Muchas piezas de valor han desaparecido y otras están en iglesias como la de Villamañán
Mucho se ha escrito sobre el expolio que sufrió Eslonza. Ernesto Escapa fue uno de los más contundentes, ofreciendo pistas sobre el paradero de algunas de las piezas: “Los santos de la fachada, cinco esculturas barrocas de José Rozas, se los repartieron un hostelero de Mansilla del que nunca más se supo, que usaba la pétrea corpulencia de Santa Natalia para que la clientela sujetara a ella sus mulas durante la comida; un espabilado de la Comisión de Monumentos que se llevó dos a su casa de la calle San Pelayo, un descuido en el apeo que acabó con San Adriano al que hizo trizas por los suelos y la parroquia de Villanueva del Condado, que aupó a San Pedro a lo más alto y azotado de su torre de ladrillo”.
Ya se ha señalado que otras muchas piezas están en casas particulares, como adornos o asientos, y las ‘mejor paradas’ (pues aún las pueden disfrutar los ciudadanos) se puede considerar que son aquellas que eranobjetos de culto se dispersaron por otras muchas iglesias de la comarca. Había entre los bienes del monasterio de Eslonza obras de mucho valor, entre las que destacan algunos cuadros de discípulos de Velázquez (Juan de Pareja, entre otros) y objetos de culto, como retablos, el púlpito, sillería del coro, etc, además de el reloj y las campanas de la torre. El retablo central, el reloj, las campanas, el púlpito y el coro se encuentran en el no muy lejano pueblo de Villamañán.
De tras muchas piezas nada se sabe. Los nuevos propietarios también pueden decidir si quieren seguir su rastro para tratar de reunirlas, hacer una exposición con ellas o simplemente documentarlas. De momento sólo se ha dado el primer paso, el que permite a Eslonza ser propiedad de los habitantes del lugar.
@F.Fernández/La Crónica de León