. Tumbas antropomórficas, excavadas directamente en la piedra y la tierra con la forma del cuerpo humano.
En el siglo XIII, la ermita de Santa Elena ubicada en esta misma plaza estaba rodeada por un cementerio. Con la repoblación de Castilla este lugar de culto se quedó pequeño y se decide tirarla y construir de nuevo, ubicando los cimientos sobre el antiguo cementerio. Ya entre el siglo XIV y XV, de nuevo se vuelve a derribar la iglesia, excepto la capilla de la familia González de Illesca, muy cercanos a los Reyes Católicos, para construir otra. Es bajo esta capilla donde se encuentra la cripta con las tumbas y los esqueletos, que en un principio fue el lugar de enterramiento de esta poderosa familia y que más tarde se convirtió en un cementerio de niños, por las más de setenta tumbas infantiles encontradas. En las labores de restauración llevadas a cabo el objetivo era rehabilitar esta capilla que poco a poco se caía a pedazos y encontrar esa cripta conocida por los escritos de la época, la sorpresa fue encontrar también otra cripta similar con varios túneles, la cual se desconocía.
4. Momia tras los muros
No muy lejos de esta plaza, en la calle Teresa Gil, se encuentra el convento de Nuestra Señora de Portacoeli, famoso por su repostería. Lo que se desconoce es lo que se esconde detrás de los muros de este convento de clausura. En la sala Capitular, detrás de una celosía y dentro de una sencilla arca de madera, se encuentra la momia de don Rodrigo de Calderón, quien en el XVI compró el patronato de este convento, librando a las monjas de las deudas que acarreaban, para más tarde ampliarlo para convertirlo en el convento que es en la actualidad, y que fue hombre de confianza del valido, el Duque de Lerma.
La ciudad esconde cientos de historias y leyendas conocidas por todos, pero también otras desconocidas, ocultas por el paso de los siglos y el silencio de sus protagonistas. Un Valladolid distinto a aquel por el que pasean los turistas, sin llegar a imaginarse el misterio y la magia que esconde esta ciudad en cada uno de sus rincones.
@ISABEL SANZ SOBALER, (Valladolid)/El Norte de Castilla.es