Estimados +Hermanos y +Hermanas, hoy de nuevo Nuestro Señor ha tenido a bién llamar a su lado a un miembro de nuestra comunidad templaria. Hace escasamente una hora nos llega la noticia de que la esposa de nuestro querido Fr.++Antonio Medina, Bailío de Madrid, Consejero del Maestre y del Gran Prior en relaciones con la Iglesia Católica, y Presidente de la Cofradía de Semana Santa de Alcobendas, Angelines Montes, ha partido al encuentro con Nuestro Señor después de una larga enfermedad.
Sabemos que será velado su cuerpo terrenal en el Tanatotio de Nuestra Señora de la Paz, en Alcobendas, (carretera de Madrid a Comenar Viejo), y cuando sepamos el día y la hora en el que recibirá cristiana sepultura os lo comunicaremos.
Mientras, lo único que podemos hacer es orar por su alma y acompañar a nuestro +Hermano y familia en estos momentos de dolor, pensado que el alma de nuestra querida Angelines Montes va ya camino del encuentro con el Padre.
En estos momentos nos vienen a la memoria las sabias y dulces palabras de San Agustín:
No llores si me amas. ¡Si conocieras el don de Dios y lo que es el Cielo! ¡Si pudieras oir el cantico de los Ángeles y verme en medio de ellos! ¡Si pudieras ver desarrollarse ante tus ojos ,los horizontes,los campos y los nuevos senderos que atravieso! ¡Si por un instante pudieras contemplar como yo la belleza ante la cual las otras bellezas palidecen!
¡Tu me has visto, me has amado en el pais de las sombras, y no te resignas a verme y amarme en el pais de las inmutables realidades!
Creeme, cuando la muerte venga a romper tus ligaduras como ha roto las que a mi me encadenaban, y cuando un día que Dios ha fijado y conoce, tu alma venga a este Cielo en que te ha precedido la mia, ese dia volveras a ver a aquel que te amaba y que siempre te ama y encontraras su corazon con todas sus ternuras purificadas.
Volveras a verme, pero transifigurado, extático y feliz, no ya esperando la muerte, sino avanzando contigo, a quien llevare de la mano por los senderos nuevos de luz y de vida, bebiendo con embriaguez a los pies de Dios un nectar del cual nadie se saciará jamás.
Enjuaga tus lágrimas y no llores si me amas.