Los Ángeles de la guarda existen y expresan la presencia de Dios, que siempre está atento y cerca del hombre, afirmó ayer el papa Benedicto XVI antes del rezo del Ángelus en el Vaticano.
El Pontífice recordó que la Iglesia dedica el primer domingo de octubre, precisamente, a los Ángeles Custodios.
“Queridos amigos, el Señor está siempre cerca y en acción en la historia de la humanidad, y nos acompaña también con la singular presencia de sus Ángeles, que hoy la Iglesia venera como ‘Custodios’, es decir, ministros de la divina atención hacia cada hombre”, sostuvo el Papa.
“Desde el inicio hasta la hora de la muerte, la vida humana está rodeada de su incesante protección”, expresó el Papa.
Los Ángeles acompañan a la Virgen, aliada de la humanidad en la lucha “para que el mal sea derrotado y se revele, en plenitud, la bondad de Dios”, destacó Benedicto XVI.
La reflexión parte de un pasaje evangélico, que le sirvió a Joseph Ratzinger para recordar que “Dios manifiesta su omnipotencia en la fidelidad a un programa de amor que, finalmente, prevé el justo castigo para los malvados”.
Si bien la Biblia habla poco de los Ángeles, Jesús los citó en varias ocasiones y son invocados por los cristianos ya desde los primeros tiempos del cristianismo.
El concepto de ángel surgió en el cristianismo en torno al siglo V, pero la idea de un espíritu enviado por la divinidad a custodiar a cada ser humano estaba ya presente en la filosofía griega.
El papa Juan Pablo II, que en su libro “Alzatevi, andiamo” relataba cómo desde niño confió en el Ángel de la Guarda, recitando plegarias tradicionales con confianza y seguro de la protección de su Custodio, en 1986 dedicó algunas audiencias generales a explicar a los fieles qué son los Ángeles.
Y Benedicto XVI, cuando durante las vacaciones en Val d’Aosta de 2009 cayó y se fracturó la muñeca, comentó: “Si bien mi ángel custodio no impidió mi infortunio, ciertamente, por orden superior quizá, el Señor quería enseñarme más paciencia y más humildad para darme más tiempo para la plegaria y la meditación”.
La creencia en la confianza de cada hombre en su Ángel Custodio presupone la fe en un Dios que ama a cada hombre como único, irrepetible e inconfundible.
“Queridos amigos, el Señor está siempre cerca y en acción en la historia de la humanidad, y nos acompaña también con la singular presencia de sus Ángeles, que hoy la Iglesia venera como ‘Custodios’, es decir, ministros de la divina atención hacia cada hombre”, sostuvo el Papa.
“Desde el inicio hasta la hora de la muerte, la vida humana está rodeada de su incesante protección”, expresó el Papa.
Los Ángeles acompañan a la Virgen, aliada de la humanidad en la lucha “para que el mal sea derrotado y se revele, en plenitud, la bondad de Dios”, destacó Benedicto XVI.
La reflexión parte de un pasaje evangélico, que le sirvió a Joseph Ratzinger para recordar que “Dios manifiesta su omnipotencia en la fidelidad a un programa de amor que, finalmente, prevé el justo castigo para los malvados”.
Si bien la Biblia habla poco de los Ángeles, Jesús los citó en varias ocasiones y son invocados por los cristianos ya desde los primeros tiempos del cristianismo.
El concepto de ángel surgió en el cristianismo en torno al siglo V, pero la idea de un espíritu enviado por la divinidad a custodiar a cada ser humano estaba ya presente en la filosofía griega.
El papa Juan Pablo II, que en su libro “Alzatevi, andiamo” relataba cómo desde niño confió en el Ángel de la Guarda, recitando plegarias tradicionales con confianza y seguro de la protección de su Custodio, en 1986 dedicó algunas audiencias generales a explicar a los fieles qué son los Ángeles.
Y Benedicto XVI, cuando durante las vacaciones en Val d’Aosta de 2009 cayó y se fracturó la muñeca, comentó: “Si bien mi ángel custodio no impidió mi infortunio, ciertamente, por orden superior quizá, el Señor quería enseñarme más paciencia y más humildad para darme más tiempo para la plegaria y la meditación”.
La creencia en la confianza de cada hombre en su Ángel Custodio presupone la fe en un Dios que ama a cada hombre como único, irrepetible e inconfundible.
@Menos de la fotografía: ABC. com. py