Andalusíes eran todos los andaluces, no solo los musulmanes, y gracias a la Toma de Granada como fin de la reconquista, nuestras mujeres no son lapidadas en la plaza pública, ni deben ir un paso por detrás del marido, ni cargadas como burras mientras el macho de turno va de opio hasta arriba murmurando la hostia que pegará a la de atrás por llegar tarde al no andar más deprisa con la carga.
Estos imbéciles que se proclaman abiertamente contrarios a la celebración de la Toma de Granada por tratarse según ellos de un genocidio, no mirán que sucede en Siria, en Libia, en Irán, en Irak, en Arabia, en Kwait, en Marruecos, en fin, en todos los paises musulmanes. Claman contra los sacerdotes pederastas católicos pero no miran la pederastia costumbrista del musulman, donde niñas de apenas diez años son dadas en matrimonio al mejor postor. Claman contra nuestra policía pero no miran la represión de las naciones musulmanas por fuerzas no solo de seguridad del estado, sino por grupos religiosos al mando de un imán que los incita.
Venga, cogeros un ferry, pasar a África y estableceros en un pais musulman, haceros andalusíes musulmanes en el exilio y que os corten la cabeza u os cuelguen vuestros amorosos hermanos musulmanes, pero dejad en paz la historia, que no fue otra que la liberación de un pueblo sometido a las decisiones arbitrarias y dictatoriales árabes y que conmemoremos que gracias a esa Reconquista que vosotros insultais podeis estar hoy en las calles negando la mayor.
Por supuesto que tampoco apoyamos a los ultraderechistas que intentan hacer de algo histórico un emblema de sus ideas fascistas, pero el rechazo al fascismo no tiene que significar necesariamente que aplaudamos vuestras negaciones e insultos al día de la gloriosa Toma de Granada.