San Isidoro, cuna de la democracia

La Colegiata de León recibirá el jueves la Medalla de Oro de las Cortes de Castilla y León por albergar el primer signo de parlamentarismo moderno


Las Cortes de Castilla y León acordaron entregar su Medalla de Oro a la Real Colegiata de San Isidoro, de la ciudad de León, por la relevancia de este espacio en el año 1188 cuando albergó la primera celebración en el mundo occidental de unas Cortes con representación popular: había nacido la democracia.

La entrega del galardón tendrá lugar el 25 de febrero durante los eventos institucionales que conmemoran el vigésimo séptimo aniversario del Estatuto de Autonomía de Castilla y León, actos que tendrán lugar en la sede del Parlamento autonómico, en Valladolid.

La celebración consistirá en la entrega, por parte del presidente de la Cámara, José Manuel Fernández Santiago, al abad de la Real Colegiata de San Isidoro, Francisco Rodríguez Llamazares, de una Medalla de Oro, que obra en poder de otras instituciones y figuras de la comunidad autónoma, como es el caso de la Diputación de Valladolid, el Ayuntamiento de Fuensaldaña, los ex presidentes de las Cortes y Junta de Castilla y León, o los diarios centenarios de la región.

La historia de la colegiata leonesa se remonta a los tiempos del rey Sancho el Craso, fallecido en 966, que construyó un monasterio para albergar los restos del niño mártir de Córdoba, San Pelayo, en el ángulo noroccidental del campamento romano de la Legio VII Gemina. La hermana de Sancho, la monja Elvira Ramírez, se trasladó con su comunidad al nuevo espacio pero a finales del siglo X, ante la irrupción de los ejércitos de Almanzor, las monjas buscaron refugio en Oviedo. El monasterio leonés de San Pelayo fue arrasado por las tropas del caudillo árabe. Alfonso V (999-1027) lo reconstruyó de barro y ladrillo. Nuevamente se estableció allí una comunidad de monjas que cuidaban el cementerio real adonde el rey había trasladado los huesos de sus antecesores dispersos por distintas iglesias del reino. La hija de Alfonso V, la infanta doña Sancha, que llegó a reina de León, procuró con su esposo, el rey Fernando I (1037-1065), elevar el monasterio a la más alta dignidad.

Sustituyeron el templo de tapiales por otro de piedra y con él daban comienzo al arte románico en sus reinos. Eligieron el pórtico de la iglesia para cementerio real y allí dispusieron que fueran enterrados sus cuerpos. Quisieron dignificar la iglesia con reliquias de santos insignes y lograron el traslado del cuerpo de San Isidoro desde Sevilla, y el de San Vicente desde Ávila. Hubo espléndidas donaciones al templo en joyas y ornamentos litúrgicos que todavía hoy se conocen como el Tesoro de León.

Instituto secular sacerdotal

La hija de Fernando I y Sancha, la infanta doña Urraca Fernández (murió en 1101) amplió la iglesia de sus padres y le hizo magníficas donaciones, como el cáliz de oro y ágata.

Otra infanta leonesa, Sancha Raimúndez, con su hermano el emperador Alfonso VII, continuó la obra de la nueva iglesia iniciada por la infanta doña Urraca, época en la que se sustituyó la comunidad femenina de monjas benedictinas por un Cabildo de Canónigos Regulares que rigieron el templo y la abadía hasta 1956, fecha en la que el Cabildo Isidoriano fue transformado en Instituto Secular Sacerdotal, y desde entonces atiende la vida litúrgica e intelectual de la Colegiata, el templo, sus museos, su archivo y biblioteca, su editorial y librería isidorianas, con la fundamental finalidad de dar a conocer la historia y el arte de la Colegiata y la persona de San Isidoro. El espacio se divide en dos claustros, el museo, la torre del gallo, la capilla de Santo Martino y la Basílica. El 21 de diciembre de 1063, los reyes Fernando I y Sancha consagraron la iglesia antigua, de la que se conserva el muro norte, el oeste y la puerta occidental.

