No sllega una buena noticia desde Málaga, donde informa el Diario La Opinión de Málaga de la limpieza de la estatuta de la Inmaculada que por fin ha recuperado su precioso color de mármol blanco.
La Noticia:
Una estatua religiosa que recupera la dignidad
El Ayuntamiento limpia la estatua de la Inmaculada, junto a la iglesia de San Felipe Neri, maleada en su día por algún intransigente
El Ayuntamiento limpia la estatua de la Inmaculada, junto a la iglesia de San Felipe Neri, maleada en su día por algún intransigente
Desde el asesinato de Kennedy, y ya ha llovido, no hay acto público que no tenga detrás una patulea de intrigantes capaz de asegurar que todo se debe a una conspiración secreta pero mundial.
Según estas delirantes teorías, el aterrizaje en la Luna se grabó en unos estudios ´terrestres´ y más de un político es en realidad un alienígena camuflado. Esto último ni siquiera podría admitirse en el caso de Hugo Chávez, más próximo al boniato en su estructura neuronal que al habitante de Marte.
Las novelas de ambientación histórica han terminado por esbozar un mundo en el que los templarios, los rosacruces y los ´illuminati´ han hecho y deshecho lo que les ha dado la real gana, y seguro que están detrás del fichaje de Cristiano Ronaldo.
En este ambiente de intrigas, primos hermanos de Judas y descendientes de la estirpe secreta de los cobradores de seguros, no es de extrañar que florezcan los gestos de intransigencia contra el patrimonio eclesial.
Buen ejemplo lo tenemos en la iglesia de San Felipe Neri. Alguna vez hemos comentado los gestos de memez infinita que exhiben algunos individuos. No hay que tener las cosas muy claras para realizar la siguiente pintada en una de las puertas de la iglesia: ´Ego sum Dei´. Para exhibir este renqueante dominio del latín, el gachó en cuestión tuvo que dañar seriamente una puerta centenaria.
A pocos metros de esta ´reafirmación del zangolotino´, en la enchinada calle Cabello, teníamos una estampa que además hería bastantes sensibilidades: la preciosa estatua de una Virgen Inmaculada, de mármol blanco, a la que alguien había volcado unos litros de pintura roja y verde.
La afrenta parecía salida de algún ´best-seller barato y conspiratorio´ o quizás, de algún intransigente con ganas de fastidiar al respetable. Demasiado tiempo ha estado esta obra en semejante estado, pero por fin, la escultura ha sido limpiada y ha recuperado su belleza.
Habrá que confiar en que esta bonita estatua, con tanto significado para muchos malagueños, permanezca intocable, sin más afrentas absurdas.
Sin embargo, el pasotismo del malagueño medio en relación con todo lo que encuentra en la calle sólo nos anuncia un pequeño respiro. En todo caso, felicidades.
@ALFONSO VÁZQUEZ
@LA OPINION DE MALAGA