El padre Lawrence, despidiéndose de un bebé y su familia, ayer, tras la misa, en Valdediós. calleja
Valdediós (Villaviciosa),
V. G. CALLEJA
Comienza la transición en Valdediós. Los dos monjes cistercienses que aún permanecen en el monasterio ultiman los detalles para el traspaso definitivo del emblemático complejo a los religiosos de la Comunidad de San Juan. Tres hermanos de esta institución, llamada a relevar al Císter en el valle espiritual de Villaviciosa, llegaron inesperadamente el sábado al cenobio para instalarse. Este suceso sorprendió a los monjes de la orden cisterciense, que no esperaban aún su llegada. Así lo explicó ayer el Padre Lawrence al finalizar el oficio religioso dominical.
El monje inglés tiene previsto abandonar «en los próximos días» el monasterio, siguiendo los pasos del ex prior de Valdediós Jorge Gibert, que ya salió del cenobio la semana pasada, si bien ha recurrido la orden del Vaticano. Por último, será el padre Massimo quien entregue las llaves del complejo a los tres miembros de la Comunidad de San Juan, llegados recientemente, que ayer comenzaban a familiarizarse con las instalaciones.
Lawrence no podía ayer disimular su malestar con el Arzobispado. «Nos dijeron que venían a echar un vistazo, pero en lugar de eso, venían a quedarse, y no estábamos preparados para recibirlos», relató el fraile, que considera que los responsables de la diócesis no está llevando bien la transición.
De momento, ambas comunidades convivirán durante unos días entre los muros del monasterio. Los cistercienses, que dicen sentirse descolocados con la situación, reconocen que se encuentran en una especie de limbo jurídico. El decreto de supresión de la orden conventual de Valdediós, dictado por el Vaticano a propuesta del Arzobispado de Oviedo, entró en vigor el pasado 8 de febrero, cuando la comunidad cisterciense recibió la notificación de desalojo. Sin embargo, los monjes allí continúan, ya que es necesario esperar a que los nuevos inquilinos se acomoden antes de abandonar las instalaciones.
Los frailes salientes prefirieron no pronunciarse ayer sobre el recurso interpuesto por Jorge Gibert contra el decreto de supresión de la orden conventual de Valdediós dictado por el Vaticano a propuesta del Arzobispado de Oviedo. Según la representación legal de Gibert, ese recurso paralizaría la expulsión del Císter, así como la posible llegada de nuevos inquilinos al complejo monacal hasta la resolución del expediente. Sin embargo, los tres frailes de la Comunidad de San Juan, designada por el arzobispo Carlos Osoro para sustituir al Císter, acaban de llegar al cenobio.
Prueba de la extraña convivencia que se vive ahora entre los muros de Valdediós fue la ausencia de los religiosos de San Juan en la misa dominical de ayer. El padre Massimo ofició un servicio religioso que podría ser el último del Císter en el monasterio maliayés. El padre Lawrence justificó la ausencia de los franceses por el hecho de que «sería violento» para ellos. No obstante, el próximo domingo podría celebrarse la primera misa oficiada por la Comunidad de San Juan.
Los dos monjes se encargaron ayer de mostrar a los franceses las instalaciones. El superior de San Juan, Tarsicio Lemarie, fue informado de los detalles. Además, los franceses compartieron mantel y comida ayer con los cistercienses por primera vez en Valdediós, prueba de que la relación entre ambas partes es cordial.
Otros detalles dan cuenta de la marcha del Císter. El horario de misas desapareció del tablón de anuncios y el membrete de «Monasterio cisterciense de Valdediós» ha sido recortado de los folletos turísticos. Corren aires de cambio en el valle de Dios, en Villaviciosa.
Extraido de @La Nueva España
enviado por Fratertempli Asturias