Doña Urraca, inicia y construye en buena parte la iglesia actual y, tras su muerte, continúan la construcción Alfonso VII y su hermana la infanta Sancha. Se trata de un templo de tres naves con cabecera formada por tres ábsides. La Capilla Mayor es un espacio cubierto por bóveda de crucería, su aspecto externo es como el de una fortaleza y se atribuye a Juan de Badajoz, el Viejo.

El retablo data del siglo XVI, con todo un abanico de la temática religiosa, como la vida de la Virgen, la Pasión de Cristo o la vida de Santo Tomás. En el interior del templete de chapa de plata se encuentra una custodia de sol y, debajo, el arca-relicario del cuerpo de San Isidoro de 1847. La puerta principal del templo se denomina Puerta del Cordero ya que éste es el símbolo que aparece en el tímpano. A la izquierda figura San Isidoro y a la derecha San Pelayo. Completan el programa iconográfico, el rey David, cinco músicos y los signos del zodíaco. La segunda entrada es la Puerta del Perdón, nombre que recibe el portal del crucero sur y que está consagrada a los peregrinos. Un perro y un león, guardianes del templo, sostienen el tímpano con el Descendimiento de la Cruz.
Exposición permanente

En el centro del Altar Mayor se encuentra el trono donde, por privilegio inmemorial, se expone permanentemente el Santísimo Sacramento, lo que siempre ha atraído al pueblo leonés hacia su basílica.

Se desconoce cuándo comenzó la exposición 'perenne' aunque ya hay informaciones del siglo XVI que lo apuntan, como el testimonio, en 1593, del Nuncio de Su Santidad, Camilo Cayetano, quien aseguró que en San Isidoro de León, «por privilegios e indultos apostólicos, está siempre patente el Santísimo Sacramento». El pueblo de León ha hecho del privilegio de la exposición la fundamental de sus devociones. La basílica isidoriana, prácticamente, permanece abierta día y noche, a los adoradores.

Menos visitantes

El Museo de San Isidoro, en el que se exhiben joyas medievales únicas como el Cáliz de Doña Urraca, recibió en el 2009 a 90.848 visitantes, un 9% menos de turistas que en el año anterior. La cifra de visitantes se redujo en 8.158 personas a lo largo de todo el año, lo que coincide con la disminución del turismo internacional en uno de los centros españoles con mayor porcentaje de visitantes extranjeros que llegan atraídos por el prestigio de sus piezas cristianas y musulmanas de la época medieval. Se registraron 57.172 visitas individuales, 21.417 colectivas y 12.259 gratuitas.

Los turistas eligieron los meses de verano y primavera para visitar 'la Capilla Sixtina del Románico', donde agosto, fue el mes con mayor afluencia de visitantes: 16.080 personas. Tras agosto, se registró el mayor número de visitas en mayo, mes en el que se acercaron 11.000 turistas; en julio, con 10.047, y en septiembre 9.369 personas. En cambio, los meses en los que se registró un ligero incremento en visitas fueron, especialmente, los propios de la época invernal. Ya en el primer semestre del 2009, el Museo de San Isidoro registró una reducción de entre el 10% y el 12% de visitantes con respecto al mismo periodo del 2008.

Este museo ofrece algunas joyas únicas del medievo procedentes del tesoro con el que los reyes de León dotaron al templo. Entre éstas, el Pendón de Baeza, la Arqueta de Limoges, el Arca de las Reliquias de San Isidoro y la Biblia visigótica-mozárabe del 960, así como una Biblia románica de 1162 que refleja el estilo de una nueva época. La oferta no defrauda en el corazón de la ruta jacobea, de camino hacia la meta compostelana.


@MIGUEL Á. PÉREZ LAMAS/Norte de Castilla