La Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León (que integra a las cajas de ahorros de la Comunidad) es una de las últimas puertas que les quedan a los grandes monumentos de nuestro patrimonio, aquellos que requieren una importante inversión pues, es evidente, “allí dinero hay”, con crisis o sin ella. Otra cosa es lo que ocurra después de las fusiones.
A esta puerta acudió el castillo de Cornatel, una de las joyas del patrimonio berciano, y la Fundación realizó allí una completa restauración, de la que ahora da cuenta —con evidente orgullo— en una reciente publicación, su noveno ‘Cuaderno de Restauración’ titulado ‘El Castillo de Cornatel, en Priaranza del Bierzo, León’, que ha llegado a las librerías en la última semana y en el que recoge, con evidente profusión de datos y fotografías, todos los pasos de la restauración, que se llevó a cabo entre los años 2004 y 2007 con una prolongación en el año 2008 para realizar el proyecto de señalización interpretativa.
Un proyecto quesupuso una inversión total de 1.123.000 euros, de los cuales 888.919 euros fueron aportados por la Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León, 222.377 por la Diputación Provincial y los 11.704 restantes por el propio Ayuntamiento de Priaranza del Bierzo.
Señalan los expertos de la Fundación del Patrimonio Histórico que “el castillo de Cornatel es posiblemente uno de los edificios medievales más mitificados y, al tiempo, más desconocidos de Castilla y León. Fortaleza guardiana, en no pocas leyendas, novelas e incluso algún estudio esotérico, de los secretos y los tesoros de la extinta orden del Temple”.
Los datos oficiales dicen que “aunque se tienen referencias documentales desde el siglo XI, en que se le conoció como castillo de Ulver, su origen podría ser anterior, dada la su estratégica ubicación para el control del territorio, en la cresta de un alto pico que debió de ser inexpugnable. A comienzos del siglo XIII estuvo en manos de los templarios de Ponferrada. Posteriormente pasó a manos de los condes de Lemos y marqueses de Villafranca. El castillo actual data del siglo XV”.
Al borde de la ruina
Después de esta rica historia la realidad es que “a principios del siglo XXI , la situación del castillo de Cornatel tras siglos de abandono y expolio había llegado a su punto más dramático con el hundimiento de una esquina de la casa doméstica, lo que propició la redacción de un Plan Director”, base sobre la que se llevó a cabo la restauración del mismo “con la consolidación de buena parte de sus estructuras para detener el proceso de ruina y garantizar su supervivencia, habilitando una serie de itinerarios a través de los espacios recuperados”.
El derrumbe de la casa doméstica se debió a la drástica perdida de sección provocada por la desaparición de la viguería, especialmente de la viga carrera, que fue sustituida por otra de hormigón teñido, con acabado visto y encofrado de madera.
Se recuperaron un buen número de elementos, como la puerta de acceso a la sala inferior de la casa palacial, y en la excavación apareció la antigua torre atalaya, con sus caras exteriores parcialmente robadas.
Un arduo trabajo que ha permitido ofrecer un nuevo aspecto y que le ha permitido quedar entre los cinco finalistas del Premio de Intervención en el Patrimonio Arquitectónico Español 2009, un galardón que promueve el Consejo Superior de Colegios de Arquitectos de España y en el que participaron un total de 34 proyectos procedentes de todo el país pero que, curiosamente, no ha propiciado el aumento del número de visitantes sino todo lo contrario pues los datos de visitas dicen que durante los once primeros meses del año 2009 un total de 9.500 personas se acercaron hasta las restauradas instalaciones que pertenecieron al Conde de Lemos mientras que en los mismo meses del año anterior, el 2008, habían llegado a las 11.100.
Cosas de la crisis, supongo.
@Fulgencio Fernández/La Crónica de León