Unos desconocidos, pendientes aún de identificar, intentaron quemar el cenobio el lunes por la tarde
El Concello manda de vez en cuando a la policía y la Iglesia envía a una persona para abrir tres días a la semana
La falta de recursos económicos que destinar a una de las joyas arquitectónicas del Concello de Narón abocan al monasterio de O Couto a permanecer sin vigilancia durante la mayor parte del día. Solo durante tres jornadas a la semana hay una persona que se encarga de abrir las puertas a las visitas. Y esos, junto a las celebraciones de ceremonias religiosas, son los únicos momentos en los que el cenobio del siglo XII está bajo control.
El resto del tiempo, es cosa de la Policía Local en sus rondas periódicas por los barrios controlar que no ocurra nada en el inmueble. Y la alarma desatada anteayer por la posibilidad de que el edificio pereciese bajo las llamas, después de que personas aún sin identificar prendiesen fuego a la puerta de la iglesia, no ha cambiado mucho la situación.
Desde el Concello mostraron ayer su preocupación por lo ocurrido, pero se ciñeron a las patrullas policiales por la zona como único recurso para vigilar el monasterio. «É imposible estar alí todo o rato», argumentaba el alcalde, José Manuel Blanco. Aún así, negocia con la Iglesia (propietaria del cenobio) la ampliación de las visitas de tres a cinco días semanales, lo que implicaría algo más de vigilancia.
El conato de anteayer se produjo en torno a las cinco de la tarde, poco tiempo después de que el cuidador de las instalaciones dejase el lugar.
Al parecer, los causantes del incendio accedieron al soportal de entrada al templo porque «hai días que se estropeou o candado» de la verja que lo protege. Arrancaron varios folios de un tablón de corcho con anuncios sobre la parroquia y juntaron también hojas secas de árboles para prenderles fuego.
Como resultado, ayer aún se podían contemplar los daños en uno de los paños de la puerta, las manchas causadas por el humo en la piedra histórica del arco de entrada y, en el interior, un tramo de alfombra que todavía goteaba agua, calcinada en el extremo que sobresalía hacia el soportal. Se trata de la moqueta usada en las bodas y demás celebraciones y que va todo a lo largo del pasillo central hasta el altar de la iglesia. Al menos dos metros de esa alfombra fueron también destruidos. En total, el párroco valoró los desperfectos en torno a los 500 ó 600 euros en su denuncia policial.
El incendio fue detectado a tiempo porque una pareja que paseaba por la zona vio el humo y a toda prisa pidieron un caldero de agua en una vivienda cercana. De no ser así, las llamas podrían haberse extendido hasta la llegada de los bomberos.
Aún así, desde el monasterio atribuían a «unha chiquillada» lo ocurrido, que esperan que no se repita, ya que estaría en juego un importante legado pendiente desde hace años de recibir fondos para su restauración.
@Luís A. Núñez /La Voz de Galicia
(Nota de Fratertempli: la frase entre paréntesis del título es nuestra, no viene asi en el original).
El Concello manda de vez en cuando a la policía y la Iglesia envía a una persona para abrir tres días a la semana
La falta de recursos económicos que destinar a una de las joyas arquitectónicas del Concello de Narón abocan al monasterio de O Couto a permanecer sin vigilancia durante la mayor parte del día. Solo durante tres jornadas a la semana hay una persona que se encarga de abrir las puertas a las visitas. Y esos, junto a las celebraciones de ceremonias religiosas, son los únicos momentos en los que el cenobio del siglo XII está bajo control.
El resto del tiempo, es cosa de la Policía Local en sus rondas periódicas por los barrios controlar que no ocurra nada en el inmueble. Y la alarma desatada anteayer por la posibilidad de que el edificio pereciese bajo las llamas, después de que personas aún sin identificar prendiesen fuego a la puerta de la iglesia, no ha cambiado mucho la situación.
Desde el Concello mostraron ayer su preocupación por lo ocurrido, pero se ciñeron a las patrullas policiales por la zona como único recurso para vigilar el monasterio. «É imposible estar alí todo o rato», argumentaba el alcalde, José Manuel Blanco. Aún así, negocia con la Iglesia (propietaria del cenobio) la ampliación de las visitas de tres a cinco días semanales, lo que implicaría algo más de vigilancia.
El conato de anteayer se produjo en torno a las cinco de la tarde, poco tiempo después de que el cuidador de las instalaciones dejase el lugar.
Al parecer, los causantes del incendio accedieron al soportal de entrada al templo porque «hai días que se estropeou o candado» de la verja que lo protege. Arrancaron varios folios de un tablón de corcho con anuncios sobre la parroquia y juntaron también hojas secas de árboles para prenderles fuego.
Como resultado, ayer aún se podían contemplar los daños en uno de los paños de la puerta, las manchas causadas por el humo en la piedra histórica del arco de entrada y, en el interior, un tramo de alfombra que todavía goteaba agua, calcinada en el extremo que sobresalía hacia el soportal. Se trata de la moqueta usada en las bodas y demás celebraciones y que va todo a lo largo del pasillo central hasta el altar de la iglesia. Al menos dos metros de esa alfombra fueron también destruidos. En total, el párroco valoró los desperfectos en torno a los 500 ó 600 euros en su denuncia policial.
El incendio fue detectado a tiempo porque una pareja que paseaba por la zona vio el humo y a toda prisa pidieron un caldero de agua en una vivienda cercana. De no ser así, las llamas podrían haberse extendido hasta la llegada de los bomberos.
Aún así, desde el monasterio atribuían a «unha chiquillada» lo ocurrido, que esperan que no se repita, ya que estaría en juego un importante legado pendiente desde hace años de recibir fondos para su restauración.
@Luís A. Núñez /La Voz de Galicia
(Nota de Fratertempli: la frase entre paréntesis del título es nuestra, no viene asi en el original).