En los complicados tiempos que corren, en los que el estrés se adueña cada vez más de nuestras vidas, todos procuramos buscar alguna actividad relajante que nos ayude a liberar la tensión acumulada. Las vías de escape pueden ser muchas y una de ellas, que poco a poco va ganando más adeptos, es la búsqueda de lugares tranquilos, lejos del mundanal ruido, que permitan meditar y hacer una especie de examen de conciencia personal.
Dentro de ese grupo se encuentran aquellos que responden a la oferta que hacen las religiosas bernardas de la congregación cisterciense del monasterio lucense del Divino Salvador, en Ferreira de Pantón, en el corazón de la Ribeira Sacra.
La singular propuesta de estas monjas de clausura, seguidoras de la regla de San Benito, se trata de una opción exclusiva para "todas las mujeres de buena voluntad", tal como señala el tríptico informativo en el que se anuncia. La congregación cuenta con una hospedería monástica, formada por cuatro confortables y austeras habitaciones, en la que se da acogida a mujeres que, de manera sincera, busquen un contacto personal más profundo consigo mismas, al calor de la vida de oración y trabajo que marcan el día a día de esta comunidad religiosa de clausura.
Vista del claustro del monasterio cisterciense del Divino Salvador de Ferreira, en el que las monjas ofrecen los servicios de hospedería
Turismo espiritual
"En nuestra hospedería monástica ofrecemos un ambiente de paz, silencio y oración propicio para la meditación y la reflexión interior", señala sor Cruz, la amable superiora del monasterio. "Todas nuestras huéspedes pueden participar libremente, si lo desean, en la eucaristía y los oficios litúrgicos que celebramos a diario en la comunidad religiosa", añade. La singular oferta de esta congregación cisterciense podría calificarse como turismo de ocio espiritual, una modalidad que cada día gana más seguidores. Sor Cruz reconoce que, desde que abrieron la hospedería, han sido "centenares" las mujeres, procedentes de toda Galicia y de fuera, que han pasado por aquí.
Si su vida se encuentra en una encrucijada de difícil salida, o simplemente está agobiada, anímese a probar, por una semana, la opción de tranquilidad, silencio y paz que puede encontrar en el monasterio del Divino Salvador de Ferreira. El pago de la pensión que proporcionan las monjas se deja a la buena voluntad y las posibilidades del bolsillo de cada huésped.
EL TESTIMONIO DE UNA MUJER EN BUSCA DE UN LUGAR TRANQUILO PARA ACLARAR IDEAS
"Lo que más me ayudó fue el calor humano de las religiosas"
Encarnación, una mujer de Badajoz que atravesaba una situación personal muy difícil, buscaba un lugar tranquilo para aclarar ideas y tratar de encontrar una salida meditada y serena al problema familiar que vivía. Lo encontró en la paz del monasterio del Divino Salvador de Ferreira de Pantón.
Cuenta Encarnación que supo de la hospedería por un familiar, llamó y se vino "con la intención de pasar una semana para tratar de aclarar ideas". "Y la verdad es que ya llevo ocho meses aquí", añade. El caso de Encarna es, por sus circunstancias personales, especial, según reconoce la superiora de la congregación. Sin embargo, refleja lo que se puede encontrar aquí. "Lo que más me ayudó en mi problema fue el calor humano de las religiosas, su apoyo y comprensión", asegura Encarnación sobre su estancia en la hospedería. No vacila en afirmar, en alusión a las monjas, que "tras las rejas de la clausura se esconden tesoros". "Cuando llegué pensaba que las monjas de clausura eran un mundo aparte, fuera de la realidad, y pude comprobar que es gente de oración, que viven y sienten como todos y que reconocen el dolor cuando lo ven en los demás".
Encarna, que participa de la vida de la comunidad y ayuda en lo que puede, reconoce que la vida en silencio, en un entorno natural como el del monasterio de Pantón, "es un tesoro perdido, que nos ayuda a mirar en nuestro interior, a reflexionar, para poder solucionar los problemas que tenemos en el ruidoso y estresante mundo exterior", afirma convencida .
APUNTES
Cuatro cuartos con previa solicitud
·· La hospedería monástica dispone de cuatro acogedores y sencillos cuartos, dobles e individuales, con servicio completo. Para alojarse y disfrutar de un retiro espiritual por una semana de duración es preciso solicitarlo con antelación en el propio monasterio de Pantón, o bien llamando al teléfono de contacto 982 456 155, según indica la superiora, sor Cruz.
El acogimiento, una tradición del Císter
·· Las monjas bernardas de Pantón, junto con las de Armenteira, son las únicas en Galicia pertenecientes a la orden del Císter. Con esta hospedería, reconoce la abadesa, mantienen viva la tradición monacal de acoger a los caminantes que la divina providencia guía al monasterio, fundado en el siglo X, y que desde el XII pertenece a la congregación cisterciense.
Una comunidad con trece religiosas
·· El Divino Salvador de Ferreira no escapa a la crisis vocacional que viven las órdenes monásticas y la comunidad religiosa está integrada por trece monjas. La media de edad es de 69 años. La más joven tiene 33 años y la mayor, 86. El monasterio es de vida contemplativa, presidida por la oración, el trabajo en el huerto y la elaboración de afamados dulces almendrados.
Recuperación de los dulces de almendra
·· Las bernardas de Pantón están ahora volcadas en la recuperación de los dulces de almendra, una repostería artesanal que desde antiguo gozó de fama en toda la comarca de Lemos. Delicias de almendrados, tarta de almendra, cocos y las galletas denominadas golosas son la oferta que, en diferentes formatos, comercializa la comunidad .
