Los arqueólogos italianos trabajan incesantemente para desvelar el nuevo misterio que ha surgido de las entrañas de la tierra: conocer el porqué en el siglo XIII enterraron a una mujer con siete clavos de cuatro centímetros en la boca.
Los arqueólogos que desde hace meses trabajan en un cementerio del 1200 en Piombino, en la región central de Toscana, realizaron un increíble y misterioso descubrimiento cuando en la boca del cadáver de una mujer hallaron siete clavos curvos, de cuatro centímetros, y otros trece que clavaban su ropa al suelo.
Ahora los expertos han concentrado todo su trabajo para desvelar el misterio de la que ya todos llaman “la bruja de Piombino”.
Quién era esta mujer? y sobre todo Por qué se le castigó con este gesto simbólico?, son las preguntas que desde hace semanas se hacen los responsables de las excavaciones sin aun haber llegado a una posición común.
Hace ocho siglos, en un lugar idílico, en un promontorio frente al mar del Golfo de Baratti, se enterró sin ataúd y con un “macabro rito” a una mujer de entre 25 y 30 años.
“Un descubrimiento atípico. No había visto nada igual”, cuenta uno de los responsables de la excavación Alfonso Forgione, profesor de la Universidad de LAquila, quien lanza la hipótesis que se pudo tratar de un rito de exorcismo.
Para Forgione, se podría tratar de una mujer con problemas físicos o mentales a quien en plena Edad Media “se calificó de ser un individuo maléfico o de una bruja” .
“Creemos que se trató de un exorcismo arcaico y se le colocaron los clavos para que no volviese a pronunciar maldiciones o sortilegios, pero estamos abiertos a cualquier teoría” , añade Forgione.
Y es que, añade el mismo Forgione, visto que el cementerio se encuentra cerca de una iglesia y se trata de un terreno consagrado, donde yacen otras 300 personas, abre nuevas hipótesis como que la “bruja” fuera de una familia influyente y esta habría conseguido darle sepultura cristiana.
El cementerio además sigue deparando sorpresas, pues al lado de la supuesta “bruja” también se encontró el cadáver de una mujer a quien habían enterrado junto con un saquito con 17 dados de juego.
Según Forgione, en esos años el juego estaba prohibido, sobre todo entre las mujeres, y por tanto se cree que “la mujer fue una meretriz, enterrada con desprecio junto con el símbolo más bajo de la moralidad: los dados” .
Los expertos han comenzado a pronunciarse sobre el misterioso descubrimiento y para Paola Villani, profesora de Literatura Italiana del Politécnico de Milán, se podría tratar del castigo a una adúltera.
Según Villani, en latín la frase “clavos en la boca” se dice “clavis oris” y en algunos textos medievales se afirmaba en latín que era el remedio contra el adulterio que prohíbe el sexto mandamiento para los católicos.
“Et sicut in sexto clavis oris ponitur in arca cordis” , que quiere decir “Para el sexto, el remedio es poner clavos en la boca para que lleguen al arca del corazón”.
Las excavaciones, que durarán aún un mes, habían comenzado con el objetivo de encontrar las bases de la antigua catedral de San Cerbone y los restos del santo, quien vivió en el siglo VI, pero ahora han cobrado un nuevo interés que seguirá apasionando a los estudiosos.