@ÁNGEL ARNÁIZ/El Correo Gallego
Dentro de ese grupo se encuentran aquellos que responden a la oferta que hacen las religiosas bernardas de la congregación cisterciense del monasterio lucense del Divino Salvador, en Ferreira de Pantón, en el corazón de la Ribeira Sacra.
La singular propuesta de estas monjas de clausura, seguidoras de la regla de San Benito, se trata de una opción exclusiva para "todas las mujeres de buena voluntad", tal como señala el tríptico informativo en el que se anuncia. La congregación cuenta con una hospedería monástica, formada por cuatro confortables y austeras habitaciones, en la que se da acogida a mujeres que, de manera sincera, busquen un contacto personal más profundo consigo mismas, al calor de la vida de oración y trabajo que marcan el día a día de esta comunidad religiosa de clausura.
Vista del claustro del monasterio cisterciense del Divino Salvador de Ferreira, en el que las monjas ofrecen los servicios de hospedería
Turismo espiritual
"En nuestra hospedería monástica ofrecemos un ambiente de paz, silencio y oración propicio para la meditación y la reflexión interior", señala sor Cruz, la amable superiora del monasterio. "Todas nuestras huéspedes pueden participar libremente, si lo desean, en la eucaristía y los oficios litúrgicos que celebramos a diario en la comunidad religiosa", añade. La singular oferta de esta congregación cisterciense podría calificarse como turismo de ocio espiritual, una modalidad que cada día gana más seguidores. Sor Cruz reconoce que, desde que abrieron la hospedería, han sido "centenares" las mujeres, procedentes de toda Galicia y de fuera, que han pasado por aquí.
Si su vida se encuentra en una encrucijada de difícil salida, o simplemente está agobiada, anímese a probar, por una semana, la opción de tranquilidad, silencio y paz que puede encontrar en el monasterio del Divino Salvador de Ferreira. El pago de la pensión que proporcionan las monjas se deja a la buena voluntad y las posibilidades del bolsillo de cada huésped.
EL TESTIMONIO DE UNA MUJER EN BUSCA DE UN LUGAR TRANQUILO PARA ACLARAR IDEAS
"Lo que más me ayudó fue el calor humano de las religiosas"
Encarnación, una mujer de Badajoz que atravesaba una situación personal muy difícil, buscaba un lugar tranquilo para aclarar ideas y tratar de encontrar una salida meditada y serena al problema familiar que vivía. Lo encontró en la paz del monasterio del Divino Salvador de Ferreira de Pantón.
Cuenta Encarnación que supo de la hospedería por un familiar, llamó y se vino "con la intención de pasar una semana para tratar de aclarar ideas". "Y la verdad es que ya llevo ocho meses aquí", añade. El caso de Encarna es, por sus circunstancias personales, especial, según reconoce la superiora de la congregación. Sin embargo, refleja lo que se puede encontrar aquí. "Lo que más me ayudó en mi problema fue el calor humano de las religiosas, su apoyo y comprensión", asegura Encarnación sobre su estancia en la hospedería. No vacila en afirmar, en alusión a las monjas, que "tras las rejas de la clausura se esconden tesoros". "Cuando llegué pensaba que las monjas de clausura eran un mundo aparte, fuera de la realidad, y pude comprobar que es gente de oración, que viven y sienten como todos y que reconocen el dolor cuando lo ven en los demás".
Encarna, que participa de la vida de la comunidad y ayuda en lo que puede, reconoce que la vida en silencio, en un entorno natural como el del monasterio de Pantón, "es un tesoro perdido, que nos ayuda a mirar en nuestro interior, a reflexionar, para poder solucionar los problemas que tenemos en el ruidoso y estresante mundo exterior", afirma convencida .
APUNTES
Cuatro cuartos con previa solicitud
·· La hospedería monástica dispone de cuatro acogedores y sencillos cuartos, dobles e individuales, con servicio completo. Para alojarse y disfrutar de un retiro espiritual por una semana de duración es preciso solicitarlo con antelación en el propio monasterio de Pantón, o bien llamando al teléfono de contacto 982 456 155, según indica la superiora, sor Cruz.
El acogimiento, una tradición del Císter
·· Las monjas bernardas de Pantón, junto con las de Armenteira, son las únicas en Galicia pertenecientes a la orden del Císter. Con esta hospedería, reconoce la abadesa, mantienen viva la tradición monacal de acoger a los caminantes que la divina providencia guía al monasterio, fundado en el siglo X, y que desde el XII pertenece a la congregación cisterciense.
Una comunidad con trece religiosas
·· El Divino Salvador de Ferreira no escapa a la crisis vocacional que viven las órdenes monásticas y la comunidad religiosa está integrada por trece monjas. La media de edad es de 69 años. La más joven tiene 33 años y la mayor, 86. El monasterio es de vida contemplativa, presidida por la oración, el trabajo en el huerto y la elaboración de afamados dulces almendrados.
Recuperación de los dulces de almendra
·· Las bernardas de Pantón están ahora volcadas en la recuperación de los dulces de almendra, una repostería artesanal que desde antiguo gozó de fama en toda la comarca de Lemos. Delicias de almendrados, tarta de almendra, cocos y las galletas denominadas golosas son la oferta que, en diferentes formatos, comercializa la comunidad .
@ÁNGEL ARNÁIZ/El Correo Gallego